El teatro de El Recreo acogió el miércoles la entrega del Premio Criticón de Criticones al ‘alma mater’ de Singuangos, distinción que se falló durante la pandemia y que no se había hecho efectiva. Repasa el pasado, presente y futuro del género desde la distancia, ‘jubilado’ (en murgas) desde el año 2004.

Es el autor de Sanidad Tercermundista, letra que cantó Singuangos en 2003, y Premio Criticón de Criticones. ¿Todavía hoy sigue de actualidad?

Totalmente. Tal vez hay algún punto que habría que cambiar pero como fundamento y fondo de canción es la mayor virtud que tiene, que después de veinte años sigue tan campante.

¿Esa es la clave del éxito de una buena letra, que con el paso del tiempo sea de actualidad?

No creo que cuando uno escribe en murgas lo haga para que sea de actualidad cuando se escuche años después; escribes para el momento y para el concurso. Que después sea de actualidad o no depende de la circunstancia. En este caso sucede que es una letra que con el paso de los años sigue vigente desgraciadamente, pero eso no ocurre con la mayoría.

¿Cuáles serían los consejos que le daría a un letrista que está comenzando para hacer un buen tema?

¡Buah!. Lo primero es dominar mínimamente el vocabulario y los sinónimos para poder utilizar distintas palabras y definir algunos conceptos. Eso parece muy técnico pero en realidad ayuda bastante para no repetir términos.

¿Un letrista debe tener oído?

Te ayuda mucho tener oído para hacer la letra al compás de la canción que vas escuchando; si no lo tienes te es más complicado y te metes en renuncios que luego la letra no ayuda a interpretar bien porque no está bien construida.

¿Cómo hace usted la letra? ¿Primero elige música o parte de una redacción?

Hago todo al mismo tiempo, a no ser que sea una concreta, como el Baile de magos, que desde muchos meses antes sabía cómo la quería hacer.

¿Es de los que se levantan por la noche a escribir?

Sí, me levanto para apuntar ideas, no para escribir, porque si no la pillo luego no la cojo. Para mí eso era fundamental.

¿Una murga que haya dejado sello en el Carnaval, sin incluir Singuangos?

Según de qué época hablemos.

Se sienta con su hijo, ¿y de qué época le cuenta cosas?

Yo con mi hijo hablo muy poco de Carnaval, y él lo escucha todo, desde infantiles y adultas, y hasta chirigotas.

¿Usted sigue las chirigotas, le gustan?

Creo que hemos endiosado demasiado a las chirigotas. Algunas son buenas y otras no son tanto; lo que pasa es que uno ve la selección que se emite por los medios después de todo lo que pasa por el teatro Falla, después de haber pasado un filtro grande y queda lo mejor de lo mejor. Pero no todas las chirigotas son buenas.

¿Envidia algo a las chirigotas?

Envidio de las chirigotas el sentido del humor y la ironía que tienen los letristas y ellos mismos interpretando. No se puede comparar las chirigotas con las murgas; no tenemos nada que ver con ellos. No es lo mismo un grupo de doce personas con dos guitarras en un teatro y sin micrófono; cambia todo, el movimiento que tú puedas hacer en el escenario, la gesticulación, el poder moverte libremente y gesticular… Cosas que las murgas no pueden hacer porque están aprisionadas a un micrófono. Les envidio eso, pero no podemos hacerlo porque nuestro formato es totalmente distinto.

De haber salido este año, ¿a qué le hubiera cantado?

Estoy muy desconectado del mundo y de la política, por ejemplo.

Pero desde fuera, visión más amplia, ¿a qué le cantaría?

Ahora mismo a la pandemia, pero desde una óptica burlona porque ya lo puedes hacer una vez ha remitido lo peor y no estamos inmersos en el momento cruel, cuando moría gente. Ahora hay más ventaja para hacerlo.

¿No sale el rebumbio?

Sí, decidimos hacer un paréntesis porque no podíamos sacar el rebumbio y Valbanera para el Festival de Habaneras en julio; prácticamente somos los mismos componentes en los dos grupos. Mover la habanera es mucho más fácil, porque no hace falta disfraz y no precisa tanto preparativo.

El Carnaval pierde, al menos por este año, la modalidad de La Canción de la Risa, en la que participó con Las Jediondas.

Nunca tuvo un apoyo institucional fuerte y los grupos tampoco ensayaban demasiado. La Canción de la Risa es lo más parecido a las chirigotas, pero ahí sí hay diferencias. Ahí hay más seriedad y más profesionalidad y aquí no se afronta muy seriamente, sino más desde el cachondeo y para pasarlo bien y esa es prácticamente la misión de los grupos que vamos ahí. El que se lo toma más en serio, más disciplinado y más ensayos se nota automáticamente.

¿Cree que puede morir el concurso de La Canción de la Risa?

No creo que muera porque está en un sitio, dentro de los días de Carnaval, que no molesta a nadie. Pero eso más que de Fiestas depende de los propios grupos que quieran continuar. Este año no hay porque así lo decidieron, a diferencia de la opción por la que se decantaron las murgas, comparsas y demás que prefirieron salir y están ensayando como punchas aunque se celebre en verano.

¿La celebración del Carnaval en junio puede traer consecuencias para el año 2023?

Para nada. Esto es una patada para adelante. Defendí celebrar el Carnaval porque beneficia al pequeño comercio, que se hiciera en verano dos o tres días, pero no para todo el Carnaval en sí; a mí no me convence esta fórmula.

Se ha abierto el debate sobre los vacíos legales y las murgas tienen que pedir permiso para sacar sus parodias.

No tengo ni idea.

¿Qué aportó Singuangos en la evolución de las murgas?

Sin duda lo que está a la vista de todo el mundo, que es la mejoría en la interpretación, vocal, de cuidar que no se desafinara tanto; esa prácticamente ha sido la pieza fundamental que aportó Singuangos y que han seguido todos.

Y el show también, como cuando sacaron los cabezudos.

Pero prácticamente nadie siguió por ese camino porque era un trabajo y un despliegue que pienso que ninguna murga era capaz de meterse en esa locura. De hecho, nadie lo hizo.

¿Entonces intentaron prohibir las voces?

No, y nos hubiera dado igual porque lo hubiéramos hecho. Siempre fuimos un verso suelto desde que nacimos y hasta que nos morimos.

¿Es partidario de poner puertas al campo a las murgas, limitar la evolución a un punto?

Me imagino por dónde vas, pero no sería partidario de limitar la evolución de las murgas. Zeta-Zetas ha iniciado un camino y ha continuado haciéndose al andar, ha resultado efectivo porque ha obtenido premios y al público le ha gustado, con lo cual eso va a misa. Es la gente quien decide si la evolución es positiva, porque el concurso es un ente abstracto como palabra. Y está claro que gusta y no veo por qué no se tiene que no aceptar.

Estilo que está de moda.

A Zeta-Zetas le va a pasar lo mismo que a Singuangos, nadie se va a atrever a hacer lo que ellos hacen, con lo cual se quedarán solos en su camino y si lo defienden a muerte van a seguir teniendo éxito.

Y marcarán un ciclo.

Ya lo están marcando. ¿Cuándo se va a acabar ese ciclo? Depende de los componentes y su capacidad de aguantar ese ajetreo y esa disciplina. Depende de ellos, pero para nada veo cerrar esa puerta y que hagan las locuras que estimen oportunas.

¿Pero ese estilo entra en litigio con la letra?

Eso ya es otra cosa.

¿Murga es letra o espectáculo?

Ya no se puede optar por ahí, y tú eres uno de los que apuestan por hacer esas diferenciaciones. Pasa lo mismo que con las puntuaciones, que se tiró todo abajo y cada uno puntúa como le apetezca.

Entonces, ¿qué es murga?

Ya no hay definición; antes la había. Los viejos roqueros dirán: que tenga ironía, crítica y humor, pero el resto no se identifica con eso. De hecho, cuando veo a Zeta-Zetas, la murga que es referencia, me preguntas lo que han cantado y no me acuerdo porque la escenificación que hace es tan brutalmente buena que automáticamente me olvido de la letra, porque eso engancha.

¿Y eso es murga?

¡Ah! Es una murga porque está disfrazada como tal, participa en el concurso de esa modalidad y porque se acepta en el listado de inscripción y no hay normas específicas en cuanto a eso. Es murga igual que las demás. Yo no soy de esa línea en absoluto, de hecho te acabo de decir que no me acuerdo de sus letras porque me desvían la atención con los efectos especiales. ¿Buscan ellos eso? No creo, porque a ellos le gusta también defender el tema de la letra y pueden morir de éxito. Su éxito no se lo ha dado la letra sino los efectos visuales que entran dentro de su repertorio. Y eso le ha dado buen resultado, por lo tanto que sigan para adelante porque les ha dado buen resultado. Chapó por ellos.

¿El género murguero goza de buena salud?

Goza del mil por ciento de salud; digo la final. No hablo de nada más. Con siete u ocho mil personas en el recinto cada año en la final eso es de buena salud. Si lo sacamos de ahí, como a nivel de calle, es otra cosa. Las murgas trabajan y ensayan por el concurso.

Pero se ha profesionalizado el concurso.

Ya se paga por todo. Conozco dos o tres casos de componentes que cobran por cantar, eso es lo que no veo; por tocar, todavía.

Humberto Gonar eldia.es

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