No hay derecho que ahora con los ordenadores no se reserven entradas en papel, como toda la vida, y se pongan a la venta en la taquilla del recinto ferial». Es la reflexión que lanza Mary Alayón, quien durante veinticinco años fue de las primeras de formar la cola ante la taquilla y que con la implantación de las nuevas tecnologías ha acabado con esta tradición. Junto a Carmen Melián, en la madrugada del domingo al lunes, María Alayón se trasladó desde su domicilio, en la Cuesta de Piedra, para hacer la cola.
«Este año no usamos caseta de campaña, sino que vinimos con sillitas», explicó Carmen, mientras Carmen Alayón precisaba que con el número método de ventas «tampoco nos dejan utilizar casetas de campaña»; y es que solo pasaron por taquilla diez personas ayer. La tradicional cola frente a la taquilla ha pasado a mejor vida; aunque ha servido de inspiración este año para tickety.es, que adaptó la fórmula para crear una pasarela para poder vender las entradas ya sea por ordenador o con móvil.
Pero a Mary Alayón no le convence la idea. «Nosotros vinimos la noche del domingo al lunes y la siguiente, porque nos dijeron que era el martes por la mañana cuando ponía a la venta el papel. Pero cuando abrió la taquilla ya estaban agotadas las entradas, solo había para las fases». «Aprovechamos para comprar para las agrupaciones», explicó Carmen Melián. «No hay derecho que nosotros que queríamos comprar entradas para la final ahora nos hayamos quedado fuera después de tantos años. La organización debe de reservar una parte de localidades en papel para ponerlas a la venta en la taquilla para quien no tenemos ordenador», exige Alayón.
“A nosotras nos gusta los Diablos Locos, pero queremos venir a animar a todas las murgas. A ver si alguien nos echa una mano y podemos conseguir las entradas”, plantean.
Humberto Gonar 