Las Palmas de Gran Canaria se prepara para el Carnaval 2025 con un nuevo escenario que ha dividido opiniones entre vecinos y hosteleros. La alcaldesa Carolina Darias y la concejala Inmaculada Medina anunciaron que las galas del Carnaval se celebrarán en el parque del Estadio Insular, lo que ha generado un intenso debate en la comunidad.
Roberto Ramos, un hostelero de la calle General Mas de Gaminde, se muestra optimista ante la elección del nuevo espacio. “Es un motor económico impresionante para nosotros”, afirma, al tiempo que lamenta el abandono que ha sufrido la zona de Las Alcaravaneras desde que se cerró el estadio a otros eventos deportivos. Ramos defiende que las galas beneficiarán su negocio, ya que atraerán a un público que consume más comida que bebida, a diferencia de los “mogollones” que suelen caracterizar las fiestas nocturnas.
Sin embargo, no todos comparten esta perspectiva positiva. Agustín González, encargado de un bar ubicado dentro del parque, expresa su preocupación. “Puede que aumenten las ventas, pero yo me quejo como ciudadano, no solo como hostelero”, afirma, señalando el deterioro del estadio. González critica la falta de mantenimiento, destacando que el césped está en mal estado y que las instalaciones son peligrosas. Pregunta retóricamente sobre quién se encargará de limpiar los daños luego del evento.
Los vecinos también tienen opiniones dispares. Algunos, como un residente que paseaba con su nieto, temen que el Carnaval cause estragos en la zona. Recuerda la tranquilidad que había cuando el Carnaval se celebraba en Santa Catalina y prevé un descontrol con la llegada de la fiesta al parque del Estadio Insular.
Por otro lado, Isabel y Amada, dos vecinas que viven cerca del estadio, ven con buenos ojos la decisión del Ayuntamiento. Amada cree que el nuevo escenario revitalizará la zona y beneficiará a los comerciantes. “No veo por qué hay tantas quejas, el ruido no será constante”, añade.
A medida que se acercan las fechas del Carnaval, la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria enfrenta el reto de equilibrar el interés turístico y económico que representa el Carnaval con las necesidades y preocupaciones de sus habitantes. Este evento, declarado Fiesta de Interés Turístico Internacional, continúa siendo un punto de encuentro para la diversión, pero también un tema de controversia que refleja las tensiones entre desarrollo y calidad de vida en la capital canaria.