La concejal de Coordinación Territorial, Aguas, Fiestas y Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, Inmaculada Medina, señala que, siendo dos perfiles «totalmente diferentes», existe una clara continuidad de acción entre los mandatos de Augusto Hidalgo y Carolina Darias al frente de la ciudad.

Señala que los tiempos son muy distintos, así como las necesidades. Recuerda que, al llegar al Ayuntamiento, lo primero que hizo Hidalgo fue recuperar la paz social en la administración mejorando la relación con el personal, así como poniendo en marcha una serie de servicios y pliegos de contratación en la administración que aún no han culminado.

Indica que ahora se están recogiendo los frutos de ese trabajo y apunta que aún se tiene que seguir profundizando en esa dirección para que la administración municipal pueda contar con la plantilla apropiada para llevar a cabo todas las tareas.

Carnaval en el Puerto

Medina se siente satisfecha de haber conseguido resolver la ubicación de los actos del carnaval durante el próximo año, algo para lo que han contado con la colaboración de la Autoridad Portuaria.

Afirma que no es cierto que los vecinos de La Isleta estén preocupados por las celebraciones, pues recientemente se ha reunido con la comunidad de vecinos de la Junta de Obras del Puerto y estaban «encantados». Afirma que si hay un barrio que está feliz con volver a tener esta fiesta es el de La Isleta, máxime cuando, desde el Ayuntamiento se les garantiza que se van a adoptar todas las medidas de seguridad.

Sobre la reciente sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Canarias que da la razón a los vecinos en la suspensión del carnaval de día en Vegueta, Medina señala que hay personas que quieren que la ciudad «se convierta en un dormitorio».

Carnaval de día

Afirma que Las Palmas de Gran Canaria tiene un clima que permite «una ciudad para vivir», pero algunos «se empeñan en que no haya vida, sin darse cuenta que la actividad social genera economía y saca a las personas del desempleo». Recalca que no se recurrió al Tribunal Supremo porque se trata de una instancia «muy exquisita» a la hora de aceptar los recursos y en este caso «era muy difícil».

Apunta que no es cierto que no se reunieran con los vecinos de Vegueta, pues incluso hicieron todos los esfuerzos necesarios para controlar la situación, limitando la fiesta a un solo día y hasta las ocho de la tarde, sin superar los 65 decibelios.

El Espejo Canario

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