Santi Castro, presidente de la Asociación de Diseñadores, vuelve a lo más alto; su última reina adulta fue en 2013, con ‘Volare’. Apostó por ‘Mírame’ y lo logró. Santi Castro muestra orgullo por la reina del Carnaval, Ruth González, y presume de que un traje elaborado de forma artesanal, como los de antes, haya vuelto a ganar. No pasa por alto el incidente que se vivió en los ensayos, incluso en la gala, por exceso de peso en un traje.

Regresa al podio después de nueve años.

Sí, la última reina fue con la fantasía Volare, que lució Soraya Rodríguez en 2013, si bien es cierto que después de ese año he conseguido seis damas.

Y vuelve con una apuesta por la artesanía en trajes de reinas

Volvemos a ganar con un buen trabajo, muy minucioso. Aunque sea un reinado corto, será bastante recordada.

¿Cómo explicar el traje?

El traje es un homenaje a la mujer y, en particular, a la mujer oriental.

¿Por qué a la mujer oriental?

Porque es una mujer elegante, apasionada y luchadora, imagen de saber estar frente a la sumisión.

¿Cuándo surgió la idea?

Desde que empezamos; tampoco queríamos que fuera una china o una japonesa. Tiene una mezcla de todas las culturas orientales, desde el pelo de una o las uñas, inspirado más en Tailandia… Es un compendio de todo, por homenajear a esas culturas que son espectaculares.

Y en materiales, ¿con qué innova?

Los galones los hicimos nosotros, igual que los flecos, que están realizados con troqueladoras y rematados también por detrás. Todo está elaborado a mano. Son 120 pájaros elaborados por espuma de poliuretano. Primero se hizo un molde con silicona y después se elaboró uno a uno; se le dio una pintura dorada, luego se remató en pan de oro, se incluyeron plumas de gallo y faisán que se pintaron de dorado.

¿Cuántas plumas utilizó?

Alrededor de unas mil plumas de faisán y gallo, que hemos pintado en dorado. Luego, con plumas elaboradas en cartulina metálica.., pues son unas 1.200 que hay que troquelar. Es mucho trabajo. En total se han podido hacer hasta 7.000 troqueles.

¿Y tiempo de trabajo?

Empezamos como cualquier otro año; en agosto estaba el diseño y en septiembre arrancamos con el trabajo. En enero teníamos hechos los trajes infantil y el de la mayor –que resultó elegida primera dama el domingo– y seguimos trabajando con la adulta. No dejamos de ir un solo día al taller, salvo algunos fines de semana.

¿Cuántas personas forman el equipo?

Entre nueve o diez, aunque no siempre coincidimos todos juntos.

¿Por qué la elección de Ruth González, la reina?

La conocimos a través del maquillador. Como el Centro Comercial Añaza-Carrefour no sabía si se iba a presentar, cuando tomó la decisión ya no estaba programado el cásting entre Halloween y Navidad, y nos decantamos por Ruth. El diseñador me la propuso y me dijo que había sido reina de Tacoronte, y cuando la conoces en persona dices: ¡Ésta, sí o sí! Es una máquina.

¿Qué se valora más, el traje o la candidata?

Las dos cosas. En este caso, es el complemento perfecto; el vestido era para ella. Está totalmente integrada en el traje. No hace falta que sea alta o baja. Haces una fantasía y luego buscas a la candidata que encaje. Ruth es el complemento perfecto. La seguridad que nos da; nada le molesta, todo le gusta, nada le pesa. Todo es positivismo.

¿Cuánto pesa el traje?

Unos cuatrocientos y pico kilos largos.

¿Un traje tiene necesariamente que ser pesado para aspirar a entrar en el podio?

No. No necesariamente.

¿Cómo vio la gala?

Estaba en la parte trasera y no pude ver la gala porque todos estamos preparando y atendiendo a la candidata. Solo al final de la velada, los del equipo pudimos sentarnos un poquito hablamos relajadamente. Llevábamos tres días metidos en el recinto.

¿Vivieron con incertidumbre el ensayo general?

Sí, mucho. De hecho, Ruth nunca pudo ensayar porque tanto en el primero como el segundo día hubo un accidente, aunque Camacho luego me dio la posibilidad de ensayar en el giratorio, pero Ruth me dijo que ella estaba segura y no fue necesario. Después, ya en el desfile de la gala, no giró… y decidí moverlo yo.

¿No temió que lo descalificaran por subir a ayudarla?

Me daba lo mismo. ¿Qué haces, la dejas allí y rompes la gala? Por lo que yo hice no te descalifican, sino que se penaliza la ayuda continuada. No sé cómo lo hice, pero cuando vi que por música el giratorio no se movía, salí desde la trasera de la puerta de salida, salté la rampa, corrí por el público, subí al escenario y giré el traje como buenamente pude. Ella no se dio cuenta; creyó que era el giratorio. Era la única posibilidad. Pero, dentro de todos los impedimentos, salió bien.

De cara al futuro, se tendrá que poner coto al peso, igual que hay medidas de alto o ancho. ¿Cómo lo van a hacer?

No hace falta.

¿Cuál es el peso máximo de un traje?

El peso máximo de un traje de reina depende del ego del diseñador. No porque pese más queda mejor un traje. Cada uno tiene que aprender a trabajar buscando el equilibrio de no pasarnos mucho, y eso es lo que a veces nos pierde.

¿Y no piensan en las jóvenes?

Siempre intentamos pensar en ellas; fíjate que se ahora ponen los gorros colgados, para que así no sufran…

Humberto Gonar eldia.es

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