Con purpurina aún en casa y los disfraces sin recoger, se acaba el Carnaval de Nueva York y ya hay fecha para el siguiente, aún sin motivo. En 2024 se adelantará una semana respecto a la que acaba de finalizar; solo seis días después de la visita de Sus Majestades los Reyes Magos se celebrará el acto inaugural, el viernes 12 de enero. Curiosa paradoja para la próxima edición: se tienen fechas, pero falta conocer quién lo organizará, a la espera de las elecciones municipales del 28 de mayo.
Según el calendario provisional, las murgas infantiles inaugurarán los concursos el jueves 18 de enero, con la primera fase de formaciones de la cantera, que se sucederán hasta el sábado 20; ya el domingo 21 de enero tendrá lugar el Festival Coreográfico, precisamente uno de los eventos delCarnaval que precisa de una vuelta para aclarar su se establecen premios por modalidad de baile.
La semana de las murgas será del lunes 22 al miércoles 24, con las tres fases, mientras que la gran final está prevista para el viernes 26; resta por conocer si la organización entra en el fondo y abre la mano a los posibles nuevos pretendientes llegados del Norte; incluso el todavía concejal de Fiestas Alfonso Cabello invitó a la ganadora de Arrecife de Lanzarote, Los Simplones a participar como telonera en la deliberación de la gran final de Santa Cruz, como ocurrió en junio pasado con Los Gambusinos.
La gala será el miércoles 7 de febrero, con la incógnita de si Enrique Camacho mantiene su decisión de cerrar el ciclo o se deja querer con la nueva organización; la cabalgata, el viernes 9 de febrero y los dos Carnavales de Días, el domingo 11 y el sábado 17 de febrero.
Una cita con los clásicos
Y con los amantes de la fiesta de la máscara mirando ya a 2024, tocó la despedida y cierre del Carnaval 2023. La primera propuesta, a partir de las 10:00 horas –mientras había quienes todavía se batían en retirada– olía a tradición y a gasolina. El Parque García Sanabria acogió la muestra de coches antiguos. Austin, Chevrolet, Ford, Chrysler y otras marcas menos reconocibles para el profano en la materia se dieron cita en una exhibición que sumó su LII edición (que serían ya LIII si no hubiese sido por la pandemia).
Manuel Santaella, vicepresidente del Club de Automóviles Antiguos de Tenerife, era como una especie de maestro de ceremonias en una de las esquinas del parque. Recibía allí a cada coche que iba llegando. «Bienvenido; muchas gracias por venir», saludaba a cada participante. Coches impolutos y con sus propietarios y acompañantes vestidos de época. El plan era concentrarse allí, dar tres vueltas a un circuito por el centro de la ciudad y terminar con un almuerzo. Santaella explicó que tenían previsto recibir a 33 vehículos de entre 1920 y 1935.
Pedro Yanes y María Pérez llevaron a la muestra un Austin Uster rojo de 1930, que se convirtió en una de las grandes sensaciones. Ellos lucían unos antiguos trajes rojos de carreras. Y es que el vehículo, en su época, también lo fue, según explicó Pedro, que es su propietario desde hace más de 35 años. «Íbamos a traer otro, pero sabemos que este le gusta mucha a la gente, le saca fotos, nos pregunta…», señaló María.
También Antonio Hernández es propietario desde hace 35 años y de un automóvil de 1930, en este caso un Chrysler. «Lo compré en una chatarra, estuve tres años restaurándolo y adquirí algunas piezas en una feria en Pensilvania, en Estados Unidos, para completarlo», manifestó. Tal y como indicasen otros participantes, y pese a lo que pudiera parecer, Antonio expresó que el mantenimiento de un coche de este tipo no es excesivamente caro una vez que el coche está restaurado.
Y mientras los coches animaban la vista a los nostálgicos del motor, la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá cumplía con su cita del Domingo de Piñata en la plaza del Príncipe, para dar paso al concierto de la agrupación lírica y con orquesta La Zarzuela, del maestro Salvador Rojas, con 47 años en la dirección.
Humberto Gonar / Domingo Ramos