Quienes conocen a Javi Lemus, director de Zeta-Zetas desde 2015, más allá del maquillaje de las noches del concurso de murgas, lo definen como un gran estratega, un ganador nato que persigue la perfección. Un máquina.

Lleva casi toda su vida entre bombos y platillos. De hecho, a sus 32 años, el próximo Carnaval celebra sus bodas de plata, con el añadido de que viene de la cantera: Chiripitifláuticos, Quinquiñecos y Pita-Pitos, para dar el salto en la etapa ya adulta a Zeta Zetas, de la que participó en su fundación, en 2003, para salir en la percusión de 2008 y 2009 y estrenarse en la dirección como la mixta Los Mismos de Siempre, para regresar en 2010 a su casa y ponerse al frente de Zeta-Zetas en 2015, hasta lograr desde que la murga se teletransportara (2017) hasta el más difícil todavía: hacerla volar (con el croma en el año 2021).

El pasado junio se rompió su racha de tres primeros de Interpretación en cuatro años, después de que Zeta-Zetas se tuviera que contentar con un segundo, por detrás de Diablos Locos.

Ya desde que conoció que iba a ser padre, como ocurrió el pasado 23 de agosto con el nacimiento de Andriu, sabía que, de cara a la próxima edición del Carnaval, no podía estar entregado al cien por cien, por lo que había que buscar refuerzos, por lo que admite que «tenía que contar con la tranquilidad de tener un equipazo al lado mío porque no sabré cómo irán sucediéndose las cosas con la paternidad». A raíz de esta inquietud consolidó el dream team de la murga 3D que comenzó a crear desde 2021, con la incorporación de la madre de Triquikonas, Naara Hernández, triquitraquita de cuna y máximo exponente del humor rezado con voz de mujer, y que en el mercado de verano de este precarnaval ha rematado con la suma de Carlos Casanova, director de Desbocados y Ni Pico y ganador de Criticones en La Traviata, al que se suma el bombazo de Toño Ramírez El Chocolate, en paro como letrista desde 2012.

Los de la Casa del Miedo se medirán ahora con quien fue su fundador, director, letrista y presidente
La Zeta-Zetas que deslumbró en Got Talent (2019) era el resultado de la plenitud del tándem formado por el propio Lemus con el letrista Santi Martel, un veterano de las murgas que de cara a 2023 podrá presumir de compartir colores con su primer director, Toño Ramírez, en su época de Mamelucos, y el propio Lemus, etapa en la que sus letras también contaban con aportaciones de Raquel García.

En su afán de superación, Javi Lemus tutela la transición de la Zeta-Zetas de David Padilla, que pasó a manos de Pablito Moreno (noviembre 2015), en lo que supuso su explosión como director musical hasta la incorporación en 2020 de Richar Casanova, al dejar su inseparable Pablito la sede vacante para emprender una nueva etapa en la catedral de El Cardonal, Bambones.

Curiosamente, Javi Lemus, cuyo vínculo más cercano a la Casa del Miedo es por la trayectoria de su hermano primogénito, Santi –hoy trónico–, trabaja como letrista desde 2015 con Martel y se une a otro mameluco, Richar Casanova, en 2020, quien escribió los capítulos de la historia de oro de la década de los años noventa de la Casa del Miedo junto a Toño Ramírez, ahora miembro del equipo de letristas de Zeta-Zetas. Richar Casanova, como director musical, y Toño, como director.

El que fuera responsable musical de Mamelucos se embarca en la aventura de fundar la rondalla Mamel’s animado por uno de sus principales impulsores, el propio Toño, en un momento donde Richar cambió las trompetas por la lírica. A esto se suma el paso a un lado que El Chocolate decidió dar en su murga en 2012, si bien mató el gusanillo con aportaciones y opiniones a sus inseparables escuderos Nando Galván y Maxi López, estos dos últimos letristas de Desbocados.

2023, año en el que El Chocolate celebrará sus bodas de oro como murguero (comenzó en Ni Pico-Ni Corto en 1973 y fundó Mamelucos en 1980), supondrá su regreso como letrista; eso sí, en las filas de Zeta-Zetas para medirse a la murga que fundó, dirigió, presidió y en la que escribió letras durante 32 años.

Con Lemus de director de orquesta, con el montaje del músico Richar Casanova, comparten la responsabilidad de las letras Santi Martel y Toño Ramírez más un sueño hecho realidad: la incorporación de Carlos Casanova, a quien Lemus siempre quiso alinear en su equipo desde la amistad que se fraguó en 2010 en el Salud, donde el hoy director de Zeta era un mediocentro defensivo y Carlos Casanova, su portero.

Fuera del terreno de juego, Casanova jugó con Desbocados, en su dualidad de director y letrista, para despuntar como letrista de La Traviata –avalado con Criticones– hasta regresar en junio pasado como fugaz director en Ni Pico-Ni Corto. Tardó más en salir de El Toscal Casanova que en recibir la llamada de Lemus y comprometer su participación en el equipo de letras de Zeta-Zetas.

Cumplía así un sueño Lemus, pero no se daba por satisfecho. Un día Richar Casanova se iba a cenar con Toño Ramírez, en una de tantas veladas y aventuras de amigos, y el director le pidió que sondeara la predisposición de que se incorporara al equipo de letristas de la murga 3D, idea que también fue consultada al resto de miembros del grupo de trabajo que fue celebrada, con el aval de Carlos Casanova, convencido de que funcionaría a la perfección.

Toño no mostró su desagrado con la idea y el siguiente paso, antes de su incorporación, fue tomar un café con Martel y comentar el proyecto y la forma de trabajar. Hasta que días después El Chocolate dio su sí, quiero. En el top ten de temas del fundador de Mamelucos, Se dice el pecado pero no el pecador, que fue premio Criticón en 2004, o La Barriada (2009), en los que se reinventó como el letrista tras su coqueteo con rajazos políticos y su seña de identidad: cantos a Canarias que aderezó con músicas de Braulio.

El mentor de Master Blaster, con el que Mamelucos logró su primer premio de Interpretación en 1982, se suma a un grupo de trabajo que representa lo mejor de cada casa y estilos: Naara Hernández (Triquikonas), Carlos Casanova (La Traviata), Santi Martel y Javi Lemus (Zeta-Zetas), más Sebid González, el niño prodigio que con meses salió de componente en Triqui-Traquitos, que llegó a dirigir antes de su paso por Pita-Pitos (2013) para dar el salto a la modalidad adulta con Zeta-Zetas, y, desde 2019, escribir las letras de la infantil Retorciditos (Granadilla), con la que ha logrado dos terceros de Interpretación. Son las armas con las que la Zeta-Zetas enfrenta 2023; Andriu, el hijo de Lemus, vino con un ampliado equipo de letristas bajo el brazo.

Humberto Gonar eldia.es

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