«Si el Carnaval de Santa Cruz de Tenerife fuera un musical… sonaría a Bambones». Con este comentario acompaña la actriz de teatro Musical Tábata Acosta el cover de la entrada que interpretó la murga de El Cardonal en 2006 y que se convirtió en su despedida desde 2008, que colgó días atrás en sus redes sociales y que en menos de una semana registra más de 35.000 reproducciones.

En el vídeo, Tábata Acosta canta con su amiga y cantante madrileña Julia García Narros, que la acompaña también al piano, pero lo más significativo no es el número de visualizaciones, con tintes de viral, sino la historia, o mejor la pasión, de este amor de Carnaval que siente esta joven lagunera que se marchó a Madrid para estudiar, hasta culminar su formación como actriz de teatro musical y que no descarta incluso contar una historia dentro del propio Carnaval, como si fuera un musical de Abba oQueen, pero con música de Celia Cruz, Juan Luis Guerra o los propios Bambones, entre sonidos que trasladan a Tábata al Carnaval.

Si Primi Rodríguez, Javi Nóbrega, Airam Bazzocchi, Jordán, Juanjo El Abogado, Mario, Agustín o Julio Alexis –miembros del admirado equipo de letristas de Bambones– escucharan el entusiasmo que Tábata siente por la murga, sólo le pondrían música a sus palabras. Y es que para ella el año no comienza en enero, sino que los doce meses abarcan de febrero a febrero; durante todo el año lo único que sonaba en el coche de sus padres era el CD de Bambones. «Alguna vez he cantado sobre tí», desliza con el mismo humor que caracteriza a la murga que arrasó en la final, y en la fase, del concurso de este año.

La idea de hacer una cover de la despedida de Bambones he perseguía desde hace años, hasta que un día se lo enseñó a una de mis amigas madrileñas, y le flipó. «No conocía nada de las murgas ni había venido nunca al Carnaval de Santa Cruz de Tenerife. Empezamos a sacar los acordes a piano y a darle forma, como si sonase a algo compuesto para la Gran Vía o Broadway». Y así nació su versión de la despedida bambona.

«No he versionado nada más pero me sigue rondando la idea de cómo sería un musical con canciones del Carnaval». Nacida en septiembre de 1993, Tábata recuerda que hace trece años voló a Madrid; en la actualidad se dedica al teatro musical también dirijo un dinner show en el centro de Madrid. Y precisa que durante el tiempo que lleva fuera nunca ha dejado de venir al Carnaval: «en todos mis trabajos saben que darme vacaciones esa semana es más importante que las de agosto».

El pasado domingo, de Carnaval, llegó a la Isla, y ya tiene programada su agenda de salidas para disfrutar de la fiesta en la calle hasta el domingo de Piñata, antes de volver a su Madrid laboral.

Cuando se le pregunta cuál es su primer recuerdo de Carnaval, precisa que sus padres le pusieron una peluca cuando a penas tenía cinco o seis meses de vida. «Se podría decir que en mi vida siempre ha habido Carnaval, pero mis primeros recuerdo oficiales me remontan a mis padres con sus amigos en casa preparando el disfraz o viendo a Bambones en Cortefiel. Como era tan pequeña, mis padres no me dejaban decir las palabrotas de las canciones, pero aún así yo me los sabía de principio a fin», añade con humor murguero.

Un regalo muy especial
Tábata –nombre de origen arameo que significa Gacela– no solo conoce a los Bambones desde pequeña, sino que atesora una experiencia que le marcó de por vida.

Cuando cumplió diez años, sus padres la llamaron al salón de su casa, en la zona del Camino del Rayo, y le habían advirtieron que iba a escuchar un sonido que iba a identificar rápidamente, para invitarla a buscar de dónde venía. Se escucharon las palmas características del arranque del pasacalle de Bambones. La pequeña Tábata corrió al jardín y… ¡allí estaban treinta bambones en directo y cantando para ella, y en su casa!.

Este regalo fue posible gracias a las casualidades de la vida. A la empresa de su padre, que heredó la recordada empresa Carmelo Tosco, fue El Chino a instalar una alarma. Lo reconocieron y le propusieron la posibilidad de que Bambones fuera al domicilio familiar como regalo de cumpleaños de Tábata; era septiembre, comenzaban los ensayos… aún así, el final de la historia la conocen ya. La experiencia quedó marcada de por vida. «El regalo de que vinieran a cantar en mi casa fue más importante que si viniese Coldplay».

La infancia de esta actriz de teatro musical está plagada de canciones de Bambones, tantas como escuchaba durante todo el año en el trayecto de casa al colegio.

Alumna del colegio Hispano Británico, hasta que cumplió los dieciocho años, Tábata recuerda el día que le comunicó a sus padres que quería ser artista. Iba para arquitecta, pues destacaba en matemáticas, dibujo técnico… De ahí que con temor hiciera partícipe de sus proyectos a sus progenitores –también tiene un hermano doce años más pequeño que ella–, y para su sorpresa sus padres le hicieron un mural con la leyenda lo sabíamos antes que tú, con todas las fotografías en las que aparecía bailando, disfrazada, cantando… una práctica con la que estaba familiarizada desde los siete años en la escuela de La Laguna.

Entonces partió a Madrid donde estudió Arte Dramático y Comunicación Audiovisual, y de ahí realizó un máster en Teatro Musical antes de comenzar a trabajar. En la actualidad dirige artísticamente dos diners show –restaurantes con espectáculos– en el centro de Madrid y hace un par de meses finalizó un musical que la llevó de gira por Madrid, si bien ha estado también vinculada a este tipo de espectáculo de pequeño formato, y es que combinar ambas cosas se convierte en misión casi imposible.

En su currículum tiene a gala que realizó prácticas como ayudante de dirección, en 2015 –cuando finalizó sus estudios– con Jaime Azpilicueta, quien fuera director de las mejores galas del Carnaval tinerfeño. «El mundo de los musicales representa todo lo que me gusta: cantar, actuar, bailar. Siempre he dicho que subirme a un escenario es lo que me hace auténticamente feliz; sin eso no sé vivir. Estudié Cámara y he hecho cosas de ficción, pero nada como el teatro y el aplauso del directo, y la emoción de si te equivocas y no se puede cortar; si te sale bien una broma, recibes la risa. Para mí eso es magia pura. Pero sí que me imagino en un futuro dirigiendo. También creo que para dirigir hay que estar en las tablas».

A vueltas con el Carnaval, Tábata recuerda que sus amigos de Madrid llevan viniendo a la fiesta desde hace ocho años. Eso sí, «para venir tuvieron que sortear un examen: debían aprenderse el Chicharrero de corazón, pasacalles de Bambones y de Diablos Locos porque si no, no entraban en casa. De hecho, mi padre se los preguntaron según entraron por la puerta». Alguna vez le ha ocurrido que la final le coincidía con la jornada laboral y evitaba las redes sociales a la espera de llegar a casa y verla… aunque este año los amigos le hicieron spoilers y nada más abrir el móvil vio los comentarios elogiando la actuación.

La actriz de teatro musical demuestra tablas en Carnaval: el disfraz se hace, no se compra, como ha mamado en casa. Y va a por nota cuando recuerda que días atrás una amiga del País Vasco le pidió las tres mejores canciones de la historia de Bambones para ponérsela a su novio: Escuelita murguera, Ellos se merecen una canción (discapacitados) y El Folleto.

Hasta el Domingo de Piñata Tábata estará cargando las pilas en el Carnaval de Tenerife y tal vez tomando ideas para ese musical que sueña a falta de conocer si se embarcará antes en el proyecto de que algún día la despedida de sus ídolos, los Bambones.

Humberto Gonar

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