Sueños Caribeños, que se presentaba por primera al Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, no participará finalmente en el concurso de comparsas, que se celebrará el próximo viernes 17 en el parque Santa Catalina. La agrupación se ha retirado del certamen por cuestiones internas por lo que solo seis agrupaciones estarán en Studio 54: Lianceiros, Nuevo Estilo, Yoruba, Baracoa, Kisamba y Chiramay.
Cubatao, que el pasado año quedó segunda tras el concurso en el que ganó Baracoa, tampoco estará este año.
Junto con las murgas, las comparsas son un clásico de las carnestolendas desde que en 1976 un grupo de vecinos de La Isleta formara Los Caribe y se atreviera a desfilar en la zona del Puerto antes incluso de que la censura permitiera a las mascaritas salir a la calle. Aunque algunos de los grupos se han consolidado en el tiempo, el concurso no ha conseguido afianzar a otras comparsas que han sido parte de la fiesta en alguna ocasión.
Lianceiros, Nuevo Estilo, Yoruba, Baracoa, Kisamba y Chiramay actuarán en este orden en el certámen
La presidenta de las comparsas María Celeste Vargas asegura que no es fácil crear un grupo y mantenerse en el tiempo porque ser comparsero exige mucho esfuerzo. En 20 minutos hay que presentar un buen espectáculo, en donde prima tanto la coreografía como el vestuario -al menos tienen que haber un cambio de ropa en la actuación-. «Son muchos meses de ensayo previo y cada persona tiene su vida. Para salir te tiene que gustar mucho, es muy sacrificado», cuenta la responsable también de la comparsa Chiramay, nacida hace diez años.
Celeste Vargas, ilusionada por volver a la normalidad tras dos años de restricciones por la pandemia de la covid-19, habla también de la complejidad de coordinar a los grupos, en donde puede haber chicas de 16 años bailando con mujeres de 40 o 50 al mismo tiempo. «A veces eres como una psicóloga», comenta entre risas.
De la misma opinión es Margot Pérez Casalini, directora de Kisamba. «La gente trabaja, estudia, y hay que ensayar aunque esté lloviendo», cuenta Margot, que asegura que estas últimas semanas están saliendo a las 4 y las 5 de la madrugada del recinto Manuel Lois, donde ensayan muchos de los grupos del Carnaval. También ellas se afanan en dar las últimas puntadas a los trajes. «Los precios de los materiales han subido muchísimo este año por la crisis», puntualiza sobre los gastos a los que tienen que hacer frente las formaciones.
Las comparsas se sustentan con las cuotas que pagan como socias o socios, el dinero que reciben de las contrataciones de Sociedad de Promoción, que según algunas este año ha llegado tarde, y de otros ayuntamientos en cuyos carnavales participan, así como el que consiguen con los galardones. No tienen ningún tipo de promoción por parte de empresas o entidades como ocurre con las murgas.
Nerea Armas Santana, presidenta de Lianceiros, añade a la palabra sacrificio, la de «constancia y disciplina». La formación de Jinámar tiene 80 componentes y ensaya al aire libre en el parque de la condesa. Desde hace años reivindican un local para ellos y para el grupo infantil en el mismo Jinámar sin éxito. «Nos hemos negado a ir a Manuel Lois porque no podemos pedirle a los 40 niños que paguen una guagua cuando algunas familias viven con necesidades», dice.
Este año van a por todas en el concurso y han contratado al coreógrafo José Fuentes y al diseñador Juan Fernando Henríquez Medina. «Vamos con mucha ilusión, con mucha actitud al concurso», relata Nerea, que este año devuelve la presidencia a su hermano José Julio Armas que por motivos de salud estuvo fuera dos años.
La vicepresidenta de Nuevo Estilo y coreógrafa de Nuevo Estilo Nuria Andrés Quintana confiesa también que «está siendo complicado» después de un año sin participar por la covid-19. La comparsa es la más veterana del Carnaval, nacida en 1979 en el polígono de San Cristóbal e iglesia de San José. «Salimos a pasarlo bien y a que todo salga bien. Y si nos llevamos un premio mejor», responde sobre qué les anima a continuar cada año.
Lourdes S. Villacastín