Rebeldes se despide. Con esta frase lacónica finaliza el mensaje colado en la historia de la murga infantil en su Instagram, en el que se podía leer este sábado: «con el corazón encogido tenemos que decir que Rebeldes cierra este año. No sabemos si es un adiós o un hasta pronto. De momento solo sabemos que tenemos que cerrar».

«Nos vemos obligados debido a la falta de niños. Pena porque teníamos un buen proyecto, pero dada la situación no nos queda de otra…». «Solo queremos agradecer a todo el que ha sido parte de Rebeldes, ya sea padre, componente, letrista, directores y demás».

«Nos vamos triste porque todavía nos quedaban ganas para más. Pero no pasa nada. Desde aquí solo queremos pedir a las murgas que tienen niños que luchen y que no se pierdan las infantiles. Queremos que el Carnaval no pierda una de las partes más bonitas que es la ilusión de los más pequeños». «Arrimen el hombro y luchen por esto. Rebeldes se despide. Gracias».

Toda una paradoja. La infantil decana, que se inició en 1972, cuando el Carnaval se celebraba bajo el antifaz de aquellas décimas Fiestas de Invierno, hace un alto en sus 51 años ininterrumpidos –con la salvedad de 2021, por la pandemia–. Es imposible nombras a Rebeldes y que no resuene en la memoria la banda sonora del «murga, murga, queremos murga», la presentación que se inventaron Alexis Hernández y Paco Padilla, entonces al frente de Chinchosos, y que le regalaron a los niños de la familia Cortés. Tuvo tanta aceptación que desde entonces se convirtió en el referente musical de la modalidad.

Origen de la murga infantil decana
Así recuerda el historiador murguero Ramón Guimerá Peña el origen de Los Rebeldes: «En las Fiestas de Invierno de 1972, un grupo no muy numeroso de niños, residentes en la urbanización La Florida de La Cuesta, salieron recorriendo las calles, vistiendo como disfraz sus propios pijamas rellenos exageradamente de goma espuma, formando la que llamaron murga infantil Los Gordos. Al frente de aquella aventura estaban los hermanos Francisco (Paco) y Leonardo (Leo) Cortés Aponte que, junto con sus amigos, vivieron como locos el feliz acontecer de esos días y la satisfacción de hincharse de helados y golosinas, compradas con la generosa propina que recaudaron en sus actuaciones. Sin embargo, tal aventura fue mucho más que eso: constituyó el gen y principio del excepcional historial murguero de los hermanos Cortés, y la fundación de una de las murgas infantiles más importantes y de dilatada vida en la historia de las murgas tinerfeñas, siendo, hoy en día, tras la desaparición de las pioneras, la más veterana de cuantas participan actualmente en la magna fiesta santacrucera».

«En 1973, por imperativos del traslado de su residencia habitual a la calle de Antonio Nebrija, los hermanos Cortés, con sus nuevos amigos de la zona de La Salle, deciden vivir otra vez aquella aventura, por lo que acuerdan hacer una visita a un comercio de Santa Cruz para adquirir unos gorros. De los allí expuestos, eran los de mejicano los que estaban más al alcance de su poder adquisitivo… y de sus manos, no saben si fue por el descuento, por obsequio comercial u otra razón, lo cierto es que teniendo dinero para comprar tan sólo media docena, cada murguero salió del establecimiento con un sombrero. Fue entonces cuando supieron de qué se disfrazarían con su murga, pues tan sólo les faltaba adquirir unas colchas que, divididas en cuatro trozos iguales y haciendo un agujero en el centro de cada pedazo, obtendrían el último complemento necesario: los ponchos; pues todos tenían pantalones vaqueros y camisas blancas».

A los pocos días, vieron por televisión una película en la que vaqueros querían capturar a unos mejicanos, porque “eran sucios rebeldes que roban y son de lo peor”. Como lo de Los Gordos ya no tenía razón de ser, por el motivo de los sombreros y la forma de “comprarlos” decidieron ponerle a su murga infantil el nombre de Los Rebeldes. Y, desfilando, se presentaron al concurso de murgas infantiles con tal nombre».

Versión oficial
La versión oficial de la decisión es que «a la fecha que estamos y sin niños no podemos hacer más». Así lo explica Edgar García, colaborador de la sociedad en los últimos años, argumento que ratifica Paco Cortés, el alma mater de Los Rebeldes, para quien la mala gestión ha llevado a la murga a esta situación. Toca ahora cambiar la directiva e intentar reflotarla de cara ya al Carnaval 2025, un objetivo que se antoja harto complicado.

Rebeldes es la murga infantil decana de la fiesta y durante sus 51 años de participación lo ganó todo, primero con Paco Cortés, quien hizo del diseño un arte efímero sacando oro de las creaciones de Jorge Álvarez y que luego tuvo el complemento perfecto desde 1995, cuando Jose Cortés, conocidos por todo como El Pirata, uno de los tres hijos de Paco –junto a Jonathan y Yolanda– se puso al frente de la dirección, lo que se tradujo en primeros premios de Interpretación en 2003, 2005, 2007, 2010 y 2015, edición esta última en la que diferencias entre padre e hijo llevaron a El Pirata a volar solo. Atrás quedó Rebeldes y en 2018 nacieron Redoblones (que cosecharon doblete de segundos en 2019, primero de Presentación y accésit de Interpretación en 2020, primero de Interpretación y accésit de Presentación en 2022 y doblete de terceros en 2023). Ocho premios en 4 años.

Hace dos años Paco Cortés sorteó un problema de salud, pero le pasó factura el deterioro de la relación con quien fue su mano derecha, hasta el punto que Rebeldes 2024 se quedó en el intento, y eso a pesar del llamamiento masivo que se realizó entre los cientos, miles, de componentes de esta murga infantil durante casi medio siglo para intentar sacar el grupo con la ayuda de hijos, sobrinos o familiares de quienes han hecho historia en elCarnaval.

El viernes 3 de noviembre de 2023 pasará a la historia como el día en el que Paco Cortés decide cerrar las puertas al menos por este año y con la incertidumbre de cómo afrontar el futuro. De momento, cambio en la directiva; luego, reflotar el barco para lo que será necesario reunir niños.

El proyecto de 2024
De cara al Carnaval de la Televisión ya habían presentado hasta su camiseta, y tenían previsto contar con Sara Febles en la dirección musical; incluso pidió montar en solitario –hasta ahora lo hacía en colaboración con Richar Casanova– y la murga accedió. En agosto comunicó que sus compromisos laborales le impedían continuar en el proyecto, y la murga infantil encontró a Jacob, responsable musical que militó en Ni Pa Tanto, de Icod, y que fue batería en MasQLocas. Pero la falta de niños hipotecaron el sueño que incluso contaba ya con letras de Juan Bazzochi.

Proyecto de supervivencia
El proyecto más sencillo, a priori, para revivir a Rebeldes pasaría por el regreso a casa de José Cortés El Pirata, ya resueltas las diferencias del pasado. Pero a su padre, Paco, no le pasa inadvertido que «El Pirata no hay sino uno», y esa decisión supondría el cierre de Redoblones, la murga que fundó.

Lo único claro ahora es que Rebeldes no saldrá al Carnaval 2024 y su futuro es incierto. La cajita de música –su local de ensayo– no se sabe cuándo volverá a sonar.

Humberto Gonar eldia.es

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *