Noelia Guidi es una de las grandes voces que ha nacido de la tradición musical lagunera. Comenzó a cantar en 1994. Fue el regalo de Reyes de sus padres, a quienes “volvía locos dejándoles notas por toda la casa para que me apuntaran a clases de canto. Pero, cuando me di cuenta de que se trataba de clases de ópera casi me da algo. Yo tenía 12 años y quería cantar como los niños de Onda Vaselina. Pensaba quedarme solo un mes porque mis padres ya habían pagado, pero le pregunté a mi profesora, Pilar Castro, que si yo podría cantar algún día tan bien como una niña que lo hacía maravillosamente. Ella me dijo que incluso mejor”, recuerda la soprano lírica. Y doña Pilar, a quien la música le debe muchísimo, acertó de pleno. Noelia Guidi se ha ganado una reputación a nivel regional y nacional en los mundos de la ópera y la zarzuela. Su técnica se ha ganado en las críticas la calificación de impecable.
Como enamorada declarada de La Laguna, ¿cuál es su primer recuerdo?
“Con mi familia, paseando. Me contaban que mi abuelo era el dueño del bar Venecia. Pero los recuerdos maravillosos son de cuando empecé en clases de canto. Entonces me di cuenta de que estaba enamorada de La Laguna”.
Nos centramos en la Ciudad Patrimonio, si le parece bien. Un momento importante vivido aquí.
“Hacer muchas amistades, de las de verdad, como Carlos, lagunero de siempre. Mi amigos son lo mejor que me ha dado La Laguna”.
Un lugar especial.
“La casa de Pilar Castro, en la calle Santiago Cuadrado. He pasado mejores momentos en esa casa que en la mía”
Un lugar donde comer.
“El Veggie Penguin. Es un restaurante vegano. Soy vegetariana”.
Su plato preferido.
“Haciendo honor a mi padre, que era italiano, cualquier plato de pasta”.
Un lugar donde tomar un café.
“El bar Goya. Un sitio de toda la vida. El trato siempre ha sido maravilloso”.
Un personaje lagunero importante en su vida… creo que sé la respuesta.
“Pilar Castro”.
Su desayuno ideal.
“Cualquier cosa siempre que sea un desayuno salado”.
¿Qué mejoraría en La Laguna?
“El aparcamiento. Y el cuidado de la naturaleza. Están dejando un montón de sitios secos. Por donde vivo han cortado árboles que llevaban más tiempo que yo”.
¿Dónde viviría?
“En el casco histórico, en una casa con patio interior, cerca de un auténtico templo de la música como el Teatro leal. Aunque mi madre (Andrea) tendría que vivir cerca. Si ella se murada a otro país me iría con ella sin dudarlo”.
¿En que lugar de La Laguna ha cantado?
“En el paraninfo, en el Leal, en el Orfeón… y en todas las iglesias, incluso en la ermita de San Miguel. Hasta canté en la Plaza del Cristo cuando vino la Virgen de Candelaria. En las calles he cantado también”.
¿Le queda algún sitio donde cantar?
“Supongo que quedará algún rincón lagunero donde no he actuado”.
¿Con quién compartiría escenario?
“Con Jonas Kaufmann, y si pudiera reviviría a María Callas, aunque quedara como un zapato a su lado. Pero, realmente, cuando he cantado con mis amigas (Alicia, María José, María, Esmeralda y Silvia) en los coros de las óperas me lo he pasado muy bien. Ha sido de lo más divertido. Pero si tengo que destacar a una compañera de escenario, esa sería Candelaria González. Es, probablemente, la mejor compañera que he tenido. La más generosa”.
¿Alguna actuación a la vista?
“Ahora está todo parado. Se cayeron todas las actuaciones y no tengo nada a la vista. Se podría hacer un streaming, supongo, pero veo que no interesa demasiado. Y no entiendo por qué, ya que la cultura es lo que más se ha consumido durante la pandemia”.
¿A qué se dedica cuando no está sobre el escenario?
“Pues, doy clases de canto y, como ganarse la vida con esto de la música es tan complicado, estudié TCAE, lo que conocemos por auxiliar de enfermería”.
¿Participó en alguna concentración del Día de la Mujer?
“Fui a una concentración en la que todo el mundo mantenía la distancia y llevaba su mascarilla. Nadie se movió de su sitio. Hay más aglomeraciones en los centros comerciales”.
¿Qué cree que habría que mejorar o cambiar con urgencia?
“A los políticos en general porque tienen una lucha entre ellos y a los ciudadanos nos han dejado en un segundo plano. Deberían mirar por nosotros, los animales de dos patas, y por los de cuatro. Por si no se habían dado cuenta, soy feminista y animalista”.
Pedro Marrero