La feria de atracciones y los puesteros arriban al parque Santa Catalina por el Carnaval de la capital en medio de restricciones sanitarias y la lucha por sacar adelantes sus negocios.

Al golpito. Así arrancan los feriantes su vuelta a la normalidad tras 18 meses sin poder trabajar por culpa de la pandemia, salvo algunos que pudieron hacerlo en la época navideña. El 25 de febrero con el Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, estos autónomos vieron luz y la llevaron también al intercambiador de Santa Catalina, ya que el público infantil añoraba volver a disfrutar de las atracciones de feria. Es el caso de Carlota Díaz de 13 años que acudió con su madre Nuria Freissinier a divertirse. «Después de dos años ya tenía muchas ganas de feria, además esta es nueva, nunca la habían puesto y es algo muy guay», comentó tras bajarse del columpio de una atracción en el que se lo pasó «muy bien». La adolescente también se mostró agradecida con que se añadieran puestos de comida en la zona ya que tenía previsto pasar todo el tiempo posible en el recinto para utilizar la mayoría de los mecanismos.

Antonio Santana matizó que en esta ocasión los puestos son los mismos, a excepción de algunos que «eran muy pesados» y no podían instalarse sobre la estación de guaguas de Santa Catalina. «La verdad se ve que la gente tiene ganas de divertirse, de disfrutar de las atracciones, de salir de lo cotidiano y olvidarse de los problemas. Esto es otro mundo, es una diversión», remarcó el dueño de los cochitos de choque.

Esta feria suele recorrer distintos puntos de la Isla e incluso, sobre estas fechas solían estar en La Palma por la celebración de Los Indianos, pero con la llegada del Coronavirus las fiestas han estado pausadas y ellos han tenido que paralizar su actividad por «18 meses seguidos».

«Nosotros somos de aquí, de Las Palmas de Gran Canaria, y queremos agradecer al Ayuntamiento capitalino porque gracias al empeño de la concejala Inma Medina por instalarnos aquí, hemos podido escapar», sostuvo el autónomo, quien también destacó que ellos tienen gastos grandes y prefieren «seguir trabajando aunque sea con restricciones».

Santana prevé que puedan retomar la rutina normal que tenían antes de la pandemia para estar presentes en los eventos de la Isla. Mientras, el propietario del scalextric y la pista infantil, Juan Guedes requirió a los distintos ayuntamientos de Gran Canaria que abran «las puertas que cerraron hace dos años, somos la única industria que ha tenido que cerrar 18 meses seguidos».

«Tras dos años parados, parece que empezamos bien, que todo mejora para todo el mundo mientras sigamos con la misma disciplina. Nuestro puesto de comida ha tenido muy buena aceptación, la gente tiene ganas e fiesta, es que esto es una tradición y se puede ver en los niños la cara de felicidad», relató Francisco Santana que es dueño de los toritos y una hamburguesería, que tuvo que donar la mercancía en marzo de 2020 debido a que todo lo que tenía era comida y podía caducar, con lo cual también perdió dinero a causa de la situación sanitaria.

Mónica Pérez Tovar, que regenta Hamburguesería Mónica, recalcó que gracias al presidente de la asociación provincial industrial de feriantes de Las Palmas y al Ayuntamiento de la capital, han podido «empezar a trabajar. Tenemos medidas de seguridad y vamos poco a poco, se ve que la gente se está animando y vienen cada vez más a comer». «Es verdad que está mucho más flojo, no es igual que en años anteriores, por eso pido que incorporen más a las ferias porque con las medidas sanitarias que tomamos, es como si estuviésemos en un centro comercial, creo que todos podemos trabajar», sentenció.

Por su parte, Blas López Cabrera que tiene un puesto de dulces cerca de la parada de guagua del parque relató que la feria ha tenido un comienzo paulatino, pero que se va haciendo algo, por lo que «no nos podemos quejar». Explicó que lo que más les ayuda son los eventos que son dedicados a los más pequeños de la casa. Sin embargo, ha echado en falta el ambiente para los adultos como los típicos chiringuitos de comida y bebidas.

Este autónomo destacó que hasta octubre del año pasado estuvo parado, pero con la temporada navideña pudo instalar su negocio de castañas. «Esperemos que los ayuntamientos vean ahora que se pueden poner las ferias con medidas de seguridad para que nos permitan continuar la actividad en el resto de la Isla», añoró López.

Patricia Santana que es dueña de Bubblewaffles ha agregado que el regreso a las calles ha estado «muy flojito». Nos han puesto horario y pocos chiringuitos. Gracias a Dios que hemos vuelto porque es un sector al que no le han dado mucha salida y estamos contentos de poder trabajar. Todavía hay consistorios que no admiten a los puesteros ni ferias, solo hemos tenido de actividad, tras la pandemia, el mercado de Navidad en San Telmo y ahora en el parque Santa Catalina. Se han olvidado de nosotros, hay familias que viven de esto», se quejó.

Mary Suárez Jaspe La Provincia - Diario de Las Palmas

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