Las murgas adultas e infantiles están inmersas desde hace ya un mes en los preparativos de cara al Carnaval 2025, que comenzará el último día de enero, tres semanas después respecto a la edición anterior. Pero los grupos no se da tregua y no solo en los locales de ensayo, donde ya se respira Carnaval, sino también en los talleres de costureras y modistas y en los cuartos de trabajo de los artesanos que fabrican el instrumento por definición del género rey de la fiesta de la máscara: la trompeta, réplicas que se construyen en plástico, con tubos, foniles… y mucho ingenio y paciencia.
Lolo Expósito, Joaquín Cruz, Edu Vargas y Enrique Hernández, más conocido como Ringo, el batería de Singuangos, constituyen la tercera generación de esos albacea de la tradición de la trompeta, de los que tanto Lolo como Ringo conocieron la padre de las murgas de Canarias, el maestro Enrique González, quien fue referente de esta artesanía junto a otro grande, para el historiador Ramón Guimerá Peña, el artesano murguero por definición: el maestro Luis Gangeu de Armas. A mitad de camino entre Enrique González y Luis Gangeu, Berto González, hijo de mama Lala, la fundadora de Triqui-Traques y Triqui-Traquitos, heredero del arte del fundador de la Ni Fú-Ni Fá, o también de la factoría Triqui otro manitas de excepción, Pancho Saavecha; sus trompetas son propias de vitrina de museo.
Mención especial también para el recordado Óscar Hernández, curtido primero en la murga Ni Pico-Ni Corto y que desarrolló su arte con esplendor en su última etapa en la Casa del Miedo de Mamelucos, donde todavía hoy una placa recuerda que allí tuvo su taller. De forma más anónima pero no menos artística, Pikulín, que salió en Singuangos y una de las voces privilegiadas de Bambones, también un artista con pedigrí.
Los artesanos que siguen dando la murga haciendo trompetas reconocen con desconsuelo cómo el uso de estos instrumentos de réplica han ido quedando en un segundo término, cuando hasta los años noventa parecía impensable imaginar a un grupo desfilando sin este elemento característico bajo el brazo… Las murgas infantiles, las nuevas generaciones, crecen ajenas a uso de las trompetas en su mayoría y limitan el sonido de la melodía, cuando lo hacen, al uso del kazoo, el pito de membrana que se activa con el tutureo del murguero.
Junto a la pérdida del uso de la trompeta en la mayoría de los grupos que vienen de la cantera, que hacen lo que ven en sus mayores, también los artesanos advierten de la falta de mano de obra entre las nuevas generaciones, en buena parte a consecuencia de relegar el instrumento de réplica a un papel más romántico que efectivo.
Más que artesanos, Lolo, Joaquín, Edu y Ringo parecen magos, que transforman con ingenio y paciencia tubos plásticos y foniles en trompetas. Atrás quedan las trompetas, y las réplicas de otros instrumentos de vientos, que elaboraron los primeros artesanos con cartón, desde tubas y trombones a clarinetes… Y no faltó el flirteo que llegó de la mano de Chinchosos, en 1987, que sumó trompetas de réplicas, pero elaboradas en metal y también en latón, como desarrollaron otros creadores en ediciones consecutivas, si bien se descartaron por el peso.
Tercera generación
Entre los exponentes de esta tercera generación de artesanos, Lolo Expósito, que bien puede presumir que de casta le viene al galgo. Vecino del barrio de La Salud, en el patio de su casa en la calle de Los Silos tiene habilitado su pequeño taller.
Lolo Expósito
Nacido el 16 de octubre de 1967, asegura que lleva más de 25 años haciendo trompetas, y aún así… fue componente antes que artesano. Hijo de Manolo Expósito, alma mater de Lengüines y Lenguas, reconoce el buen hacer de su tío Tomás, de quien también adquirió muchos trucos y heredó la santa paciencia para el arte de la trompeta. Trabajador de mantenimiento del Número Uno, Lolo es uno de los niños que participaron en el primer de murgas infantiles que se celebró en 1972 en la plaza del Príncipe, cuando el Carnaval aún se desarrollaba desde su recuperación en 1961 bajo el antifaz de Fiestas de Invierno, y gracias al empeño de la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá y, en particular, con el apoyo del recordado letrista Nicolás Mingorance, el padre del Cubanito.
Lolo Expósito, artesano de trompetas de murgas / Andrés Gutiérrez
Después de casi una década en Lengüines, militó dos años en Lenguas, en la percusión, para luego echar una mano al eterno rival de los Lenguas en los concursos infantiles: Los Rebeldes.
Más de veinticinco años haciendo trompetas da tiempo para hacer cientos de instrumentos para la infantil Lenguas Largas, o las adultas Trastocadas y Cascarrabias, de Puerto de la Cruz, o Trabachones, la formación que lidera su hijo Yone Expósito, sin olvidar las primeras trompetas que hizo a la célebre Trasnochados. O a las ya desaparecidas MásQLocas, o a Diabólicas, de Lali Carvajal, que siguen en activo, sin olvidar encargos sueltos para mantener el instrumento en perfecto estado de revista.
De cara al Carnaval 2025, Lolo Expósito saldrá en la cuarta final de Trabachones, formación a la que ha estado ligado desde que su hijo tomó la batuta, ya que colabora para que Yone pueda estar al frente de la cantina de la asociación de vecinos de La Salud.
Joaquín Cruz
De La Salud a La Gallega, en el Distrito Suroeste, donde Joaquín Cruz tiene su joya de taller, digno de visitar y recrearse en cuantos detalle atesora.
A Joaquín se le puede encontrar desde montando unas puertas automáticas y construyendo unas tarimas. Se presenta como un manitas, aunque en realidad es un inventor; basta ver su capacidad para perfeccionar el sistema de elaboración de trompetas o resolver los atrezos que le encargaban durante su vínculo a la murga infantil Rebobinados o ahora en Mamelucos o en cuantas murgas acuden a él en busca de solución a los casos imposibles… Basta con recordar las tarimas plegables que ha construido.
De cara a la próxima edición del Carnaval, Mamelucos, Trapaseros, Charlatanas, Virgueritos y una murga femenina de Vallehermoso, en La Gomera, saldrán con trompetas Joaquín Cruz. Y eso sin olvidar los instrumentos realizados en el pasado para Klandestinas, Las Extraordinarias y Las Guasonas –ambas de La Gomera– u otra murga femenina de la isla de Lanzarote.
Este vecino de La Gallega desembarcó en las murgas animado por Juan Díaz El Breva, Carlos Casanova y, en particular, el director musical Juani Febles, quien le dio la alternativa en la ya desaparecida murga adulta La Traviata, con sede en el barrio de El Toscal. La amistad entre las esposas de ambos facilitó el acercamiento de Joaquín a Juani, a quien le planteó: «¿qué hay que hacer para salir en una murga?». El director musical lo emplazó a ir al ensayo, y salió con ellos cinco años.
El gusanillo le llegó de la mano de sus hijas Míriam y Davinia, que comenzaron como componentes en la murga infantil Rebobinados, que lideraba Romén Soriano en el barrio de El Sobradillo, en el Suroeste. Primero iba a llevar a sus pequeñas, luego aceptó el reto de hacer el atrezo y se estrenó como componente de La Traviata. Ya por aquella época había oído hablar de Óscar Hernández, de quien el letrista Juan Bazzocchi le dijo que era el mejor de quien tomar referencias. Aunque Joaquín se incorporó en 2019 a Mamelucos, donde estaba el maestro Óscar Hernández, el fallecimiento de este último en noviembre de ese mismo año le impidió trabajar codo con codo. De ahí que Joaquín se defina como autodidacta en el arte de confeccionar trompetas.
Lejos de lo que alguien pudiera pensar, entre los artesanos murgueros no existe rivalidad ni competencia, hasta el punto de que este integrante de la Casa del Miedo –que el próximo Carnaval no subirá a cantar pero sí se mantiene colaborando de la institución– destaca y agradece la colaboración y complicidad que comparte con Lolo Expósito.
Reconoce Joaquín Cruz que buena parte de sus inventos cuentan con la complicidad de su cuñado tornero o amigos de La Gallega que le han realizado los moldes para avanzar en la elaboración de las trompetas de murgas, a las que se dan forma calentando la arena con las que se rellena y que él elabora con un mecanismo más propio de una churrería.
Edu Vargas
En una recoleta casita de la calle de San Antonio, frente al colegio La Rosa, en el barrio de El Toscal, Edu, nacido en El Monturrio el 11 de septiembre de 1980, que también fue componente de murgas antes que artesano y que presume de haber salido en las filas de Singuangos el año antes –2003– de que la formación de José Antonio González El Flaco cerrara sus puertas.
Luego militó en Ni Pico-Ni Corto, con idas y venidas, hasta 2019 y el pasado Carnaval subió a cantar con Desbocados, de la Cuesta de Piedra. En la actualidad ensaya con El Rebumbio, formación que recupera El Flaco.
Edu cuenta que fue en 2008 cuando aprendió este arte de la mano de Óscar Hernández, en Ni Pico Ni Corto y en la actualidad ha realizado trompetas para Chaladas y Tiralenguas, ambas de Icod de los Vinos, así como para Desbocado y la propia Ni Pico, a las que suma grupos de Las Palmas, como los Payasos Alborotados y Los Majaderos, o Las Vacilonas, estas últimas de Lanzarote.
Ringo
Este año Edu suma en su equipo a Ringo. Su nombre oficial, Enrique Hernández, si bien su sobrenombre se lo debe a El Flaco por su etapa como percusionista de Singuangos.
A sus 67 años, lleva desde los catorce o quince vinculado al Carnaval. Primero, con una comparsa infantil del barrio de El Perú formada por un grupo de amigos y jóvenes, para luego sumarse a los Berriones, donde estuvo casi diez años antes de recalar en Chichiriviches, de Paco El Chino, Domingo El Fino, Tejera, León, Toño Mesa, Luis Maya El Medusa o el recordado Pepe El Cebolla, también percusionista como él.
Aunque Singuangos se estrenaron en 1982, Ringo se sumó en la tercera edición, el año de Palometa Radiactiva, hasta que la murga de El Flaco cerró sus puertas en 2004, para luego salir tres años en Ni Pico, acompañar a José Antonio González en su etapa como director de Ni Fú-Ni Fá –durante cuatro ediciones, hasta 2017– y volver de nuevo a la murga madre de cara al Carnaval 2025, combinando este grupo con su militancia desde hace tres ediciones en la agrupación musical Chaxiraxi, que dirige Tano Mugica.
Este cerrajero, que incluso llegó a trabajar nueve meses en Lanzarote, ha confeccionado trompetas a Jocikudos y a la novel Guachinquietas, que se estrenaron en 2024. Esta edición colabora con Edu Vargas para afrontar los numerosos encargos.
El precio de una trompeta ronda los 30 euros, según el artesano y la cantidad, un trabajo en el que se invierte una media de una hora, si bien la producción se realiza en serie cuando son encargos muy numerosos.
Lolo, Joaquín, Edu y Ringo, entre otros, atesoran el arte de las trompetas que imprimen carácter a las murgas del Carnaval.
Humberto Gonar