En Aza Suárez se cumple aquello de quien antes de cura fue fraile, y es que en su caso de casta le viene al perro, por continuar con los dichos. Ya su abuelo materno militó en las rondallas del Carnaval. Y es que en su familia siempre ha habido pasión por la música y el artisteo, no en balde sus padres, Francis Suárez y Geni Afonso fueron coreógrafos de comparsas, miembros del equipo de dirección en la etapa de Jaime Azpilicueta y José Antonio Plaza y los máximos responsables de la elección de la reina de Las Palmas de Gran Canaria en 1995. Esta cita no solo supuso la conquista del parque Santa Catalina para el Carnaval sino la resurrección de las galas.
Yaiza aprendió la fiesta en el seno familiar y en el local de las agrupaciones musicales Los Yoya y Los Yuppies, donde estuvo matriculada, de la mano de su tío José Víctor Afonso. De forma rotatoria cada edición la formación elegía cada año entre sus niñas a su reina de Carnaval, y Yaiza también fue su reina de Los Yoya, hace ya de eso más de 35 años; o cuando viajó con la comparsa Los Cariocas, a la que pertenecían sus padres como coreógrafo a Lanzarote. «No tengo buena memoria, pero mis recuerdos me transportan al Carnaval y todos bonitos».
Yaiza admite que heredó de su padre, Francis Suárez, la parte más racional o tediosa, de organización y guiones, para destacar con desconsuelo no alcanzar la creatividad que caracteriza a su madre Geni Afonso. «Es imposible hacerlo como ella».
Junto al sentido de pertenencia al mundo del espectáculo que respiró siempre en casa y en su familia, cursó estudios de Producción y ya desde 2008 puede presumir de haber formado parte del equipo de dirección de Jaime Azpilicueta para continuar luego con Enrique Camacho, con quien de cara al próximo Carnaval asume la coordinación de los grupos. «Siempre he actuado de puente entre los colectivos que hacen la fiesta y los técnicos», precisa, lo que le ha permitido tomar conciencia de lo que es más difícil en la fiesta de la máscara: hacer el gusto a todos y tenerlos contentos, pues advierte que tienen un tiempo determinado para lucirse sobre el escenario. Pero ahí es donde está el reto: «es imprescindible que su trabajo luzca; sin ellos sería imposible». «Hago encaje de bolillos para que vean su trabajo valorado», aunque admite que «le damos mucha lata con las actuaciones conjuntas». «Hay mucha presión y mucha responsabilidad», reconoce.
Entre sus sueños, que su madre, Geni Afonso, dirija una gala de elección de la reina de Santa Cruz de Tenerife, como ya ha hecho en Las Palmas de Gran Canaria o en Tacoronte, entre otros municipios. «A mí lo creativo se me resiste, soy más metódica y racional».
Sobre la confianza que deposita este año Enrique Camacho en ella para la coordinación de los concursos, lo que le llevará a estar al frente de la torre de control, Yaiza Suárez explica que «hacer concursos y galas es la muerte». Por ello, cuando Camacho esté con otros preparativos, allí estará Yaiza.
Dentro de los concursos, las murgas es de lo más complicado gracias a la fidelidad a su razón de ser, por el alto número de participantes y la duración de su concurso, si bien precisa que tampoco hay mucho margen para la creatividad puesto que todo ya viene regulado en las bases.
«Es sota, caballo y rey en bien de la ecuanimidad y de que todos tengan igualdad de condiciones», apunta la coordinadora artística, que sabe de la complejidad que supone «en medio del caos, todo está esquematizado y controlas los tiempos». Aún con todo, la gala es mucho más complicada en opinión de Yaiza Suárez, porque tienes que cuadrar los tempo de la música, los tiro de cámaras… «Aunque la final de murgas se las trae, la gala de la reina es más complicada», asegura con una imperturbable sonrisa que hereda de Geni Afonso, la coreógrafa que hizo bailar por primera vez a una murga –Los Chichiriviches– al son de su pasacalle, o la labor que demostró en las comparsas Los Cariocas o Bahía Dorada.
Escenarios de luz
Sobre sus preferencias en materia escenográficas, Yaiza Suárez admite sus afinidades con la vieja escuela que se decanta por decorados corpóreos, si bien también comparte las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías, que ya se han impuesto.
«La tecnología ha venido para quedarse», advierte, para celebrar el amplia abanico de posibilidades que da, lo que permite mayores posibilidades para alcanzar una óptica producción, con le consiguiente plus añadido.
Y reorganiza su respuesta sobre las preferencias sobre los decorados. «Lo más bonito como escenario es un corpóreo que se instala en la calle; como profesional, prefiero uno de luz».
«Estar en el recinto ferial nos ha salvado muchos concursos y galas, porque cuando se desarrollaban los actos en la calle estaban condicionados por las condiciones meteorológicas. «El escenario corpóreo es una idea romántica, pero por el bien del espectáculo prefiere hoy por hoy una decoración con pantallas de luz».
Yaiza mira atrás cuando se le pregunta por su gala favorita. «No me quiero limitar a la elección de la reina sino también mi debilidad, y la de mi madre, son las infantiles y las de mayores. Durante estos años han sido muy especiales para nosotras organizarlas», lo que las ha llevado a nada más acabar la obertura acabar entre lágrimas de emoción o abrazadas.
Yaiza Suárez destaca el esfuerzo, la entrega y la capacidad que demuestra año tras año el director artístico Enrique Camacho. «La verdad, no sé cómo le dan las horas porque es un trabajador infatigable», explica la coordinador de los concursos y galas, que más allá que acabe en los concursos en la torre del Carnaval, reivindica para sí el trabajo que desarrolla con los grupos, su hábitat y el referente de la fiesta chicharrera.
Humberto Gonar