La comparsa Danzarines Canarios y la rondalla Gran Tinerfe se han visto obligadas a abandonar las sedes que ocupaban en las antiguas maestros del colegio La Rosa –antiguo Onésimo Redondo– después de que las inspecciones realizadas por los técnicos de la Concejalía de Patrimonio Municipal advirtieran un alto riesgo en el estado de la instalación eléctrica que ha motivado la desconexión inmediata del suministro.
La decisión fue comunicada tanto por el responsable de Patrimonio, Javier Rivero, como por el edil de Fiestas, Javier Caraballero, a los presidentes de las dos sociedades, que fueron convocados a una reunión urgente al término del pleno de este viernes.
Rivero explicó que la inspección técnica solo ha venido a precipitar los acontecimientos, ya que ambos inmuebles, que se localizan en los número 40 y 42 de la calle Santiago, en el barrio de El Toscal, no están desafectados y mantienen su uso educativo. Al no ser municipal, el ayuntamiento no tiene potestad de ejecutar la reforma en la instalación y la mejora tampoco entra ahora mismo en los planes de la Consejería.
Además, desde Educación ya se había solicitado al Ayuntamiento el interés por recuperar las dos antiguas casas de los maestros para facilitar la ampliación de las instalaciones del colegio.
Desde hace meses desde la Concejalía de Patrimonio ya se trabajaba en la búsqueda de alternativas para reubicar a ambos colectivos. De hecho, este lunes está previsto realizar una visita con la rondalla Gran Tinerfe a la sede de la asociación de vecinos Sigoñé, en el barrio de Las Cabritas, para emplazarla ahí, donde fue sede provisional de Los Fregolinos. El hecho de que Gran Tinerfe esté preparándose para el próximo festival de habaneras, en julio, hace necesaria una solución inmediata, mientras se avanzará en paralelo en una solución para la comparsa Danzarines Canarios, con otras necesidades al tener cuerpo de baile, además de parranda.
Javier Rivero explicó que hasta 2012 el ayuntamiento se hacía cargo del mantenimiento de las instalaciones eléctricas, y a partir de ahí era responsabilidad de las entidades beneficiarias de los locales. Ahora se ha retomado esta tarea y se ha procedido a realizar inspecciones para garantizar que las sedes estén en óptimas condiciones, máxime cuando se trata de grupos de Carnaval que son los que más actividad desarrollan a lo largo del año y mueven también a un mayor número de personas.
Humberto Gonar