Cerca de la playa de Añazo, a la entrada a Santa Cruz, se localiza el antiguo cuartel de San Carlos, una construcción de Domingo Sicilia que se ejecutó según los planos del ingeniero militar Amat y Tortosa que comenzó a tomar forma en 1850 y que no sería realidad hasta veinticinco años después. Bien podría entenderse como una profecía de la pasión administrativa que ha tenido que sortear esta edificación desde que en 1978 dejó de ser sede del Regimiento de Infantería de Tenerife número 49. Las crónicas de época recuerdan aquella mañana del 8 de diciembre cuando se procedió a traspasar el acuartelamiento al ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife.

Atrás quedaba su uso como hospicio y luego como sede militar. Hasta forma parte de la historia del Carnaval, pues el periodista de EL DÍA Juan Antonio Padrón Albornoz acreditó que en una escala del buque cañonero Laya parte de su tripulación, de origen gaditano, salió desfilando en lo que constituye la génesis de las murgas chicharreras. Y no fue la única relación con las carnestolendas, puestas hasta la década de los ochenta, cuando fue propiedad municipal, sus instalaciones –de estilo arquitectónico neoclásico– sirvieron de sede para los grupos de la fiesta de la máscara.

A finales de los años setenta el Ministerio de Defensa cede el antiguo cuartel San Carlos al Ayuntamiento que tras su uso para locales del Carnaval y posterior cierre fue permutado en el año 2000 con el Gobierno canario. El Ejecutivo entregó el Edificio Fides, que se localiza junto a la Casa de los Dragos, y la corporación municipal hizo lo propio con el cuartel.

Las intenciones del Ejecutivo fueron buenas pero no le acompañó la realidad. La Dirección General de Patrimonio y Contratación, en la que ya se encontraba el funcionario y arquitecto Félix Morales, saca a concurso público la redacción y posterior dirección del proyecto de rehabilitación del edificio, encargo que asumen Felipe Artengo, José María Rodríguez Pastrana y Fernando Martín Menis, responsable, entre otras, de la sede de Presidencia del Gobierno de Canarias.

Desde el principio se trazó el objetivo de que el antiguo acuartelamiento fuera sede de la Dirección General de los Servicios Jurídicos, así como de la Viceconsejería de Relaciones Institucionales, y en la génesis hasta se habló de construir un túnel subterráneo para comunicar este edificio administrativo, en el que se ha reservado una sede noble para visitas institucionales de primer nivel, con la sede de Presidencia.

Si en la construcción de las instalaciones según los planos del ingeniero militar Amat y Tolosa se invirtieron veinticinco años, en esta oportunidad han sido necesarios dieciséis años para finalizar una rehabilitación que se proyectó en 2003 y que se culminó en 2019, y eso para poner en marcha un edificio que estuvo casi medio siglo fuera de servicio. Dado que la finalización coincidió con el anterior período electoral, se desestimó su inauguración y se ha puesto en marcha desde entonces sin una puesta de larga condicionada por la incidencia luego de la pandemia.

El responsable de Infraestructuras de la Dirección General de Patrimonio y Contratación, Félix Morales, explica que en 2003 se adjudicaron los trabajos a la empresa Dragados por 2.732.029,28 euros y un plazo de ejecución de dieciocho meses, obra que se paralizó en 2005. Aunque toda la rehabilitación se valoró en tres millones se invirtieron 2,4 millones en los trabajos de cimentación del edificio que no se habían contemplado en el proyecto inicial.

¿El motivo de desajuste? En la obra se descubrió que el cuartel se levantaba sobre dieciocho metros que altura que se habían cubierto de callado de playas, lo que llevó a reforzar la cimentación, a lo que se suma las vibraciones que advirtieron los arquitectos que podría provocar el paso del tranvía.

La rehabilitación se puede contar hasta por directores generales de Patrimonio: Alfonso Fernández, en 2007, que anunció desbloquear rehabilitación con un suplemento de un millones de euros; Paulino Montesdeoca, que realizó una ampliación de 800.000 euros para modificar el proyecto tras la mejora realizada en la cimentación y por último el responsable de Patrimonio y Contratación del Gobierno canario, Antonio Vera, que decidió resolver de forma unilateral el contrato con la dirección técnica y la constructora que tenían encargada la obra desde 2003.

El propio Antonio Vera le plantea a Félix Morales encargarle de oficio el proyecto para culminar la rehabilitación del cuartel San Carlos, un reto que advierte este funcionario de la Comunidad Autónoma que lleva 33 años en ejercicio. Se retoma el proyecto ajustado a la premisa marcada por la Gerencia de Urbanismo que establecida dos condiciones reconociendo el avanzado estado de deterioro de las instalaciones: mantener la distribución de la escalera y las fachadas. En 2013 se intenta retomar la normalidad cuando se adjudica la nueva fase de construcción a la empresa Elimco, que entra en proceso de concursal, y justo al año siguiente se produjo una inundación de un metro y medio de alto junto al cuartel, que obliga a un tercer proceso administrativo tres años después a favor de VVO Construcciones con actualización de precios.

Como si fuera la niña de sus ojos, Félix Morales –que podría haber continuado con la agencia inmobiliaria de su familia, pionera en Santa Cruz, y prefirió estudiar para proyectar los edificios que otros vendían o alquilaban– sirve de guía para presentar la flamante sede administrativa del Gobierno de Canarias, junto a Presidencia.

Hoy el cuartel San Carlos puede presumir de tener instalaciones de última generación que permiten regular de forma personalizada la climatización y hasta la iluminación, hecho a la medida de los funcionarios que iban a trabajar en él. «Aquí se mueve mucho papel y datos confidenciales»; de ahí la necesidad de un lugar cómodo, con un cuerpo central, diáfana y doble altura, del que salen dos alas, en las que se ha cuidado el hasta el color interior. Resuelto ya el imbornal que evita inundaciones, ahora Morales plantea perimetrar la zona que estaría cerrada en horario nocturno para abrirla al público, lo que fuera el patio de armas del cuartel, como una zona para actos culturales, para poner en valor esta joya.

Humberto Gonar Menciones - CEOE-Tenerife

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