El autor del cartel del Carnaval -sobrino del cantante Chago Melián y familiar del imaginero lagunero Ibrahim Hernández- conoció en primera persona a los protagonistas de la fiesta a los que durante 22 años fotografió su madre en Barbacoa Tacoronte. Hoy son fuente de inspiración para este ilustrador.

¿Por qué decide repetir la experiencia de 2018?

Mucha gente me escribía, en su mayoría desconocida para mí y miembros de grupos de Carnaval, para pedir que me presentara. También participé porque es un año estratégico ya que regresa la fiesta en todo su esplendor. A nivel laboral, da mucha más visibilidad que las dos ediciones anteriores, con la pandemia.

2018 fue su estreno artístico.

Sí. Fue mi arranque. Siempre he tenido miedo a presentarme, aunque he estado vinculado al Carnaval a través de mi madre y su relación con Barbacoa Tacoronte, donde se celebraban las galas para turistas. Conozco esos entresijos. Le gané la apuesta de una cena a dos amigas que me desafiaron a participar, y aquí estoy.

Hemos pasado de las hadas de 2018 a tutear al chicharro.

El chicharro es un icono del espíritu del Carnaval.

Rinde tributo a la familia del Carnaval de Tenerife.

Sí, a Enrique González, al colocar su bastón de director al chicharro; a Juan Galarza, el maestro cartelista de referencia para mí en el Carnaval, y al Charlot de Tenerife, que siempre lo tengo presente cuando hago algo del Carnaval. Galarza usaba iconos tradicionales y claves que los transformaba. La cartelería de los años sesenta y setenta es más arriesgada que la actual y se vuelve otra vez a la mano, la ilustración, que cuentes cosas. El año 2020 fue la época de la fotografía y la gente ya no te la valora si no está tratada.

¿Cuál es la historia del cartel?

La historia es el esplendor en sí del Carnaval, el estallido o la luz personificado en el chicharro y el Carnaval en la calle, después de haber estado encerrado. Estuvo muy guay por la investigación que hizo Camacho con la gala televisada, pero lo mejor es que vuelve a la calle. Pensé mucho en las madres de mis amigas que son costureras. Es muy sacrificado hacer equis vestidos con una tela. Esas mujeres se tienen que buscar la vida para hacer un minitanga de comparsa que es pura artesanía. Mi premio es el agradecimiento recibido de costureras, coreógrafos o letristas por hacerlos presentes en el cartel.

¿Este cartel tiene más Carnaval que el de las hadas de 2018?

SÍ, sí… Es como volver a los carteles de Juan Galarza, que en 2008 puso el escudo; volver al protocolo que rodeaba el Carnaval. Juego con el nuevo cetro de la reina, como una seña de identidad que siempre reivindico.

En 2023, cartelista Santa Cruz y Los Llanos de Aridane.

Haré doblete con Santa Cruz y Los Llanos; igual que ya en 2018, con la capital chicharrera y Arrecife. Este año hay doblete y no descarto un triplete. Hay que esperar.

¿Resta valor que los actuales carteles no sean pintados?

Al contrario, la gente busca una cosa exclusiva por y para ese producto. Todas las técnicas son bienvenidas. Se podría haber desarrollar en otras técnicas, pero solo dan 45 días para hacerlo…

¿Es un cartel o el desarrollo de una imagen corporativa?

El diseño engloba todo eso. Yo apuesto más por la ilustración, por eso siempre creo un personaje como el chicharro y que pueda ser animado, que suelte burbujas, mueva el gorro, pestañee o hable. Igual sirve para hacer los trofeos de los grupos o como escenario del Carnaval, por eso lo hice plano… Esto es un concurso y la obra tiene que gustarte a ti y a la gente también; y yo fui al corazoncito de la gente del Carnaval.

Humberto Gonar eldia.es

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *