Dos de los artesanos más importantes del Carnaval de Venecia se encuentran este fin de semana en la 6ª edición de la Feria Tricontinental de Artesanía que acoge el Recinto Ferial de Tenerife: Alberta Lombardi, que ha hecho algunas de las máscaras que han llevado las reinas de la fiesta de esta región de Véneto, y Stefano Nicolao, quien no solo alquila sus trajes a los visitantes en su famoso atelier sino que también ha diseñado vestuario para superproducciones como la película Piratas del Caribe o la serie Outlander.
Alberta y Stefano son venecianos de veritá. Ella amaba el carnaval desde pequeña porque le daba la oportunidad de disfrazarse de princesa para ir al colegio. Tras terminar sus estudios en artes, se dio cuenta de que podía hacer de su pasión su trabajo y ya lleva 38 años confeccionando máscaras, que se venden sobre todo durante el Carnaval, pero también como souvenirs, regalos y decoración durante el resto del año.
En el caso de Stefano, se especializó en el diseño y las recreaciones históricas. Pasó años trabajando en distintas partes del mundo pero en los años 80, cuando el Carnaval de Venecia volvió a celebrarse tras la prohibición de Mussolini (que casi hizo desaparecer esta fiesta), Stefano decidió volver a su hogar para crear el primer atelier y el más importante: tiene más de 15.000 trajes, es la empresa que más alquila durante las carnestolendas y, durante el resto del año, realiza vestuarios para el cine, el teatro y la ópera.
Lo realmente difícil sería no conocer el trabajo de Stefano Nicolao porque su vestuario está presente en películas tan populares como Marco Polo (1982), Elizabeth I (1998), El mercader de Venecia (2004), María Antonieta (2005), Casanova (2005), Crepúsculo (2009), Piratas del Caribe: el cofre del hombre muerto (2005-2006) o El turista (2010).
En el mundo del Carnaval, este famoso sastre viste a la reina, que es quien protagoniza el acto del ‘Vuelo del ángel’ que cada año aparece en todas las televisiones del mundo: una joven baja por una especie de tirolina del campanario de San Marcos, lo que representa el inicio de la fiesta. Estos días se puede ver en el Recinto Ferial el traje que confeccionó para la reina de 2020, que es naranja y “más fantasioso y moderno” que el resto de trajes venecianos, que por lo general “deben respetar el rigor histórico, que los sitúa entre los siglos XVI, XVII y XVIII”.
Lo habitual en Venecia es el alquiler de trajes, algo que puede salir unos 80 euros por día, aunque depende de la calidad de la prenda. Muchos de los vestidos cuestan miles de euros y todos son únicos, elaborados con materiales de calidad como raso, terciopelo o seda. Y todo el calzado es de cuero. “Aunque en Canarias el Carnaval también es muy turístico, se nota más la presencia de público local. En Venecia, por el contrario, es difícil encontrar a italianos por las calles durante las tres semanas de bailes y desfiles, por eso la mayoría de los trajes son alquilados. Solo unos pocos venecianos tienen en sus casas las ropas heredadas”, explica.
MÁSCARAS VENECIANAS AL ALCANCE DE CADA BOLSILLO
Alberta Lombardi, a través de su marca Beba Creazioni, es una de los cinco artesanos venecianos que se dedican a la elaboración de máscaras. En su caso, se ha especializado en máscaras femeninas, aunque también tiene algunas clásicas para hombres: las de la peste y las de arlequín. Sus piezas están hechas en papel maché, son a medida y de todos los precios, que dependen principalmente de las horas de trabajo: “Las más sencillas se elaboran en una hora y cuestan 15 euros, mientras que las más elaboradas llevan 40 horas de trabajo y pueden llegar a los 1.000 euros”.
La ventaja de que las máscaras sean artesanales está no solo en elegir los colores y la decoración, sino también en poder ajustarlas al tamaño y proporciones de la cara. Entre los materiales encontramos pasamanería, plumas, terciopelo, cascabeles, raso, lentejuelas… todo lo necesario para triunfar en eventos del Carnaval de Venecia como el concurso a la Maschera piu bella o para unirse al coqueteo de las miradas durante los bailes nocturnos en palacio.
Tanto Alberta como Stefano admiran las fantasías del Carnaval chicharrero, ella porque la pedrería de nuestras reinas le recuerdan a la pasamanería que realiza para sus máscaras y él por las grandes dimensiones de los trajes así como por la libertad artística que representan: “Se nota mucho cómo influye el clima en las creaciones, el Carnaval de Tenerife es más caluroso, por eso es más destapado. En Venecia hace muchísimo frío y es necesario llevar trajes con varias capas y también abrigos”, comparte el sastre.
Clara Morell