Muchos, los más jóvenes, han crecido viendo el parque de Santa Catalina, la Plaza de la Música y el recinto donde se ubicaba el antiguo Estadio Insular, como sedes casi inamovibles del carnaval de Las Palmas de Gran Canaria. Pero no siempre se han celebrado en estos lugares. Unas fiestas que tienen más de cinco siglos de historia en los que se han topado con prohibiciones por parte de obispos y corregidores, guerras, dictaduras y hasta la mismísima Santa Inquisición, han tenido que cambiar de ubicación en numerosas ocasiones.
Y cuando parecía que habían encontrado su centro neurálgico ‘definitivo’, un pleito con los vecinos de la zona -primero-, y ahora las obras de la metroguagua, pasan a engrosar la lista de dificultades que obligan a los festejos en honor a Don Carnal a mudarse nuevamente en busca de un espacio donde retumbe la melodía del “ponte tu mejor disfraz y entra en el carnaval, es para ti venga ya…”.
Desde que los genoveses que residían en la ciudad Real de Las Palmas, allá por el siglo XVI, introdujeron en la isla sus bailes de máscaras, y hasta que en 2023 el carnaval ha sido declarado Fiesta de Interés Turístico Internacional, han pasado muchas cosas, y sobre todo, muchos lugares: la Plaza de La Feria, La Alameda de Colón, el Paseo de San José, la Calle Mayor de Triana, la Plaza de Santa Ana, el Gabinete Literario, Vegueta, el Estadio Insular, el López Socas, el teatro Pérez Galdós y el propio parque de Santa Catalina han visto desfilar, en algún momento de la historia, gente disfrazada o grandes carrozas (con más gente disfrazada a bordo).
Antecedentes del carnaval actual
Las fiestas de invierno del siglo XX, en las que los vecinos de la ciudad, y sobre todo del barrio de La Isleta y de la zona del Puerto de La Luz, acudían a los eventos, y en cuyos trayectos hasta los lugares de celebración llevaban sus disfraces ocultos bajo sábanas, perdieron su categoría de clandestinos en la segunda mitad de la década de los 70.
Fue en los años 80, época de auténtica explosión cultural y social, cuando el carnaval vuelve las calles (hecho iniciado tras la muerte de Francisco Franco, en 1975, y al finalizar el Régimen dictatorial un año después) y comienza a desarrollarse en las Casas Consistoriales situadas en la Plaza Mayor de Santa Ana; además durante su renacimiento se recupera una tradición que se remonta siglos atrás, casi a los albores de las celebraciones iniciadas por los italianos que vivían en la isla: la fiesta veneciana de Vegueta.
Década de los 90 y el carnaval se encuentra a sí mismo
En 1990, la gala de la reina se celebró, por primera vez, en el Parque de Santa Catalina. Y tras varios cambios de ubicación en años sucesivos -con el desastroso e imborrable recuerdo de la edición del 94 en la plaza Saulo Torón-, el popular enclave junto al Puerto recuperó el protagonismo en 1995, aglutinando todos los actos del carnaval de la ciudad palmense. Eventos como el concurso de murgas se siguieron llevando a cabo en el Teatro Pérez Galdós, la Plaza de Santa Ana, el Estadio Insular o el López Socas, hasta que en 1997 también se trasladaron al escenario del Parque Santa Catalina donde se estableció la sede definitiva del carnaval, hasta ahora.
Desde esos años el carnaval de Las Palmas de Gran Canaria ha ido añadiendo novedades como los famosos mogollones, o la gala Drag Queen. Pero también otros con cierta polémica en los que destacan dos por encima del resto: La fiesta de los indianos en Vegueta (celebrado por primera vez en 1998) y el carnaval de día, que levantaron bastante revuelo con las islas de La Palma y Tenerife, respectivamente, donde estos actos tuvieron su origen, acusando a la organización de las carnestolendas palmenses de copiar sus formatos. En este sentido, las fiestas de la ciudad también incluyeron otro nuevo evento diurno a su agenda: el pasacalles que transcurre por la playa de Las Canteras.
Una de las sedes del carnaval de LPGC situada en la Plaza de La Música (Playa de Las Canteras).<br>
Una de las sedes del carnaval de LPGC situada en la Plaza de La Música (Playa de Las Canteras).<br>
Pero las galas o los concursos no han sido los únicos acontecimientos que han cambiado de localización a lo largo de la historia. La tradicional cabalgata que recorre la ciudad, desde el Castillo de la Luz hasta el Parque San Telmo/Teatro Pérez Galdós, ha variado el sentido de su trayecto en diferentes ocasiones, intercambiando los puntos de origen y destino. Incluso finalizando su itinerario en el parque de Santa Catalina para la celebración de los anteriormente citados mogollones. Aún así, y desde hace unos años, El Sebadal es el lugar donde se concentran las carrozas antes de iniciar el camino oficial, y es desde donde realmente parte la fiesta con los primeros carnavaleros encaramándose a las guaguas, carretas y camiones.
Ahora, y por motivos relacionados con las interminables obras de la metroguagua de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, las carnestolendas buscan un emplazamiento para desarrollar los actos centrales de una de las fiestas más importantes de la isla, y por ende, de la capital. La Plaza de la Música, junto a la playa de Las Canteras, en el barrio de Guanarteme, y el recinto donde se levantaba el antiguo y querido Estadio Insular, parecen seguir manteniéndose como sedes de diferentes celebraciones del carnaval 2024, pero previsiblemente no las únicas. Por lo tanto, este año la pregunta no será la tradicional ¿me conoces, mascarita?; sino más bien, ¿dónde vas a estar, mascarita?
Yeray G. Nuez