El Círculo de Amistad XII de Enero puede presumir de haber sido el primer altar donde se celebró la reina del Carnaval de Santa Cruz Tenerife, entonces Miss Carnaval, títulos que en las veladas festivas que se desarrollaron en la sede de la sociedad. La primera, en 1935, cuando resultó elegida Onagra Díaz Lorenzo, el segundo, junto antes de la guerra civil, cuando se proclamó a Ana de la Torre del Pino. Antes de esa ediciones, ya había Carnaval en esta institución que cuenta con 153 años de historia.

Cabe recordar que el actual Círculo es el resultado de la fusión, el 13 de marzo de 1868, del Recreo, Sociedad de Patriotas e Instructiva de Artesanos de Santa Cruz de Tenerife, constituida el 2 de agosto de 1855 en la calle Cruz Verde, número 4, cuyo presidente era Gregorio Carta; El Progreso, en La Noria, nímero 1, y La Aurora, Sociedad de Amigos de la Juventud, creada el 13 de septiembre de 1855 en la calle del Tigre, presidida por Rafael de Bethencourt. Bajo la nueva denominación se instalan en la plaza de la Iglesia número 12.

Un voraz incendio en julio de 1892 obliga a buscar una sede y el 30 de octubre de 1903, al fusionarse con la Sociedad XII de Enero, de El Toscal, adopta su actual denominación: Círculo de Amistad XII de Enero. A partir de esa fecha se adquieren los terrenos en la calle Ruiz de Padrón, sometida a lo largo de años a sucesivas ampliaciones y mejoras.

En el nuevo Carnaval, El Círculo es referente de la mano de la agrupación lírica La Zarzuela, del maestro Salvador Rojas, y no es excepción el vínculo que hereda de presidentes y vocales anteriores, entre los que se recuerda a Julián Martín –entre otros– asiduos de los locales de los grupos en el preCarnaval para elaborar la programación de la sociedad.

Al frente de El Recreo, en su segundo mandato, Francisco Perera, quien perteneció en 1976 y 1977 a Triqui-Traques –época incluso cuando la murga tenía su sede en El Círculo–, para luego sumarse a la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá en las décadas de los años ochenta y noventa, un vínculo que pese a sus múltiples compromisos profesionales –desde reconocido médico odontólogo a cónsul, entre otras ocupaciones– no ha perdido con la murga madre de Canarias, pues desde 1990 se mantiene fiel a la costumbre de ir a maquillarlo; hasta su hija, Verónica Perera Encinoso, heredó esa tradición y, desde Alemania, si tiene que elegir para venir a Tenerife, prefiere el Carnaval a la Navidad para acompañar a su padre a maquillar a la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá.

En la actualidad jubilado, Juan Baeza es contador de la Sociedad, y acumula ya cuatro mandatos. Es puro Carnaval, desde los años setenta con Tronco Verde, donde conoció a José Antonio González El Flaco, Juan Ramón Tonucho o Zenaido Hernández, con quienes se embarcó en Singuangos desde la fundación, cuando salían mujeres, hasta los noventas, que limita su asistencia a los conocido skets por los que se caracterizó la murga del barrio Duggi. Recuerda cuando fueron a cantar a Las Palmas, temerosos del viaje y fueron recibidos como reyes., o cuando en una de las galas de Tamayo iban a entrar un burro… Todavía se ríe cuando recuerda la llamada para Singuangos y el burro por la rampa tres.

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En la sala de juntas, otro clásico del Carnaval, de la Canción de la Risa –el concurso que inventó para engrandecer la fiesta– y también componente de Singuangos: Manón Marichal, que le apunta a Baeza, compañero ahora de junta y antes de murga, la edición que el director, El Flaco, le pidió que comunicara a la organización que iban a la gala sin disfraz –con tela de saco y sombrero de periódico– “porque el local se le había quemado”, argumento que trasladó Manón a la entonces concejala de Fiestas Maribel Oñate.
Otra autoridad del Carnaval en la directiva; en el primer mandato fue vicepresidente de Francisco Perera y ahora es asesor de la directiva y también del gabinete de crisis formado en El Recreo con motivo de la Covid: Pedro Mengíbar. Trabajador de la banca, en la actualidad prejubilado y afanado en el montaje de una exposición de las murgas de La Laguna, junto a Ramón Guimerá en La Laguna –de la mano del Aula de Cultural del Carnaval que preside–, afirma que “lo único que le ha faltado en Carnaval es barrer las calles de Santa Cruz por la mañana”. Militó en Triqui-Traques, y también ha estado en Trasnochados –de donde fue su director fundador– y fue el maestro que eligió Enrique González para sucederlo al frente de la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá, tarea que acometió hasta su vuelta a Triqui y colaboraciones con otras murgas, además de haber sido gerente de Fiestas. Es el principal valedor del Premio Criticón. Siempre recordará la bronca que metió un día en la Fufa y el entonces secretario de la sociedad, Sergio Hernández de León, le recordó que la mayoría de los componentes podrían ser su padre. Un caballero de la murga y el Carnaval.

Entre los soportales de la directiva de Francisco Perera, David Pérez El Poli, responsable de judo y kárate y profesor de estas disciplinas en El Recreo, así como asesor en Fiestas, área que desarrolla Manón Marichal.

El Poli militó de 1988 en Los Vitorinos, para sumarse a los Quinquiñecos adultos en 1993 y salió el último de Trasnochados, en 1995 ; para salir en Guachi entre 1997 y 1998 y desde 1999… en Diablos Locos. Es el componente de primera fila que canta y entona con la cara.

En la directiva, Manolo Peña, vicecontador del Círculo de Amistad XII de Enero y responsable de las instalaciones deportivas. Manolo Peña es Carnaval, sinónimo de Mamelucos y Mamelones, presidente de la Casa del Miedo, y de cuantos grupos precisan apoyo.

Juntos, con el presidente a la cabeza, el Círculo vive por y para el Carnaval, contagiados de la filosofía de la murga madre, con la lírica de La Zarzuela que los distingue y la cuna de las galas del Carnaval.

Humberto Gonar 

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