El arquitecto Carlos Santos, encargado de plasmar el escenario del Carnaval de los Juegos Olímpicos, tiene como reto adaptarse al Estadio Insular.
En 2019 ya diseñó el escenario del Carnaval de ‘Una noche en Río’. ¿Cómo se ha tomado que la organización haya vuelto a apostar por usted?
Muy contento de estar otra vez aquí. Después de estar fuera de la isla un tiempo. Este año estuve en Austria, justo en las fechas de carnavales. Así que muy feliz de estar en casa de nuevo.
¿Qué le parece la nueva ubicación del escenario? Tiene todo un reto por delante.
Sí, hay un reto, por la propia naturaleza del parque de la Estadio Insular, pero bueno, eso lo hace más interesante si puede, ¿no? El intervenir en un espacio que al final va a condicionar el escenario, eso va a hacer que sea muy diferente a lo que estamos acostumbrados e incluso diría que va a lucir mucho en ese entorno.
¿Se podría decir que será un valor añadido al escenario?
Claro, el entorno ya no solo por el valor histórico que tiene el estadio con respecto al Carnaval, sino el propio valor arquitectónico que tiene actualmente en la ciudad, es un valor añadido, sí.
Ya tiene esbozos, ideas, no sé, ¿Qué puede contar?
Poco, sí, pues hemos tenido conversaciones de ideas, de por dónde queremos enfocar la línea del escenario. Ha habido muy buen entendimiento con Josué Quevedo [actual director artístico de la fiesta]. Creo que hay una buena sinergia a nivel creativo y bueno, sí, ya hemos tenido conversaciones de arranque.
El hecho de que fuera un estadio y que los carnavales se dediquen a los Juegos Olímpicos. ¿Ayuda en ese sentido?
Claro, por supuesto. El Estadio además es un enclave histórico en el Carnaval. Todo eso lo hace un lugar perfecto e inspirador. Al final es un elemento que nos lleva a la propia alegoría que estamos trabajando este año.
¿Habrá algún guiño a esa historia del Estadio tanto deportiva como su pasado murguero?
Es pronto para definir eso. Ya estamos en primeras conversaciones. Pero la idea es que haya algo propio de nuestro Carnaval.
«Intento agarrarme a un concepto, el qué queremos contar para encaminar la imaginación»
¿Cómo es el proceso creativo? Si le puede contar a los lectores cómo se pasa de la lluvia de ideas a lo que verán en el Estadio en febrero.
Inicialmente hay conversaciones con la Dirección Artística, un poco entender su idea, su concepto de lo que quiere plantear en los diferentes eventos. Luego hay unas necesidades técnicas que hay que cumplir por la naturaleza del evento. Y en este caso concreto, entender bien el lugar, en este caso el Estadio, para crear el escenario acorde al espacio del que disponemos. Luego toca dibujar, dibujar, dibujar y contrastar. Se presenta a la dirección artística y luego viene la fase de ejecución, donde entran pues talleres, el montaje y la supervisión de esa construcción.
Además de esos mínimos y las ideas que tenga el director artístico. Después de ahí, ¿Es todo fruto de la imaginación?
Imaginación y decisión también, de por dónde hay que llevar la imaginación y el proceso creativo. Por mi manera de trabajar siempre intento agarrarme a un concepto de argumento estético, el qué queremos contar o qué queremos plasmar para también encaminar esa imaginación hacia un fin coherente.
¿Qué le parece la temática? Los Juegos Olímpicos. Imagino que darán mucho juego, nunca mejor dicho.
Sí, es muy inspiradora, el tema es súper amplio, abarca mucho, pero ya las olimpiadas hoy en día han cogido también una dimensión en la que ya no solo el deporte, también hay una puesta en escena, hay un espectáculo vinculado a la inauguración, a la clausura, ahí tenemos una inspiración muy potente. Y, por supuesto, las olimpiadas en sí, ya no solo como las entendemos hoy en día, sino su propia historia.
Imagino que vio la ceremonia de los Juegos de París, no sé si a modo inspirador.
Estaba trabajando fuera y no la pude ver en directo. Pero el hecho de sacar del recinto del estadio, la inauguración, y llevarla a la propia ciudad ha sido un giro bastante sorprendente.
Recientemente ha hecho la escenografía del musical ‘Titanic’. ¿Qué diferencias hay entre un evento así y el Carnaval?
He tenido la suerte de abarcar teatro, ópera, musicales. Diferencias hay, obviamente. El punto de partida es diferente. En una obra de teatro, donde tenemos un texto, o una ópera donde tenemos la música y el libreto, nos sitúa un punto de partida diferente; en el Carnaval nos marca la alegoría una temática, una estética. A partir de ahí, el proceso aunque parezca diferente es bastante similar. Hay unos condicionantes, hay unas cosas que cumplir para que el espectáculo pueda suceder. Al final de lo que se trata es de hacer un escenario o diseñar para que el espectáculo funcione.
Vuelve al Carnaval y lo hace con un director artístico diferente al de 2019.
Al final cada director tiene su manera de hacer el espectáculo, su manera de contar, como nos hace único a cada escenógrafo también nuestra manera de contar plásticamente lo que se quiere transmitir.
Ideas tendrán ya muchas en la cabeza.
Ideas en la cabeza hay. Siempre hay mucho que descartar en el proceso de trabajo. Como digo yo, hay que poner en bajo crítica todo lo que uno hace para intentar buscar el mejor resultado.
¿Tienen en mente unos mínimos?
Hay un punto de partida en el que estamos buscando un escenario actual, moderno y carnavalero, obviamente, pero con miras a un escenario del futuro. Miramos a lo que se hace en el exterior, cogiendo muchas referencias de lo que se hace fuera para tener un escenario del siglo XXI.
Es más de minimalismo que de escenarios recargados.
Trabajo desde el concepto. Como decía, tener claro qué se quiere contar ayuda a enfocar la línea de diseño. En el caso de Río, había toda una parte que era inspirada en la arquitectura plasmada de una manera muy conceptual. Y también había una parte figurativa con ese tocado central a lo Carmen Miranda.
Adzubenam Villullas