La voz de Besay Pérez, de 29 años, ha dado la vuelta a España en los últimos meses, gracias -valga la redundancia-al programa de La voz, de Antena 3, en el que finalmente se ha quedado a las puertas de la final. Hoy nos recibe en su segundo hogar, la casa museo de Los Sabandeños, en La Laguna, ataviado con su mejor sonrisa, desprendiendo el buen rollo que le caracteriza y acompañado de su amigo, el también solista Javier Hernández.

Nos sentamos en una pequeña pero acogedora sala de estar y rebobinamos hasta el principio de su trayectoria. “De pequeño, además de deficiencias visuales, desarrollé una tartamudez y, claro, no era capaz de entender por qué tenía todo perfecto en la cabeza pero no podía decir lo que pensaba; fue un proceso traumático en el colegio”, recuerda. Entonces llegó ella, la música, como un “salvavidas”, y descubrió que cada vez que cantaba las palabras salían fluidas, sin trabas. Nunca fue a un logopeda. Hizo sus “mejores terapias” en las rondallas del carnaval, en las que se atrincheró cuando cumplió los ocho años, y en Los Sabandeños, donde lleva más de una década.

Besay presentó varios vídeos de algunas de sus actuaciones al casting online de La voz y, días después, le llamaron para comunicarle que había sido preseleccionado para el casting de Madrid. “Fui y volví en el mismo día”, detalla. La suerte estaba echada. No supo nada más del programa hasta que su madre y su hermano le prepararon una sorpresa que hoy recuerda con cariño. “Estaba durmiendo y mi madre me despertó porque tenía que darme una noticia. Cuando abrí los ojos, había globos, confeti y una pancarta enorme en mi cuarto que decía que había sido seleccionado para las Audiciones a ciegas”. Y allí se plantó el mismo día de su cumpleaños, el 13 de junio.

Sonaron los acordes del clásico napolitano O sole mío, de Giovanni Capurro y Eduardo di Capua, y el lagunero empezó a cantar: “Che bella cosa…”. Alejandro Sanz cerró los ojos, Pablo Alborán inclinó la cabeza con un atisbo de sorpresa en su rostro, Luis Fonsi asintió mirando al techo y Malú, la primera en darle al pulsador, sacó un bolígrafo rojo y apuntó algo en un papel. ¡Pleno! Los cuatro coaches acabaron girándose. Besay estaba dentro de La voz. “No me lo esperaba. Hice un giro en medio del tema y asumí que no se iban a dar la vuelta. Me dije: ‘ya está, disfrútalo’, pero, al final, me llevé la sorpresa”.


“ERES BUENO DE VERDAD”
Besay se decantó por formar parte del equipo de Malú, aunque confiesa que no tenía claro con quién irse, pues “lo que tú quieres es entrar al programa”. Sin embargo, la cantante madrileña, aparte de ser la primera en darse la vuelta, “fue la que más énfasis puso para llevarse mi voz y me convencieron sus argumentos”. Lo cierto es que no fueron pocos los elogios que recibió de su parte durante su estancia en el talent show.

La versatilidad del sabandeño quedó demostrada en el siguiente programa, cuando le tocó cantar la versión de Il divo de A mi manera junto con Makiko y el Grupo TNT. De hecho, fue el único seleccionado por la coach para pasar a la siguiente fase del concurso, los Asaltos. Javier Hernández, compañero de Besay en Los Sabandeños, apunta que precisamente ese es su fuerte. “Su ventaja es que no lo puedes encasillar, este hombre canta de todo”, asegura. David Bisbal puede dar fe de ello, ya que fue testigo de la maravillosa interpretación que el lagunero hizo de Abriré la puerta. Y es que al almeriense no le quedó otra que subirse al escenario para cantarla juntos, una actuación calificada de “única” por los seguidores en las redes sociales.

“Hay un antes y un después en mi trayectoria en el concurso tras esa actuación”, explica ahora, con los ojos como platos. “Fui hacia arriba desde ese entonces. No me lo esperaba, fue la guinda”. En el Asalto Final le tocó defender Nostalgias y en el Directo bordó María, del musical West Side Story. Malú no se lo pensó dos veces y eligió su pupilo tinerfeño como semifinalista de su equipo, mientras que Luis Fonsi le confirmó que “eres bueno de verdad”. La última vez que Besay pisó el plató de La voz, en la semifinal, se dejó la piel versionando Me enamoré de ti, de David Bisbal, pero no pudo pasar a la gran final. No obstante, “creo que ha sido de las experiencias más brutales que he vivido”, afirma.

Besay se llena de orgullo cuando habla de Canarias. “Los canarios tenemos algo maravilloso, que es la insularidad. Venir a Madrid y cantar un tango, con el deje folclórico nuestro, y que la gente te aplauda, es maravilloso. Me salieron hasta las lágrimas. Yo me siento muy orgulloso de ser de aquí, del ‘mi niño’, del ‘muchacho’, de emocionarme cuando escuché el Pasodoble Islas Canarias en la presentación… Soy así”.

Acabada su participación en el programa de Antena 3, el lagunero volvió a su casa, a sus rutinas, a sus ensayos, a su vida tal y como era antes de mostrarle su talento a todo el país. Si algo ha cambiado en él, es su mentalidad. “Entré siendo un pibe y salí siendo otro mucho más seguro, estable y con más confianza”, asevera. A la vuelta de la esquina tiene varios conciertos, dos de ellos el 18 y 19 de diciembre en la plaza de la Patrona de Canarias, en Candelaria. “Ahora que me he descubierto un poco más, arriesgaré más con el repertorio”.

-¿Dónde se ve dentro de 20 años?

“Siendo honesto, aquí, con mi manta, la de Los Sabandeños”.

Luis Rabionet Diario de Avisos

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