Hoy se cumplen diez años de la partida del “padre de las murgas”, una ausencia que todavía recordamos por el legado tan grande que dejó en nuestro carnaval.

Don Enrique González Bethencourt nació en el barrio del Toscal, el 23 de septiembre de 1924, y falleció el 13 de mayo del 2010 en su ciudad natal, Santa Cruz de Tenerife.

Es considerado el padre de las murgas de Canarias. En 1935, fundó junto a sus amigos de la infancia, la murga infantil Los Guanchi. La murga estuvo en activo desde 1935 y desapareció después del Carnaval de 1936, por inicio de la guerra civil.

En 1954 funda su primera murga adulta, Los Bigotudos. En 1961, año de la fundación de la Afilarmónica NiFú-NiFá, forma parte de las personas que logran disfrazar el Carnaval como Fiestas de Invierno, junto al entonces obispo de Tenerife Domingo Pérez Cáceres, el gobernador Manuel Ballesteros Gabrois y el secretario de Información y Turismo Opelio Rodríguez Peña.

La NiFú-NiFá bajo su dirección, gana el concurso de murgas entre los años 1961 y 1965, después de ganar por 5 años consecutivos la NiFú-NiFá deciden retirarse de la lucha por los premios del concurso de murgas. Participan en el concurso, pero no como murga aspirante a premios.

Contribuye en 1972 en la creación del actual concurso de murgas infantiles, entonces ‘certamen de colectivos críticos infantiles’. Así como en la celebración de los primeros entierros de la sardina del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife. Siendo Don Enrique el encargo del diseño de la sardina y su elaboración durante los primeros años. Luego Don Enrique sólo sería el encargo de supervisar el trabajo de elaboración de la sardina y su entierro.

La afilarmónica NiFú-NiFá le concedió su insignia de oro en 1976, era el primer premio que concede la NiFú-NiFá y del que se tiene veracidad.

En 1989, la NiFú-NiFá le concedió la Insignia de Oro, brillantes y rubies. El galardón con más alto valor entre todos los que entrega la Afilarmónica NiFú-NiFá.

Don Enrique constantemente fue sincero, claro y transparente. De hecho, aún resuena su rechazo a “los coros de las murgas de ahora con letras tan grandes”. “Echaba de menos más crítica y que salieran más a la calle para divertirse, no por dinero”.

El 13 de mayo del 2013, en la Plaza del Príncipe de Santa Cruz de Tenerife se hizo inauguración de una escultura dedicada a Don Enrique González Bethencourt. Con motivo del tercer aniversario desde su fallecimiento, se hizo inauguración de una escultura dedicada al padre y maestro de las murgas chicharreras.

Fue tal su obra en el Carnaval, que como agradecimiento se le dedicó la edición de 2011, en el que la Gala de la Reina se convirtió en un homenaje póstumo a su vida y trayectoria.

Además que todos los grupos murgueros del Carnaval chicharrero contribuyeron homenajeando a Don Enrique con alguna estrofa dentro de su repertorio.

El cartel del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife 2011 fue realizado por su propia hija.

“Y yo les digo también el Carnaval este año sí tiene cartel, no es nadie de fuera es de aquí al 100% y yo me quito el sombrero éste sí que es chicharrero, me quedo con el cartel pues cada vez que lo miro me eriza la piel es el payaso que yo siempre he querido ser, puede haber algo más nuestro la sonrisa del maestro, Don Enrique siempre maestro” estrofa cantada por la murga los Bambones.

Así, el 13 de mayo del 2013, familiares, amigos, conocidos y curiosos viandantes fueron testigos de este momento tan importante para su familia y para todo el mundo murguero. Una escultura a tamaño real y de bronce que desde ayer preside la Plaza del Príncipe.

Durante el acto habló Elena González Ramírez, hija de Don Enrique y dijo que fue ella la que pidió que la escultura esté colocada en esa dirección: “que la escultura mirase hacía el escenario, la gente me decía que por qué no miraba al bar pero yo tenía claro que no, que él tiene que mirar a las futuras murgas que canten aquí”.

La iniciativa para hacer una escultura en homenaje a don Enrique surgió en las redes sociales y se fraguó en una página de Facebook aún existente llamada Yo También Quiero Una Estatua Para Don Enrique González Bethencourt, que ha llegado a tener 260.000 visitas, según la hija del murguero.

Después de formar una comisión de seguimiento de este proyecto, integrada por la familia del homenajeado, la propia NiFú-NiFá y Fernando Ballesteros, en representación del Consistorio, se trabajó en el diseño de la escultura y se recogió la iniciativa de Fundiciones Bronzo: un boceto del maestro a tamaño natural.

Desde abril de 2011, Esculturas Bronzo llevaba trabajando en la pieza a la espera de que la iniciativa consiguiese el dinero que costaba el modelado y la fundición. Finalmente, una suscripción popular, junto con la ayuda de patrocinadores privados como la Compañía Cervecera de Canarias, consiguieron reunir el dinero presupuestado. Esta empresa ha trabajado siempre bajo la supervisión directa de la familia del fallecido murguero, que ha tenido como resultado la mag nífica escultura que este lunes se ha descubierto en la plaza del Príncipe.

La voluntad de la ciudadanía santa crucera se formalizó en el pleno municipal y fue entonces cuando se comenzó a buscar fondos para financiar la instalación. La comisión de seguimiento abrió entonces una cuenta corriente en una entidad bancaria para recoger las aportaciones voluntarias de los chicharreros que quisieron colaborar en este merecido homenaje.

Al responder el proyecto a una iniciativa de la familia y de la Sociedad Afilarmónica NiFú-NiFá, que le fue encargado a Esculturas Bronzo S.A., no se procedió a una contratación administrativa. El valor total asciende a 21.000 euros.

En la Noria aún se echa de menos el silbato con el que el maestro avisaba a los componentes de la Fufa desperdigados por las cantinas de otros grupos que el ensayo comenzaba. Hay personas irrepetibles, inolvidables que se convierten en leyendas. Más allá del Carnaval, Enrique González fue un hombre “sencillo y cariñoso” que conquistó los corazones de muchos tinerfeños.

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