El alcalde de Santa Cruz de Tenerife, junto a varios concejales, mantuvo este martes una reunión clave con representantes de los 22 grupos del Carnaval que ensayan en el antiguo mercado de La Salud. El encuentro, que se prolongó durante casi dos horas, tuvo como objetivo principal restablecer la paz vecinal en una zona donde los conflictos por ruidos y ocupación de espacios públicos han ido en aumento.
Un llamado a la responsabilidad
Bajo el lema “La vuelta al origen”, el regidor municipal advirtió a las agrupaciones sobre la necesidad de establecer normas claras de convivencia. “O encontramos soluciones conjuntas o nos arriesgamos a que un juez ordene el cierre de los locales por las denuncias vecinales”, señaló. La advertencia llega después de que residentes del barrio exigieran reiteradamente el traslado de las actividades carnavaleras fuera de la zona.
Autocrítica y gestos de colaboración
Durante el diálogo, varios grupos asumieron su parte de responsabilidad. “Estamos pagando los excesos de 20 años”, reconoció una portavoz de la murga femenina Burlonas. Representantes de otras agrupaciones como Los Aceviños, Guachi Infantil y Bahía Bahitiare también mostraron disposición al acuerdo.
Un momento destacado ocurrió cuando Juan Cano, de la rondalla local, defendió a sus compañeros ante la sospecha de ser responsables de batucadas nocturnas: “Nosotros no ensayamos los fines de semana”, aclaró.
Hacia un pacto con medidas concretas
El borrador de acuerdo incluye:
• Prohibición de celebraciones privadas (bodas, bautizos) en los locales
• Eliminación de estructuras como piscinas en zonas comunes
• Regulación estricta de horarios de ensayo y niveles de ruido
• Organización de accesos y aparcamientos para reducir molestias
El alcalde buscará ahora el respaldo vecinal para este plan, que pretende devolver el equilibrio al histórico mercado, cedido originalmente para fines artísticos. “Queremos presentar soluciones, no excusas”, afirmó el regidor sobre este conflicto que lleva años enfrentando a residentes y carnavaleros.
El documento final se presentará en los próximos días, marcando un posible punto de inflexión en una disputa que pone en juego tanto la tradición festiva como la calidad de vida en uno de los barrios más emblemáticos de la capital tinerfeña.