El concejal de Patrimonio y Viviendas Municipales de Santa Cruz, el nacionalista Juan José Martínez, pasó revista a las obras ejecutadas en los locales de ensayos de los grupos del Carnaval que tienen su sede en el antiguo mercado de La Salud, así como de otros colectivos de participación ciudadana para conocer en primera persona el grado de ejecución de las obras desarrolladas, que fueron objeto de debate en el último pleno.

Patrimonio amplía la inversión en los locales del Carnaval mientras la oposición cuestiona la legalidad
Acompañado por responsables de las empresas de Viviendas Municipales y de Mantenimiento de Edificios Públicos, así como del arquitecto encargado de los trabajos, el edil recorrió una a una las sedes. Martínez mostró un talante más conciliador y, por encima del discutido grado de finalización de los trabajos por parte de algunos representantes, garantizó que el Ayuntamiento no se va del antiguo mercado, sino que continuará con cuantas mejoras sean necesarias para garantizar que los grupos puedan desarrollar sus ensayos en las mejores condiciones posibles, hasta que sea una realidad el proyecto integral en el que trabaja el área de Infraestructuras que dirige Dámaso Arteaga.

En la visita, el arquitecto de la obra cuestionó el grado de protección del inmueble y de su fachada –algo que quedó en el aire– y planteó la necesidad de realizar una zanja en la parte alta del mercado para impermeabilizar todo el perímetro del inmueble en el que tienen su sede 22 locales, una obra propia de ese proyecto integral. Al igual que hizo antes del pleno la concejala y exalcaldesa socialista, Patricia Hernández, en este caso fue el arquitecto encargado de la obra quien fue punteando la lista de trabajos realizados. La mayoría fueron ejecutados en diciembre, lo que justifica que con el paso del tiempo hayan aflorado las humedades en el interior de las sedes de los grupos en un inmueble que tiene más de cincuenta años de construcción.

Guachi adulto.
Uno de los directivos de la desaparecida murga adulta Guachipanduzy fue el encargado de abrir el local y hacerle saber el grado de insatisfacción por el inexistente lijado de la puerta principal o que no se había acometido todo el pintado de la pared. El concejal pareció estar del lado de los grupos y pidió explicaciones a los encargados y jefes de la obra, mientras el arquitecto asumía una postura más propia de un notario. Echaba mano de la lista y se limitaba a leer lo que se había encargado y comprobar si se había ejecutado. «¿La puerta está pintada?». «Sí, pero no lijada», reprochó el componente, mientras se refería al acabado. Martínez ironizó. «¿Cuál es el período de garantía del pintado?», para hacer cómplices a los grupos del mantenimiento.

Rebeldes.
En la murga infantil decana del Carnaval, su presidente, Paco Cortés, lamentó las humedades que afectan al local. De nuevo el arquitecto dio lectura a la encomienda de trabajos que dio por hechos, si bien ahondaron en las humedades que han vuelto a aparecer por falta de ventilación. La solución es que los grupos abran las ventanas. Se plantea la disyuntiva: «¿Cómo vamos a dejar abiertas las ventanas con el riesgo de que alguien nos pueda tirar algo y prender fuego?». Eso, donde hay ventanillas, porque la de Los Rebeldes está cercenada a la mitad por una rampa que se hizo por la parte alta del mercado. Pero el agua, cuando llueve, se cuela hasta por la puerta, que está rematada en pladur.

Pita-Pitos.
«La pared chorrea cuando llueve». Después de la salutación cordial, esa fue la explicación que dio Tere, la presidenta, mientras el concejal le reiteró que desde Viviendas Municipales se comprometían a revisar los locales todos los años para combatir las humedades, a la espera del famoso proyecto integral del mercado. En tono más distendido, Martínez se despidió de la presidenta: «Aquí alguna paella cae», a lo que Tere le dijo: «Es necesario el combustible para continuar». «Es de agradecer su esfuerzo por el Carnaval», comentó el edil.

Burlonas.
Aunque el local de Burlonas estaba cerrado, desde fuera los encargados de la obra comentaron con el arquitecto al concejal que esta era la sede estrella –y no solo porque la tenga pintada por fuera– de las intervenciones municipales, pues hasta pusieron pavimento en uno de los últimos locales que estaba al raso, además de mejorar la ventilación colocando cuatro trépanos en la fachada. El concejal vio los cielos abiertos como solución a las humedades y el arquitecto puso los pies en el suelo: «Hay que perforar un muro de 60 centímetros y cuesta mil euros». «¿Será por dinero?», le dijo con jovialidad Martínez. «Hablamos con el edil de Hacienda», área que gestiona el propio Martínez.

De ahí, a Jocikudos, murga adulta que no continúa en activo. Su representante, Tana Cedrés, deslizó una recriminación a la exalcaldesa socialista, porque dijo que visitó todos los locales y en el pleno solo se refirió a dos o tres. Eso no evitó los reproches: ni han lijado ni pintado las puertas, ante la contrariedad de los jefes de obras; pero es que no tienen puertas de madera. Ahí admitieron el error y quedaron para la próxima intervención las demandas de Tana.

En Rumberos también surgió la discrepancia, porque se realizaron todas las obras necesarias, pero el agujero en la tronja continúa. De nuevo las humedades: «hay que abrir las ventanas». «¿Y si nos tiran algo?».

En Los Yuppies, recriminaron la situación de la tanqueta por la que salen los gases. Ahí confluyen los bajantes de los cuartos de otros cuatro o cinco grupos. La realidad, se han ejecutado obras y se han habilitado baños donde no existían; esta tanqueta se levanta cuando llueve y se desborda; pero eso tampoco estaba en la encomienda.

En Guachi infantil, las humedades se comen el local. El concejal lo atribuyó a la situación del edificio, a la vez que garantizó la intervención, mientras los operarios reiteraban: «Hay que abrir las ventanas para generar un circuito de aire y evitar humedades».

En Nobleza Canaria, hasta el edil de Patrimonio reconoció que el suelo parecía una exposición de los Venezolanos o Las Afortunadas, por la variedad del pavimento. También las humedades hacen estragos. El edil pidió a los operarios respuestas imaginativas. Además de poner ventanas, los trépanos, que «valen mil euros cada uno», recordó el arquitecto.

Las humedades parecen controladas en el local de la comparsa Tabajaras por la corriente de aire y el sistema de ventilación que activan, lo que Martínez pone de modelo para el resto de locales. Aunque no estaba el representante de Los Trabachones, la comitiva aprovechó la presencia del percusionista, que estaba estudiando el ritmo, para pedirle que abran las ventanas para evitar que aumenten las humedades. Mientras llega el famoso proyecto integral del viejo mercado, es la fórmula para garantizar allí la continuidad de los grupos del Carnaval.

Humberto Gonar Eldía.es Tenerife - Noticias de Tenerife, Canarias, España y ...

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