El teatro Guimerá acogió la primera gala drag en su historia gracias al espectáculo organizado en julio, y no en febrero como marca el Carnaval, en el marco de Culture&Business, en una jornada marcada este miércoles por este género. Drag Hocklin abrió la velada, en una obertura que se inspiró en el mundo de África para, con su baile trepidante y en medio de piruetas, llenar de espectáculo un teatro que se quedó pequeño por el numeroso público que se dio cita.

De la elegancia y llamativa fantasía de Drag Hocklin a Exhuberancia Carey, que ya estuvo enorme en la conferencia y sobre el escenario demostró elegancia y magisterio. Mucho más que una drag; una artista que interpretó temas de su reciente producción musical. No pares, en un claro guiño a la defensa de los derechos del colectivo LGTBIQ+. No ocultó su satisfacción porque gracias a la movilización, dijo, se plantó cara a la extrema derecha en las elecciones del pasado domingo.

Y el cielo bajó a Santa Cruz con la actuación estelar de Aquaria, ganadora de la décima edición Drag Race en Estados Unidos, que interpretó su versión de New York en un excelente equilibrio de elegancia y espectáculo drag que contagia. No le hacen falta piruetas a esta artista que contagia en cada movimiento sobre las tablas del Guimerá. Clase. Clase. Clase.

De nuevo Exhuberancia Carey, la drag amiga que actuó de maestra de ceremonia para conquistar al público y cambiar el teatro Guimerá más tradicional.

Y llegó Dita Dubois, a ritmo de Como tú y voy, que salió del escenario para poner en pie al público desde el patio de butacas a los palcos del Guimerá, que se entregó a la drag tinerfeña, que desgranó uno de éxitos musicales. Llegó otro de los números que conquistó el teatro, Anastasia Letal, enfundada en un mono negro que a ritmo de viva la diba; viva Victoria, de Mónica Naranjo en versión original, y logró que el público se hiciera uno con ella. Le bastó descubrirse su melena, del negro al rubio y rugió el Guimerá. Era solo lo que estaba por llegar cuando entonó su brindis por la vida y la lucha del colectivo LGTBIQ+ a ritmo de Sobreviviré, también de Mónica Naranjo, que coreó y acompañó el público a falta de poder bailar entre las butacas.

Desde Jerez, la finalista de la segunda edición de Drag Race España Estrella Xtravaganza, en su versión de Gorda y divina. Y a la sexta, séptima, fue la vencida y el técnico cuadró la pista de la canción, lo que lejos de ir en detrimento de la velada la drag lo tomó con humor, entre carcajadas del público. En una artistada, Xtravaganza recitó que estaba en el camerino y pidió ayuda a Exhuberancia para abrocharse el pantalón y no pudo porque «está gorda y divina, no cierra el pantalón». Como Lady Gaga en el Palau, versión Estrella Xtravaganza en el Guimerá.

«Hay un montón de veces que me confunden con Shakira». Golpe de humor con el que introdujo el segundo tema, Quién no ha querido tener una vecina…, la particular versión de Xtravaganza con base musical de Shakira. Tenía que actuar Macarena, que se indispuso, pero allí estuvo Exhuberancia para tocar corazón. Aprovechó la presencia de Estrella Stravaganza, a la que le entregó una botella para guardar el aplauso que pidió al público para llevar al hotel, donde se recuperaba Macarena.

Y llegó La Prohibida, un referente del mundo drag, no solo por su lucha para que hoy el colectivo disfrute del reconocimiento, sino porque demuestra profesión en el escenario, interactuando con el público, con la frase «eres más marrana». La presencia de La Prohibida cautiva; su espectáculo enamora. Y «encestó» una canasta de tres con su tercer y último tema: Baloncesto, otro brindis por el espectáculo.

Exhuberancia Carey, de nuevo como maestra de ceremonia, agradeció tanto a la organización del Culture Pride como el apoyo de la anterior concejala de Cultura, Gladis de León, y llegó el broche de oro. De nuevo Aquaria, en plenitud en el más difícil todavía. Del New York, New York, de Sinatra, a Hung up, de Madonna, algo así como la evolución del blanco y negro al multicolor. No se hizo falta plataformas al Guimerá porque el teatro acabó puesto en pie. Y como colofón, el himno de fin de fiesta que propuso Exhuberancia Carey y en el que todas las drag participantes se sumaron al ritmo de I will survive, de Gloria Gaynor, que se oyó anoche hasta en Gran Canaria en una velada mágica.

El teatro acogió la primera gala drag en su historia; atrás quedan los inicios de este género en Tenerife con Marcela Kaufman, en el marco de las fiestas patronales de Bajamar. El primer desembarco drag ya en la capital fue en 1999, en la desaparecida discoteca El Convento –en Tres de Mayo–, con apoyo oficial de la organización del Carnaval chicharrero. Luego, en 2002 y 2003 –el año del chaparrón de agua en esa velada–, se celebró en la plaza de Europa, y hasta la fecha, siendo las únicas referencias de este formato en la fiesta de la máscara de Santa Cruz.

Los orígenes en Canarias se remontan a gala drag con fantasías recicladas en Maspalomas, en 1986, embrión del espectáculo que exporta con tarjeta de presentación las carnestolendas de Las Palmas de Gran Canaria desde 1998.

Humberto Gonar eldia.es

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