Decenas de miles de personas tienen una cita fijada cada viernes previo al fin de semana de piñata. Miles de personas y también cientos de mascaritas, en número de 450, superando el récord de 2020, que se pusieron sus mejores galas, incluidos tacones y plataformas de escándalo, hasta de 25 centímetros, para disfrutar y hacer disfrutar de una noche épica de risas y caídas en los escasos 600 metros que unen la plaza de los Reyes Católicos y la del Charco. Es más bien un encuentro donde el Carnaval se entiende como esa expresión de transgresión y diversión que es única, en un ambiente sano, lleno de humor y orgullo.
Ya desde la caída del sol en el entorno de San Telmo se palpaba la emoción de esta nueva edición que contó en el papel de Madrina de Honor con Álex Mercurio, un reconocido artista multidisciplinar, influencer y emprendedor tinerfeño que, junto a la tradicional y eterna Lupita, daban el banderazo de salida a esa medición que pone los motores de los tacones a calentar; 8 centímetros es el mínimo, para una prueba en la que no hay máximos en esas calzas que lucían todas las mascaritas.
La oportunidad de saberse los reyes de la noche la tuvieron todos y cada uno de los participantes que ya sea en individual o en grupo participaron de una carrera, que también deviene en caminata o desfile para los más presumidos, un sinfín de fantasías a cual más provocadora que exalta la sensación genuina de estar en un Carnaval que valora está tradición y que cuenta con el amplio respaldo de un público que jalea, aplaude y ríe sin parar durante las más de dos horas de duración.
La victoria fue lo de menos, porque el triunfo de esta carrera sin par en el mundo, aunque sí con muchas copias, es la espontaneidad y el amor que siente una ciudad por sus tradiciones que poco a poco forman parte de la identidad de una ciudad que la vive y la siente, una fiesta que se extendió hasta altas horas gracias a los ritmos que se estilaban a esa hora desde la Plaza del Charco con la Maquinaria o desde la calle Perdomo con Renzzo.
La sardina más internacional
El pasado miércoles se vivió un día difícil en la ciudad turística con el velatorio y cortejo fúnebre de la querida Sardina, que expiró finalmente en el muelle pesquero, una pena que lucieron para su desdicha las viudas que apenas pudieron soportar esta pérdida irreparable para el Carnaval Internacional de Puerto de la Cruz.
La tarde noche de llantos y sollozos comenzó en la plaza Concejil con el velatorio, donde el grupo de Teatro del centro de Mayores pudo dedicarle unas palabras en un último adiós, que tuvo su eco durante todo el recorrido hasta Martiánez desde donde, ya con el séquito al completo incluidas las cortes de honor y los representantes municipales con el alcalde al frente, inició su último viaje hacia un final que olió a pólvora y a fuego junto al mar.
En su camino no dejaron de recogerse, también del suelo, viudas que expresaban su dolor y tristeza ante una noticia que no por esperada, ha causado una gran conmoción, y que muchas trataron de ahogar en la verbena posterior en la plaza del Charco con la venerada Orquesta Maquinaria y Swing Latino, además de acercarse con «gran dolor de su corazón» a la calle Perdomo a disfrutar de Dj’s como Chicho, Dj Smurf y Richard hasta altas horas.
N. P. A.