Si yo digo que he entrevistado a Marco Marrero (Puerto de la Cruz, 1960) y a María Díaz (Puerto de la Cruz, 1964), a ustedes a lo mejor ni siquiera les suenan. Pero si añado que son el dúo Marco&María, entonces se les encenderá la luz. Son los famosos modistos tinerfeños, exclusivamente dedicados a crear trajes de boda y trajes de fiesta. Hoy, fechas en que casi nadie pasa por la vicaría, hacerlo con un traje de esta sociedad prodigiosa es un signo de distinción. Exportan todo desde Canarias, las telas las compran en París, en la India, en Italia o en donde proceda; su taller está en Santa Cruz, nacieron de la nada y no se les ha subido la fama a la cabeza; son dos personas tremendamente sencillas. Cuando necesitaron financiación la buscaron y la encontraron; se despiertan por la noche, de madrugada, y se llaman el uno a la otra, o al revés, cuando se les ha ocurrido una idea genial o han soñado con ella. Llevan, según me dicen, casi cuarenta años peleándose, dirigieron una gala del Carnaval y casi sucumben por el estrés y concluyen que “para lo que hacemos somos muy baratos”. La conversación giró en torno a muchos aspectos de su vida. Incluso hay una anécdota curiosa en la vida de Marco. La primera persona que le dio una aguja y un paño y lo enseñó a coser fue una tía suya, llamada Carmen Fuentes. Carmen Fuentes, que siendo muy mayor se cosía a sí misma porque ya no veía bien, era la costurera que iba a mi casa, contratada por mi abuela durante años. Una institución en el Puerto de la Cruz, una de tantas personas olvidadas cuya memoria clama justicia. Antes de pasar al cuestionario, me dicen: “El mercado local es bueno, pero el internacional es mejor y el mundo asiático y el norteamericano nos tiene muy ilusionados”.

-¿Hasta qué punto?
“Pues hasta el punto de que en algunos sitios, por ejemplo, no podemos salir a la calle porque la gente se nos echa encima. Hemos triunfado con nuestros diseños en lugares, para nosotros insospechados, en donde nos adoran”.

-¿Detrás de Marco&María existe una estructura económica o todo se improvisa?
“Nos parece imposible improvisar en la moda, porque puedes precipitarte por el abismo. Claro que hay una estructura económica detrás. Somos una empresa textil, cien por cien canaria, que diseña, fabrica y exporta a un montón de países. Si no existiera esa estructura económica de la que hablas sería imposible aguantar; no podríamos sostenernos”.

-La moda es muy cara. Y ustedes han logrado llegar muy arriba. ¿Es rentable lo que hacen?
“Intentamos que así sea, por supuesto; es nuestro trabajo, es nuestra obligación, pero…”

-¿Hay un “pero”?
“Siempre hay un “pero” y el nuestro es que el componente creativo nos intenta traicionar y disparar los costos. Intentamos que no suceda pero existe ese riesgo”.

-Me han dicho que se han producido peleas en algunos mercados para conseguir uno de sus modelos. ¿Es verdad?
“No, no es verdad, lo que sí surgen son algunos dilemas entre los puntos de venta, a causa de la exclusividad, en los países en los que ahora más estamos vendiendo y más suena nuestra marca”.

-¿Por ejemplo?
“Por ejemplo Corea del Sur y Japón”.

(Se conocieron hace cuarenta años, o más, en un cine. Ambos son cinéfilos declarados. Estaban viendo, por separado, la película musical Yentl, rodada en la República Checa, con guion y dirección de Barbra Streisand, una actriz a la que Marco y María adoran. La película consiguió un Oscar a la mejor banda sonora adaptada, obtuvo cinco nominaciones, logró un Globo de Oro a la mejor película/comedia musical y se estrenó en 1983 en los Estados Unidos. Es su film preferido –el de los dos— y no lo pueden olvidar, claro. Son fans de la serie Cuéntame. Uno de los dos me dice: “Es que Carlitos, en su personaje, tiene mi edad”. En dos años se van a lanzar al mercado americano y puede que entonces cambie su vida para siempre porque, como triunfen, como lo hacen ahora en Asia, será una bomba).

-Un día no podrán salir a la calle en Corea del Sur, por ejemplo, donde sus modelos son un signo de distinción.
“Es cierto que vendemos muy bien allí. Y también es cierto que en el mundo asiático son muy mitómanos y nos suelen reconocer en las ferias internacionales a las que asistimos y la gente nos pide fotos con ella. Nosotros encantados y procuramos satisfacer su curiosidad, nos hacemos las fotos, firmamos autógrafos y les vendemos trajes de novia y trajes de noche”.

-Háblenme del mercado USA. Este es el quid de la cuestión. Y su proyecto estrella.
“Uno de ellos. La empresa comenzará a realizar este auténtico reto este año 2024. Ya hemos creado puntos de venta en Nueva York y Los Ángeles, pero queremos, en los próximos dos años, ampliar el mercado a todo Estados Unidos y ya estamos trabajando activamente en este plan de internacionalización que nos hemos marcado. Incluso hemos visto localizaciones para tiendas de la marca en Nueva York”.

-¿En qué momento del día o de la noche les surge la inspiración?
“Surge de cualquier cosa, incluso del cine y a cualquier hora. Pero nosotros solemos consultar mucho con la almohada; y entonces cobra realidad lo de las llamadas nocturnas de uno a la otra y viceversa”.

-Estamos hablando mucho de cine. ¿Qué ha significado el cine en su trayectoria?
“El cine es nuestra pasión. No somos de cine muy comercial, pero nos gustan mucho las películas que aportan planteamientos creativos. Hemos hecho algunas colaboraciones para series de cine y de televisión, pero soñamos con crear vestuarios para películas. Nos encantaría”.

-¿Les gustaría también replicar, por ejemplo, el famoso vestido de Hilda?
“¡Nooo!, qué va. No replicamos la moda, sólo tomamos referencias de algunas creaciones como temas de inspiración”.

-Dije, al principio, que ustedes se conocieron durante la proyección de Yentl, la famosa película de Barbra Streisand. ¿Cómo fue?
“Sí, es verdad. Nos presentó una amiga común y ya nunca nos separamos”

(Y no se han separado. Comenzaron en un pequeño taller en el Puerto de la Cruz, ciudad a la que nunca han renunciado ninguno de los dos. Luego tuvieron que trasladarse a Santa Cruz a trabajar –pero no a vivir, ambos siguen residiendo en el Puerto— y a montar un nuevo taller. Pero sus diseños los dibujan en cualquier parte. Se entusiasman cuando van a comprar las telas y ahora exportan sus modelos a Corea del Sur, Japón, China, Nueva York, Los Ángeles, México, Italia, España y muchos países y ciudades más. Son incansables, pero en sus vidas el denominador común es la modestia y la humildad, eso se les nota a la legua).

-Oigan, señores. ¿Somos horterillas los canarios en eso del vestir?
“No; sería injusto mantener esta teoría. La palabra no es que seamos horteras. Creemos que el canario, por el clima y la insularidad, intenta estar más cómodo. Eso es todo”.

-¿Cuántas veces se pelean al día, a cuenta de sus ideas? No sé si es repetitiva mi pregunta.
“¡Muchas veces!”.

-¿Por qué?
“Pues porque en realidad no nos peleamos, sólo debatimos ideas, algunas veces con excesiva vehemencia, con intensidad y carácter. Pero creemos que esa es la consecuencia de estar juntos durante tantos años, uno tan cerca de la otra”.

-¿Y una pareja de artistas, cómo aguanta tanto tiempo sin romperse, como ocurre con tantas personas dedicadas a la creación: músicos, actores, incluso en las parejas de la vida misma?
“Tenemos muchas cosas en común, en cuanto a gustos e ideas. Puede que ahí resida el secreto de que podamos emprender juntos nuestros proyectos. La clave está en un trato correcto, en hablarlo todo, en dejarlo todo muy claro y en no dejar nada guardado en el tintero. Es una fórmula que a nosotros nos ha funcionado a las mil maravillas”.

-Por cierto, no hemos hablado del Carnaval.
“El Carnaval es una golosina para cualquier creativo. Te da la oportunidad de trabajar sin prácticamente límites”.

-Y con éxito, en el caso de ustedes.
“Sí, porque sacamos Reinas del Carnaval en los años 93,94 y 95 del siglo XX, además de numerosas damas de honor. El Carnaval te da la oportunidad de desarrollar tu creatividad”.

-Sus comienzos… ¿fueron muy duros?
“Sí, sí lo fueron, pero también emocionantes. Nos preguntábamos, ¿nos vamos de viaje o nos compramos una máquina de coser? Y nos comprábamos la máquina de coser y nos íbamos de viaje”.

-¿Cuántos modelos sacan cada año en sus colecciones?
“Unos treinta y cinco”.

-¿Cómo es la producción?
“A mano, cada traje se corta con una tijera, se le dedica tiempo y mucho amor. Trabajamos bajo presión, ya te hemos dicho que muchas veces nos levantamos de madrugada porque se nos ha ocurrido una idea, a lo mejor con bordados indios que no tenemos y que hay que conseguir”.

-Una novia, ¿con cuánto tiempo tiene que encargar un traje?
“Con unos seis meses antes de la ceremonia. Es muy laborioso: la elección del modelo, las pruebas, todo lo que rodea a un diseño que sea capaz de sorprender”.

-Su tienda de Santa Cruz llamó la atención en estas fiestas navideñas.
“Hacemos cada año una decoración muy particular, muy bonita, muy en consonancia con estas fiestas que también vivimos tan intensamente. Hay que estar con la gente, con sus gustos, con sus costumbres”.

-¿Para cuándo una incursión en la moda masculina o en el pret-a-porter?
“Nos sentimos tan satisfechos con lo que hacemos que no pensamos en cambiar de estilo, ni de actividad, ni tampoco las destinatarias de nuestras creaciones. Pensamos que los trajes de novia y de fiesta son nuestro campo y nuestra pasión y a nuestro trabajo les ponemos mucho esfuerzo y eso, mucha pasión. No vamos a cambiar”.

-¿Y en cuanto a la incursión en la moda masculina?
“Nos parece muy difícil de abordar, por ahora, y no nos vemos en ello. Somos fieles al lema de “zapatero a tus zapatos” y no nos vamos a salir de lo nuestro”.

(Son dos personas cercanas, accesibles, sencillas, que no renuncian a sus orígenes, pero que han conseguido algo extraordinario: triunfar en los mercados internacionales de la moda. Muchos puntos de venta de todo el mundo se disputan su catálogo y pronto comenzarán nuevos proyectos, como hemos contado aquí. Y salieron del Puerto de la Cruz, su primer estudio se montó en el entorno del barrio de La Ranilla y son un orgullo para Canarias. Se merecen toda la suerte del mundo).

Andrés Chaves Diario de Avisos

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