Mañana domingo 23 de febrero, el Auditorio de Tenerife será el escenario del esperado Certamen de Rondallas del Carnaval de Tenerife, un evento que celebra la singularidad y la riqueza de esta tradición musical. Sin embargo, este año la celebración llega con una sombra de descontento, ya que la retransmisión del certamen no será posible para quienes no puedan asistir en persona. Televisión Canaria ha decidido priorizar la Elección de la Reina de la Tercera Edad de Las Palmas, dejando a las rondallas sin el merecido reconocimiento que su esfuerzo y dedicación merecen.

La decisión de no retransmitir el certamen ha provocado una oleada de frustración entre los amantes de este formato único, que es símbolo del Carnaval de Tenerife. A pesar de ser conscientes de que las rondallas no generan el mismo volumen de público que las murgas o comparsas, sus seguidores son fervientes y apasionados, y merecen disfrutar de su certamen en la misma medida que los demás eventos del carnaval.

Detrás de cada actuación hay un arduo trabajo, una dedicación que va más allá de lo artístico. Las rondallas, compuestas por grupos de músicos y cantantes, han mantenido viva esta tradición a lo largo de los años, enfrentándose a numerosas dificultades. La falta de apoyo institucional no solo pone en riesgo la continuidad de este formato, sino que también desincentiva a quienes trabajan incansablemente para preservar una parte esencial de la cultura canaria.

El sentimiento de desamparo se hace palpable entre los rondalleros, quienes ven cómo su esfuerzo se diluye en la sombra de decisiones que no consideran el valor de su contribución al carnaval. “Es difícil avanzar con tantos palos en las ruedas”, comentan algunos de los involucrados. Sin embargo, a pesar de las adversidades, la comunidad de rondallas se mantiene resiliente, dispuesta a seguir adelante y trabajar, incluso a contracorriente.

Desde estas líneas, extendemos nuestros mejores deseos a todos los participantes del certamen. Que la música y la alegría de las rondallas resuene en el Auditorio de Tenerife, y que, a pesar de la falta de cobertura, el espíritu de esta tradición se mantenga vivo. La lucha por el reconocimiento y el apoyo institucional continúa, porque el carnaval es mucho más que un evento; es una forma de vida, una comunidad y una herencia que merece ser celebrada y compartida.

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