Primi Rodríguez se disculpa después de una entrevista de más de cuarenta minutos; admite que cada vez que mantiene una conversación de Carnaval se viene arriba. Cálido y sabio, el director de la murga de El Cardonal contagia pasión. La nostalgia por una edición sin escenario no le mengua ni un ápice su espíritu crítico; eso sí, se muestra optimista. O mejor, quiere ser optimista y pensar en el reencuentro con la afición en 2022 si el virus lo permite.

Los Bambones ya están como los Rolling Stones, en Spotify.

Estoy más perdido en ese mundo… A veces escucho música en Spotify pero no sabía yo que era tan importante estar ahí. (Se ríe). Aquí te das cuenta del cambio de generación; no me entero.


¿Cómo vives la situación sin Carnaval?

La pregunta del año. Es un hobby que uno lleva practicando 36 o 37 años. Lo echo de menos, porque es mi vida, además de trabajar y la familia. Me ha formado como persona, donde he hecho más amigos, donde he tenido las peores y mejores experiencias… Imagínate: quitártelo de repente si tu elegirlo. Todo se acepta pero me han quitado parte de mi vida.

¿Cree que se ha acertado con la programación de Carnaval virtual o habría atrevido con algún concurso?

Lo que diga hoy no sirve para mañana por la situación sanitaria. En junio era posible cuanto tuvimos las reuniones y luego se vio que no era posible porque hay unas normas que podemos estar de acuerdo o no, pero eso es otro debate; pero son por las que hay que llevarse. Con esas normas es imposible celebrar un Carnaval normal, y muchísimo menos todavía una murga porque tenemos todos los condicionantes posibles que lo impiden. No podemos ni reunirnos a hacer letras. Y peor celebrar el Carnaval en la calle.

¿Es optimista: se imagina concursos en febrero de 2022?
La respuesta es sí; pero hay que ser optimista o pesimista, porque lo de ser realista… a no ser que alguien tenga una información que no conozca ninguno de los humanos… Nadie sabe qué va a pasar mañana. Es cuestión de actitud de vida. Tal y como están las cosas, que hay una vacuna que está funcionamiento muy bien en países como Israel y nuestros mayores evidencias que la gravedad del contagio ha bajado muchísimo… Hay que confiar en lo que nos dicen; igual que confío en que las medidas son buenas. Espero estar en octubre ensayando, es mi ilusión porque no hay nada seguro en esta vida. Luego te dicen que hay otra cepa… hasta ahora solo había oído hablar de la cepa de las papas y ahora tenemos la del virus. No me atrevo a opinar y me limito a la información oficial. Quiero ser optimista y espero que haya Carnaval.

¿Será un Carnaval de transición, primero concursos antes de una edición multitudinaria?

Quién sabe. Tú ves el Open de Tenis de Australia y había gente en el público… Ahora parece que los estadios de fútbol en mayo, a final de temporada, empezarán a dejar entrar gente. Todo será progresivo.

¿Cree que los nuevos repertorios serán más melosos después de esta pandemia?

En general, sí. Pero no creo que sea por la pandemia. La tendencia murguera ahora mismo es de letras de sentimiento, de lágrima fácil y llegar al corazón y donde se ha perdido en gran parte el sentido crítico. Las murgas adultas se han infantilizado. No sólo por la pandemia, sino por la tendencia que ves en los concursos, que se va a buscar cada vez menos la crítica en aras en lograr el aplauso lacrimógeno y que la gente se emocione en vez de que la gente sienta rabia o se identifique con la frase de que eso es lo que tienen que decir las murgas con valentía.

¿Pero se identifica con lo que busca el público?

Se busca lo fácil. Se puede ser el altavoz de la gente que no tiene voz pero buscándole una crítica de por qué están así. Lo peor que puede tener una murga es que a un político que esté gobernando le guste una canción tuya. ¿Cómo le puede gustar si se la estoy cantando al dirigente de turno? Una cosa es contar lo que ocurre y otra cosa es cantarlo por qué ocurre y por qué pasa eso. En un repertorio de cuatro canciones, en alguna debe caber la crítica; tiene que haber de todo, pero crítica también. Las murgas, últimamente, se han infantilizado.

Decía José Antonio González, de Singuangos, que las letras son muy largas y se mezcla todo.

Creo que en los últimos diez años las canciones son más cortas; antes llegaron a ser de hasta diez y once minutos. No creo que sea de más largo o más corto; al final tienen media hora para cantar y se han recortado los temas para amplias las entradas y salidas, y los pasacalles hacerlos más grandes porque se ve que es lo que funciona. Es verdad que las canciones las mezclamos mucho, pero ahora se da mucha importancia a cómo cantarlo en vez de a lo que canto. También es verdad que cada vez se deben más favores y en esto del Carnaval la política ha entrado demasiado.

Pero porque las murgas han dejado entrar a la política…

Sí, la ha dejado entrar quien la ha dejado entrar. Hay muchísimos grupos que se han politizado, entre comillas. Ya la valentía de cantar al dirigente ha bajado a niveles mínimos porque se deben favores.

¿De las mas comprometidas en los repertorios de Bambones la denuncia de Las Teresitas o la situación del Parque Marítimo?

¿De las más? Por ejemplo la canción que hicimos del Albornoz es una canción comprometida, o la canción del Adiós a CC el año pasado, o el tema a Endesa, también fue muy comprometida. Miramos para atrás, pero hace poco que tenemos canciones en Bambones en las que nos hemos mojado bastante; no pasamos de largo. Nos mojamos bastante con el que esté. Es una pena que este año no haya habido Carnaval, primero el motivo por el que es; pero nos da pena también porque otros partidos, después de CC que estuvo 30 años gobernando en Santa Cruz, se habrían llevado canciones nuestras, como el PSOE que estuvo gobernando hasta julio o Unid@s Podemos, que está ahora en el Gobierno canario y apoyando el Cabildo. Esa gente para nosotros es nueva y teníamos ilusión con estrenarnos con ellos, pero no pudo ser.

¿Esto que ha ocurrido en este Carnaval in albis se hará referencia en 2022?

Tendrá que hacerse; ahí está la imaginación nuestra. Es importante no perder la memoria, ni nosotros como ciudadanos, ni los letritas de las murgas y hay que recordarlo, que será bonito según el enfoque de cada uno. Un enfoque puede ser lacrimógeno y emocionante de qué culpa tuvimos los ciudadanos que bastante puteados después de un año y lo bien que nos estamos portando después de aguantar oír que somos unos inconscientes todos… La murga tiene que reivindicar y saber cómo nuestros dirigentes nos han llevado en esta pandemia con las incoherencias en las que han incurrido, las meteduras de patas… Será importante recordarlas y no pasar de rositas. Lo fácil es hacer un homenaje a a la sanidad y lo bonito, pero también hay que recordar cómo estamos aquí y cómo nos ha ido en este año. Ahí está la labor de cada murga, poner su estilo saber lo que tienen que cantar.

¿Todas las murgas le dedicarán un tema al Covid en el primer concurso que se celebre?

Supongo. Las murgas cantan a lo que pasa a la calle, a las vivencias, y si han sido esas… Creo que será un tema seguro de cada murga. Dentro de veinte años lo recordaremos como un hecho histórico sin precedentes. Lo bonito será cómo lo enfoque cada murga.

¿Le han surgido ideas en este tiempo? ¿Necesidad de escribir?

El grupo de letristas nos veíamos de forma virtual, pero la idea que teníamos cambiaban dos días después y decidimos rendirnos. Pero han surgido cantidad de ideas y de temas que tratar desde el punto de vista de Bambones.

¿Qué opinión le merece la canción del siglo?

Me entretengo y me lo estoy pasando pipa con esta iniciativa. Al menos es algo divertido, es un juego, no un concurso. Me parece perfecto. Todo lo que sea distracción, con la coletilla de las medidas sanitarias.

¿Se equivocaron al elegir Escuelita como su propuesta para la canción murguera del siglo?

No, no. Teníamos pensado al principio, cuando nos dijeron que había que elegir de 2010 a 2020, llevar Las listas; incluso hicimos una votación entre los componentes, para divertirnos, porque esto es un juego, no un concurso. Ya lo que hemos hecho, está hecho. La canción no se va a cambiar, ni se va a mejor ni empeorar. También salió Qué fue de…, pero como lo ampliaron de 2000 a 2020, no sé por qué, nos decantamos por Escuelita. La canción que todo el mundo conoce y le gusta y recuerda es Escuelita. Tiene mucha crítica, ironía de arriba abajo, y algo que no se había hecho hasta entonces: la participación del público. Para Bambones, Escuelita define la murga: crítica, humor, ironía y participación del público. Para mí, lo más grande que hemos hecho nosotros, seguro.

¿Ganar la canción del siglo es como ganar un concurso?

No, no. Ni se acerca. Es un juego. Aquí no puedes hacer nada más, y aquí ganará quien mueva a la masa social a sus amigos… No creo que gane que la canción de las murgas; es cuestión es estilos. A quien le guste Bambones elegirá Escuelita y a quien le guste Diablos, La Fasnia, y a quien que le guste Triquis, La Posesa. Elegir la mejor es imposible. Esto es un juego que no tiene más trascendencia; aunque salga Escuelita, no se puede catalogar como la mejor canción del siglo; es un absurdo cuando estamos en el 2020. Es un juego para que la gente se distraiga.

¿Cuál es la postura de Bambones sobre el pago de la contratación de Fiestas en 2021?

Bambones del Carnaval 2021 no va quedarse ni con un euro de dinero público si lo dan. Estamos decidiendo –si lo dieran, que no sabemos ni cuándo, ni cuánto ni por qué– si cogerlo para destinarlo o donarlo a colectivos para que influya directamente en la gente. Nos dicen que si no lo cogemos, no estaría destinado a fines sociales como es nuestro deseo. Si eso es así, que es lo que nos han dicho, lo cogeremos y haremos público a través de las redes sociales cuánto hemos cogido y a dónde va destinado, todo con fines sociales. Nosotros tenemos de gastos sociales 100 euros y en Bambones no nos parece ético por nada, y no nos vamos a quedar con nada, ya lo dije en junio en Cope: nosotros si no tenemos disfraz no cobramos.

Humberto Gonar eldia.es

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