La cultura popular de Gran Canaria se encuentra de luto tras el fallecimiento de Emilio López Gil, una figura fundamental en el ámbito musical y carnavalesco de la isla durante varias décadas. Su muerte, ocurrida la noche del lunes, deja un vacío en el corazón de aquellos que han disfrutado de su arte y su carisma, ya que López fue un referente que trascendió el folclore canario y se convirtió en un ícono del carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, dirigiendo múltiples murgas a lo largo de su carrera.
La agrupación Los Gofiones, de la cual fue miembro fundador, expresó su dolor a través de las redes sociales, rendiendo homenaje a su legado: “Descansa en paz, querido Emilio”. Este tributo evidencia la huella indeleble que dejó López en el corazón de quienes compartieron trayecto musical con él.
Con sus inconfundibles gafas oscuras y un bastón que lo acompañaba, Emilio López se constituyó en una figura entrañable del barrio de Vegueta, donde regentó la emblemática tasca Los Sobrinos. Este bar, de animada vida social, tomó su nombre de la murga Los Sobrinos del Tío Sam, que él dirigió y que utilizó el local como su espacio de ensayo. A lo largo de su trayectoria, López también dirigió agrupaciones históricas como Los Guanches Picapiedras y Los Rockefeller, contribuyendo significativamente a la rica tradición del carnaval canario.
Asimismo, su talento con la guitarra brilló en las canciones de la Parranda Cuasquías, así como en su labor como director musical de Los Labradores de Valleseco, entre otros grupos, haciendo resonar su música durante décadas en el corazón de la isla.
El adiós a Emilio López se lleva a cabo en el Tanatorio de San Miguel, en Las Palmas de Gran Canaria, siendo su entierro programado para este miércoles a las 14.30 horas en el Cementerio de San Lázaro. La comunidad artística y los aficionados al carnaval despiden a uno de sus grandes referentes, quien seguirá vivo en la memoria colectiva a través de su legado musical e indiscutible pasión por la cultura canaria.