La Parranda Marinera Los Buches celebra este año su sesenta aniversario en los carnavales de Lanzarote. Se estrenó como grupo en 1963 en Arrecife tras constituirse como asociación un año antes para preservar los sones y los bailes porteños de los hombres y mujeres de la mar de la capital conejera. La Medalla de Oro de Canarias reconoce su empeño por mantener el testimonio de las carnestolendas más tradicionales.
La historia del carnaval tradicional de Canarias estaría incompleta sin Los Buches. Oriundos de Arrecife (Lanzarote), Los Buches están considerados como la máxima expresión de las carnestolendas populares del Archipiélago y son el testimonio más vivo de los vínculos de los hombres y las mujeres de la capital conejera con el mar.
La Parranda Marinera Los Buches se creó como asociación en 1962 para recuperar y perpetuar en el tiempo la tradición carnavalera más genuina de Arrecife y que el patrimonio formado por vestuarios, sones y bailes originales de los marinos porteños no acabara engullido por el olvido.
En reconocimiento a todo ese trabajo, el Gobierno de Canarias ha concedido este año al grupo una de las Medallas de Oro que se entregarán el Día de Canarias.
El presidente de la Parranda, Juan Antonio Machado, se muestra «pletórico» con el galardón. «Estamos muy contentos y sin palabras», reconoce. La agrupación cumple este 2023 sesenta años desde que salió por primera vez a las calles de Arrecife, un año después de su constitución. Tuvo su primera sede en la calle José Betancort, número 14, esquina con Canalejas. A pocos metros de la marina de Arrecife.
Los antecedentes
Desde finales del siglo XIX hay reseñas sobre la existencia de Los Buches, el antecedente de la actual parranda. El antropólogo francés René Verneau visitó Arrecife en 1880 y relató que «durante el Carnaval, las calles de Arrecife presentan una animación que no hubiese sospechado viendo el silencio de muerte que allí reinaba unas semanas antes. Durante todo el día circulan grupos de mujeres y hombres disfrazados. El vestuario que se usa en estas mascaradas es el de los campesinos, que ya solamente llevan unos pocos viejos. Una careta de cartón completa el atavío. Los que no pueden permitirse el lujo de este disfraz se limitan, como hizo mi criado, a ponerse un pañuelo sobre el hombro o a llevar el cinturón al pecho. A la cabeza de cada grupo va gente de ambos sexos tocando la guitarra y cantando. El resto los acompañan provistos de unas vejigas de pescado enormes, con las que golpean a todos aquellos que encuentren. A cada momento entran en las casas y se ponen a bailar hasta que se les haya servido un vaso de vino o de aguardiente. Desgraciado de aquel que rehuse aceptar esta costumbre. Enseguida asaltarán su casa (…)».
Años más tarde, los intelectuales franceses Louis Proust y Charles Joseph Pitard hablaron de los carnavales y Los Buches como una celebración en la que «todos ocultan la cara cuidadosamente; los ricos debajo de una careta de crin, para que les dure tres días sin que el sudor la haga papilla, los más pobres debajo de una capa de yeso o de hollín».
De la costa a los carnavales
La tradición llega hasta nuestros días y no hay coso de carnaval en Lanzarote en el que no estén Los Buches. Encabezan el recorrido al que se suman mascaritas, carrozas, murgas, comparsas y batucadas. También es habitual su presencia en la mayoría de las romerías de las fiestas patronales de los pueblos de la isla, la más reciente la que se celebró el pasado sábado en honor a San Isidro Labrador, en Uga (Yaiza).
«Desde que llega febrero, los marinos van llegando/y para los carnavales, los buches se van inflando…», canta la parranda en una de las canciones más conocidas de su repertorio que recuerda la vuelta a Arrecife de los marineros coincidiendo con el fin de la zafra y el arranque de la juerga carnavalera. El acordeón, su característico pito de agua y el laud acompañan sus cánticos.
El buche, que da nombre a la parranda, es un elemento imprescindible del disfraz de sus componentes. Reproduce la antigua indumentaria campesina compuesta por cintas de diferentes colores, chaleco, montera de lana, pantalón calado y bordado, polainas, ligas, medias, guantes blancos y careta metálica.
Un buche es la vejiga o estómago del pescado que tras un minucioso proceso de secado es hinchado. El declive de la pesca y el aumento de las restricciones en las capturas han llevado aparejadas dificultades para conseguir vejigas, sobre todo, de peces de gran tamaño, hasta el punto de que Los Buches han tenido que ir a buscarlas fuera de Canarias. Cofradías de Galicia y Huelva surten de vejigas de tiburones a la parranda y el tratamiento de secado, hinchado y conservación se hacen en Lanzarote.
Cuatro mujeres en el grupo
La mujer ha estado desde siempre en Los Buches, pero no ha sido hasta hace poco cuando su presencia ha adquirido más visibilidad, asegura su presidente. De hecho, es la primera vez en la historia de la asociación que una mujer forma parte de su junta directiva. Guacimara Hernández es la vicepresidenta. En la actualidad tanto hombres como mujeres lucen el mismo disfraz «debajo de la careta no hay género. Antes las mujeres se vestían con sábanas pero ya no es así», asegura Juan Antonio, presidente de la parranda desde el pasado febrero, cargo en el que ya estuvo hace veinte años.
De los alrededor de 33 componentes de Los Buches, cuatro son mujeres: una buchera, dos vocales y una tocadora, detalla Guacimara. El integrante más joven tiene 13 años, Joel Diana, y el de mayor edad es Mateo Negrín, de 86.
Los Buches tienen una calle en el barrio de La Vega (Arrecife) y cuentan desde el año 2018 en el Charco de San Ginés con un conjunto escultórico en bronce obra de la escultora Evelina Martín. El pasado mes de febrero recibieron un homenaje en el Carnaval de Arrecife por sus 60 años. La sede actual está en la calle Ico, en el barrio arrecifeño de Argana Baja.
La parranda prepara un programa de actividades para celebrar su más de medio siglo de vida. El remozado de su salón de actos, un ciclo de conferencias sobre el recorrido de la asociación y del carnaval tradicional de Lanzarote, un gran evento musical, la grabación de su segundo disco (el primero se hizo en 1991) y promover la incoación para conseguir la declaración de patrimonio inmaterial de Canarias son algunas de las iniciativas. Otro de sus objetivos es la construcción de un barco de manos del carpintero de rivera lanzaroteño Agustín Jordán, que piensan estrenar en la romería de las fiesta insular de Los Dolores en septiembre.
Aránzazu Fernández