Habana Vieja, formación decana en la modalidad libre del Festival de Habaneras –con 23 años sobre el escenario– se alzó con el primer premio, el mismo galardón que logró por última vez en 2016, seguida de Dulce Caña de La Habana, de Juani Febles, mientras que quedó relegado Valbanera, con Marco González –el hijo de José Antonio González El Flaco–, otro referente entre los seis participantes de la cita del sábado. Luis Miguel Morales, de Habana Vieja, se hizo con el reconocimiento al mejor solista por Venecia sin ti.

Los decanos que nacieron en la Casa del Miedo y hoy ensayan en Diablos Locos a las órdenes de su director talismán Acaymo Correa recuperaron su supremacía en su regreso, cuatro años después.

Habana Vieja.
En Venecia sin ti, el papel de Luis Miguel Morales como solista encandila al público con su afinación y entrega. En ocasiones, se pierde su voz dentro del coro, pero el empaste y el buen ritmo son innegables. En Si te viera Garay hay momentos en los que la percusión se adelanta a la melodía, lo que no pasa inadvertido, con una mayor potencia de las voces y el contraste con las solistas Yaiza Pérez y Barbi Prieto –que se maneja con la misma destreza tanto en la percusión como en el micro– encaja muy bien en la pieza que distingue a la formación que dirige Acaymo Correa, director musical de Diablos Locos.

Chincho Son 23.
En una propuesta inclusiva de la propia agrupación, los acompañan en el escenario dos intérpretes de lengua de signos, para hacer una guiño integrador que no aparece en el resto de agrupaciones del sábado, casi parece un golpe de efecto para tapar los problemas de afinación a los que plantaron cara para evitar naufragar y capear el devenir de su actuación. Parecían más preocupados por terminar y salir del escenario que por la nostalgia a la que intentaban apelar con su 8 islas, 1 sentimiento, lo llevo dentro. Dentro se quedó en el desvelo de su director, Aarón Alberto Padrón –curtido en las filas de Rumberos también–, en su brindis por Canarias. Digno de elogio, la búsqueda de la originalidad con este segundo tema inédito, obra de Gustavo Pomares, director musical de Chinchosos, en la fila del coro junto a Lolo García, que en Carnaval es el responsable artístico cuando se disfraza de murga.

Dulce Caña de La Habana.
Arriesgan con el vestuario y las camisas con coloridos estampados para ellos, mientras que ellas añaden el color en sus tocados, con sus tradicionales trajes blancos. Resta esplendor a su director, Juan Ramón Febles, el subirse a dirigirlos mientras toca el bajo, lo que en algún momento parecía traducirse en la falta de directrices. Gracias a la intervención de Carmen Dolores Vera y Víctor Reyes como solistas en el tema Aquella tarde, consiguen levantar su propuesta y concluyen con una dinámica de cierre que logra levantar a varios de sus asientos.

Valbanera.
Comienzan con problemas de sonido de su acompañamiento, buen empaste de voces del solista Santiago Suárez en Ojos de España con el coro, que aprovechan el arreglo para ser el único grupo que incluye frases en inglés –probablemente, haciendo un guiño al comentario de Zenaido Hernández de que este tema interpretó el propio Elvis–. En María Dolores, su solista muestra más seguridad, con la mezcla de los olés del pasodoble con el arrullo del bolero, que se deja sentir en los ojos pintureros de su letra y acaban su propuesta cambiando a un son y ganándose al público.

Canticorum jubilo.
Sin instrumentos, grupo coral a capella, con mayoría de mujeres que marcan la diferencia con sus compañeros varones también en el tono unificado la mayoría de la actuación. No parece la mejor opción grupal de cara al futuro concurso salvo que emulen el sonido de unos instrumentos que les permitiría actuar de red. Se valora el riesgo que asumen y en la comparativa de la competición del concurso, presumen de tener estilo propio.

Parranda Nijota.
Su director Paco González, sale a dirigir con guitarra en mano y pie de micro e intenta el más difícil todavía en diálogo con el grupo; un tres en uno. Las voces aparecen tan finas que no parece una decisión de dinámicas, sino más bien un ajuste del control de sonido. Persiguen la travesía entre voces masculinas y femeninas en busca de un tono homogéneo. Su mejor baza, animar al público entre tópicos de la tierra que repasan en la letra de Canarias Habanera, canción que marcaba el cierre de su actuación y del evento.

Habaneras de mayores
El festival comenzó el viernes, con la modalidad reservada a los mayores, en la que participaron Santo Ángel, Montenevado, Con Nuestra Gente Chincanayro, Tercera Edad de Tegueste, Mayores del 2000, Rondalla Mayores Antón Guanche y Sueños del Teide.

El primer premio correspondió a Santo Ángel, seguida de Mayores del 2000. El galardón al mejor solista fue para Rosa Melián, de Mayores del 2000, por Cuando Salí de Cuba.

Humberto Gonar eldia.es

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