El Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria 2024 busca echadero. Al ya enquistado conflicto con los vecinos en Santa Catalina –y Vegueta– se le une ahora el retraso en las obras de la MetroGuagua en el histórico parque del Puerto, lo que hace totalmente imposible que el escenario pueda cobijarse allá donde ha permanecido de manera ininterrumpida –pandemia mediante– desde que en esa zona de la capital grancanaria se concentraran los actos de las fiestas más importantes de la ciudad en 1995.

Son muchos los factores que se barajaron en los últimos años para poder escoger definitivamente alguno de los lugares que han estado sobre la mesa de la Sociedad de Promoción y, por ende, del Ayuntamiento capitalino pero es ahora cuando los organizadores del Carnaval deben buscar una solución que ponga punto final a un viejo problema.

En la pasada edición los vecinos de Simón Bolívar rechazaron negociar con el Ayuntamiento como venían haciendo desde que la organización perdiera una sentencia en 2015 que preservaba el derecho al descanso de estos. Desde entonces se venía hablando con ellos para poder realizar los mogollones en las inmediaciones del parque. Las obras de la MetroGuagua impedían hacer los conciertos hasta las tres de la mañana en la trasera del Santa Catalina como en los últimos años, por lo que se propuso llevarlos al escenario principal. Algo que no pudo ser.

Las actuaciones de orquestas y artistas tuvieron que reubicarse a la plaza de la Música y el parque litoral del Rincón, no sin polémica por la distancia que supone del epicentro de las galas o por quedar en el recuerdo la desastrosa edición en la cual Cardona como alcalde llevó allí los mogollones en 2013, lugar que se bautizó popularmente como «Guantánamo».

Se pusieron otros lugares sobre la mesa; incluso el parque del Estadio Insular llegó a figurar en el programa para albergar eventos –donde ya se celebró una presentación de drags y candidatas en 2018 y un Carnaval de Día en 2022–, aunque finalmente fue descartado. El retraso en las obras de la parada subterránea en Santa Catalina obliga ahora a trasladar todos los actos carnavaleros.

Garantizar la seguridad, contar con las dimensiones adecuadas para poder aglutinar a varios miles de personas, los usos habituales que ya tienen esos espacios y compaginar el ocio con los vecinos son algunos de los problemas con los que se ha topado la organización.

Uno de los lugares que más suena es el aparcamiento intermodal de El Rincón, gestionado por Sagulpa, y su entorno alrededor de la Plaza de la Música. La cercanía a la última ubicación de los mogollones y sus grandes dimensiones juegan a favor. Sobre la mesa ha estado también la explanada entre el acuario Poema del Mar y el C.C. El Muelle. Hasta ahora la Autoridad Portuaria ha rechazado esta posibilidad –también impidió trasladar allí el rastro–.

El parque del Estadio Insular es otro de los posibles y hay quien ha planteado la Fuente Luminosa, una ubicación compleja que, situada en el centro de la ciudad, supondría un encaje de bolillos con los vecinos de la Avenida Marítima al tiempo que habría que valorar los contratiempos de cerrar la autovía los fines de semana. A favor, sin embargo, juega la amplitud que gana la fiesta, similar a la que aporta la Av. de Anaga al Carnaval de Santa Cruz de Tenerife.

 

 

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