La organización del Carnaval 2023 pondrá fin a las diferencias surgidas con los diseñadores de los trajes de reinas y, tras sentarse a negociar –como reclamaban los creadores de las fantasías–, aprobará las bases que regirán los certámenes de las tres soberanas de la fiesta que incorporan dos notables novedades.

El primer cambio se refiere a cómo se realiza la inscripción. Desde la Concejalía de Fiestas que dirige Alfonso Cabello se dará de plazo desde hoy y hasta el 30 de noviembre para que los diseñadores sean los que se registren, sin que sea todavía necesario desvelar el nombre de sus candidatas, un plazo que estará abierto hasta el 9 de enero de 2023. De otra forma, cada creador tiene que registrar su inscripción haciendo constar cuántas aspirantes va a presentar en las galas adultas, infantiles y de mayor. No vale poner en un papel que tiene cuatro opciones, sino que debe hacer un registro por cada una de las posibilidades.

Esta fórmula es inédita, ya que hasta ahora se procedía directamente a inscribir a la candidata. ¿Por qué se le pide a los diseñadores que antes del 30 de noviembre formalicen su inscripción? Fiestas pretende conocer en los próximos diez días cuántas son las aspirantes que se podrían presentar, con independencia a su identidad, para adaptar la trasera del escenario, y por tanto el aforo del recinto ferial, al número de participantes. Otra cosa es que finalmente el número de inscripciones –que cada diseñador puede hacer de forma estimativa– coincida con el número definitivo de participantes. Eso sí, los creadores irán a máximos, dentro de sus posibilidades, porque si de aquí al 9 de enero consigue una segunda o tercera firma no podrá concurrir al espectáculo si no formalizó la preinscripción.

La única realidad es que el número definitivo de candidatas solo será definitivo el 9 de enero de 2023, cuando se determine de forma real las candidatas que se presentarán respecto a lo que ahora se deberá entender como una declaración de intenciones sobre las previsiones de cada creador. Será una propuesta de máximos, con la contrapartida de que Fiestas habilite una trasera de escenario que luego no precise al ser menos las participantes reales.

Cada traje deberá tener su ITT
El límite máximo de peso y las características técnicas de las ruedas fueron el punto de desencuentro en el primer intento del concejal de Fiestas, Alfonso Cabello, en llevar las bases de las tres galas de las reinas, que finalmente las retiró del orden del día del consejo rector después de que la portavoz socialista, la exalcaldesa Patricia Hernández, le hiciera saber que no se justifica la urgencia para someterlo a votación.

A partir de ahí, Cabello llamó a los diseñadores y buscó el consenso. Por primera vez se estipula un peso máximo por traje de 800 kilos –en la primera redacción figuraba 700–. No será tampoco por punto de apoyo, sino el peso total. Se incluye el compromiso de Cabello de poner a disposición de los creadores de las fantasías un técnico que se encargará de supervisar el proceso de construcción de cada fantasía para garantizar que, si se desarrollan según estos condicionantes, cada creación llega a la gala esta particular Inspección Técnica por Traje (ITT) con la que desde la organización se pretende evitar que una fantasía quede anclada sobre el escenario por sobrepeso, como le ocurrió a la propuesta de Sedomir Rodríguez de la Sierra, quien horas antes de la gala del pasado mes de junio tuvo que aligerar la creación para poder desfilar sin afectar a la tarima y garantizando la seguridad.

También se establecen especificidades técnicas sobre las ruedas, recomendando –no obligando– a que tengan instalado un mínimo de cuatro para facilitar la distribución de las cargas. Sobre este particular se adapta también la redacción a las demandas de los diseñadores: «rueda con o sin freno diseñada para suelos interiores, con un rozamiento plano con respecto a la superficie del escenario», en busca del consenso, como la incorporación del técnico que pase la ITT para garantizar la participación de las fantasías, si siguen las indicaciones que se fijen para hacer compatible el esplendor de los trajes con la capacidad de la escenografía.

Precisamente hoy expira el plazo de presentación de ofertas para la construcción del decorado de Carlos Santos, que recrea Nueva York. Según el sondeo realizado entre las empresas que tradicionalmente se han presentado, la licitación convocada por Fiestas que establece 230.000 euros por la construcción del decorado es insuficiente, pues consideran que el precio real del trabajo precisaría un implemento mínimo de 50.000 euros. La organización no está por la labor de ampliar el presupuesto, porque supondría entrar en la mesa de contratación europea que fija unos plazos de tramitación de 90 días, sin margen para llegar en plazo al próximo Carnaval. La solución de la organización, si no se presenta nadie, renunciar al escenario de Carlos Santos e implantar pantallas.

Humberto Gonar eldia.es

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