Cuando se celebraba el último ensayo general de la gala de elección de la reina del Carnaval en el recinto ferial, la noche del martes 14 de febrero, los murgueros más veteranos recibían como un mazazo la noticia del fallecimiento de Manuel Expósito Trujillo, personaje fundamental para entender la historia y evolución de las murgas infantiles.

Fundador de la infantil Lenguas y la adulta Lengüines, Manolo Expósito fue pieza fundamental para que el Carnaval cuente hoy con la modalidad infantil de la crítica y el pasacalle, si bien siempre fue un defensor del estilo tradicional murguero, amante de la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá, más allá del vínculo que mantenía después de su trayectoria en primera línea al frente de la organización de Lenguas y Lengüines (1971-1985) con la ya desaparecida Trasnochados, entre finales de los años ochenta y comienzos de los noventa, y en las últimas tres ediciones con Trabachones, dirigida por su nieto, Yone Expósito, también letrista de esta formación.

Nacido hace 86 años, Manuel Expósito Trujillo funda junto a su hermano Pablo la murga infantil Lenguas, que sale como un grupo de niños en 1971 y participa en 1972 en el primer concurso que promovieron Jesús Navarro Olivos ‘Navarrito’, Nicolás Mingorance y el propio Enrique González Bethencourt. “Mientras su hermano Pablo se dedicaba más a los asuntos que tenían que ver con la Comisión de Fiestas, Manolo trataba con los niños; era como un padre para los niños. Era un buen elemento, una gran persona que se desvivía por el Carnaval en general”, recuerda Fino Díaz, hijo de Abelardo Díaz, otro de los ‘padres’ del concurso de murgas infantiles y fundador junto con Domingo Ortega de Ni Pico-Ni Corto.

Vecino del desaparecido barrio de La Caleta, en la zona del Charco de La Casona -junto a la iglesia de La Concepción-, Manolo Expósito, el cuarto de cinco hermanos, se crió en la calle de La Noria, donde conoció a su esposa, Amparo, con quien fundó una familia en la que nacieron Pablo, Amparo y Lolo. Este último empezó de mascota en Lengüines y acabó de director de Lengüines, después de suceder a Nandi -hijo de Ramón González Sanabria, de la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá- y Mariano.

Manolo Expósito se jubiló después de más de 50 años trabajando primero en Almacenos Granero que se reconvirtió en El Edén de los Pantalones, establecimiento comercial que tenía su sede en la céntrica calle de El Castillo, hasta que acabó integrado Almacenes Número Uno, donde finalizó su vida laboral con 64 años de edad.

Más allá de los problemas de circulación, que le pasaron factura, el “azúcar se le tiró a la vista”, como cuenta su hijo Lolo, lo que le obligó a dejar de lado el diseño de las fantasías; entre las últimas, el disfraz que creó para la murga infantil Lenguas Largas años atrás. “Él no te dibujaba un boceto, sino que cogía un cartón y hacía el traje con las telas que había elegido”, cuenta Lolo.

Si importante fue que liderara las murgas Lenguas y Lengüines (desde 1971 a 1985), a Manolo Expósito se le debe su aportación como artesano. “Recuerdo mi casa siempre llena de botas e intrumentos”, añade Lolo. El presidente de la Casa del Miedo (que integra a Mamelones y Mamelucos), Manolo Peña, define a su tocayo como un manitas que engrandeció la artesanía murguera, tanto con la elaboración de unas botas y sombreros que eran la envidia del resto de participantes, como con la elaboración de instrumentos de réplica como trombones de vara, flautas pequeñas, saxofones, trompetas… que hacía con cartón, engrudo y papel charol… “el material que había en aquella época”, apostilla Lolo Expósito, quien heredó de su padre la habilidad artesanal y la pasión por las murgas.

Aunque fue la murga infantil Piotinos la que en 1971, en la plaza del Príncipe, recibe la alternativa de la mano de Enrique González, de la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá -entonces no había concurso en la categoría infantil-, como recuerda Ramón Guimerá Peña, Lenguas fue la ganadora del primer certamen que se desarrolló en la historia del Carnaval, en 1972, y que tuvo lugar en la plaza del Príncipe, y pasó a la historia como la primera murga que también se alzó con el primer doblete de primeros, en 1978, cuando se otorgaron galardones en Interpretación y Presentación.

Pero Manolo Expósito ha sido mucho más en el Carnaval. Ha sido un modelo de vida, un apasionado de la fiesta, un defensor de la murga pura.

El propio Ramón Guimerá, quien se encuentra estos días de jurado en el concurso de murgas de Arrecife, en Lanzarote, recuerda la grandeza de corazón de Manolo Expósito. “La rivalidad era la tónica habitual entre Lenguas y Píotinos”, esta última la formación que fundó el propio Guimerá. Sin embargo, más allá reinaba una exquisita relación de apoyo y camaradería, hasta el punto que en 1977 Ramón Guimerá desistió en sacar su murga por el reciente fallecimiento de su abuelo materno, lo que no le impidió ayudar a Lenguas. “Un día Manolo me citó en el local (tenía su sede en el barrio de La Salud) y me sorprendió con un regalo: el disfraz de su murga infantil, para que saliera con ellos, algo que finalmente desistió por respeto a los componentes de Piotinos, que no salieron; no sé si tal vez fui a alguna cabalgata fuera de Santa Cruz”.

eldia.es Humberto Gonar 

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