Enrique Camacho (Santa Cruz, 1983) repetirá al frente de la dirección y producción artística en el Carnaval de Nueva York que se celebrará desde el viernes 20 de enero, cuando está prevista la inauguración de la nueva edición de la fiesta, hasta el domingo 26, día que se prevé la finalización de la primera edición en la que se recuperará la normalidad con plenitud, dado que el calendario regresa a los meses de enero y febrero, como es habitual.

Desde la finalización del Carnaval de junio los responsables políticos y técnicos del Organismo Autónomo de Fiestas han mantenido diferentes e intensas reuniones con Enrique Camacho encaminadas a avanzar en su continuidad al frente de los espectáculos después de analizar los formatos que se probaron en galas de reinas y el resto de concursos.

Durante estos meses se han barajado todas las posibilidades: desde cerrar el ciclo de Enrique Camacho en la dirección artística hasta repetir el compromiso que asumió del pasado junio, cuando compaginó dirección y producción, como así ocurrirá finalmente.

Con el ‘sí, quiero’ definitivo para revalidar la experiencia de junio, Enrique Camacho consolida la continuidad de una experiencia que arrancó en 2015, como máximo responsable de la gala infantil que le valió el salvoconducto para ponerse al frente de la dirección artística desde la edición siguiente y hasta la fecha, salvo 2019, en el Carnaval que se desarrolló bajo el mandato de Patricia Hernández.

A Enrique Camacho, el niño que militó en la murga infantil El Cabito y que llegó de la mano de Jaime Azpilicueta a un equipo de dirección artística del Carnaval, la organización le debe la transición que lideró durante la pandemia, cuando inventó la edición virtual, en 2021, en una experiencia que pivotó sobre su apuesta por la televisión y el soporte audiovisual que presentó las mejores canciones y actuaciones de las murgas y comparsas, además de la experiencia inédita de la elección, en la misma velada, de las tres guardianas de los cetros.

A mitad de camino entre lo virtual y la plena normalidad, el Carnaval 2022, edición que se aplazó de febrero a junio, en la que Enrique Camacho apostó por hacer comulgar el formato tradicional en una apuesta más televisiva. En la última edición, celebrada hace tan solo tres meses, Camacho no solo asumió la dirección y la producción artística sino que también fue partícipe de la designación del arquitecto de Gran Canaria Carlos Santos como autor de la escenografía que recreó la Ciencia Ficción como motivo de la fiesta.

Carlos Santos repite, en su caso por segundo año consecutivo, con una escenografía que parece dar respuesta a un viejo anhelo de Enrique Camacho: Nueva York como motivo del Carnaval, que se suma a otro hito personal que logró en junio: el cambio de emplazamiento del escenario dentro de la nave central del recinto ferial de la capital, adoptando la estructura de la escenografía la disposición de los Premios Dial. Y no se quedará en una experiencia aislada, pues en el decorado que trabaja Carlos Santos –que se está previsto que se presente en las próximas dos semanas– se repite dicha distribución, con el escenario colocado en la parte más cercana a la Refinería.

Eso sí, aunque se mantenga el planteamiento, la organización deberá resolver algunos condicionantes planteados por el propio alcalde, que pasan por ampliar el aforo que se habilitó el pasado junio. Para ello se buscará una redistribución de las gradas e incluso nuevas estructuras que, en función de la altura del aforo, permita ampliar la capacidad para los espectadores, en especial de la final de murgas, el acto que siempre registra el mayor lleno junto a la elección de la reina adulta.

Con los pilares artísticos ya establecidos, Enrique Camacho, en la dirección y producción artística de todas las galas y concursos, y Carlos Santos, como escenógrafo, resta convocar la licitación del decorado que no podrá los 200.000 euros de presupuesto de partido para evitar que la convocatoria de concurso se tenga que hacer a nivel de la plataforma de contratación europea como fija la ley. Lo contrario supondría un revés en los plazos, precisamente en una edición que viene ya ajustada porque el Carnaval –aunque no es el más prematuro de los últimos años–, arranca dos semanas después de la visita de los Reyes Magos. La premura de tiempo obligará a Fiestas a instalar en el techo de la nave central del recinto ferial los artilugios técnicos antes incluso de que se monte el Parque Infantil y Juvenil de Tenerife (PIT), que se recuperará después de la incidencia de la pandemia. El motivo, ganar tiempo para que, una vez se desmonte, solo se limite a instalar el decorado. También las bases de los concursos se aplicarán de facto una vez estudiadas las propuestas de los grupos, sin una reunión, sino con el visto bueno del consejo. Faltan 97 días para el primer acto del Carnaval 2023.

Humberto Gonar 

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