La situación se presenta difícil de resolver a la hora de ir buscando la ubicación definitiva.
La falta de espacio en la capital y las dificultades impuestas por las propias fiestas, los vecinos que se sienten perjudicados, no incita a encontrar otras soluciones más allá del centro de la ciudad.
La clave, quizás, pueda estar en el Parque de Santa Catalina un año más aguantando los embates de los vecinos que se sienten perjudicados.
Desde 1975 se venía hablando del parque como el lugar para escenificar el santuario más atrevido. Muchas son las sedes y los nombres que se han barajado, pero el problema continúa su ruta. Al principio mucha ilusión y alegría, y al final se olvida todo y resurge el próximo año.
El Parque de la Música y la zona del auditorio podrían ser la alternativa en la actualidad a la celebración de los actos, pero no tienen comparación con el Parque Santa Catalina, auténtico centro neurálgico donde todos los caminos “conducen a Roma”, ya que es la entrada a la ciudad.
El devenir del Carnaval de momento cuenta con el apoyo popular. Hay que reconocer que la ciudad no dispone de naves lo suficientemente grandes como para abarcar lo que conllevan las grandes galas. Tenemos el centro ferial, el Sebadal, el viejo estadio Insular, etc, para poder elegir de momento y acoger todos los eventos.
El futuro del Carnaval pasa por el Parque de Santa Catalina con la “bendición” del Ayuntamiento, poniendo a prueba las “neuronas municipales” y ya veremos como se soluciona el mañana de la mascarita. Seguro que se encontrará una acertada solución, porque este Carnaval es mucho Carnaval y debe ser protegido y cuidado como merece, ya que tiene la categoría internacional.
El Ayuntamiento, en connivencia con el Cabildo, tiene que buscar terrenos para el futuro de nuestro Carnaval al igual que lo hacen para los estudios cinematográficos, y no esperar cada año a tener las fiestas encima para decidir soluciones.
José Febles Felipe 