Cada 31 de diciembre, millones de españoles se preparan para recibir el nuevo año junto a un dúo que se ha convertido en sinónimo de celebración: Cristina Pedroche y Alberto Chicote. Desde su debut en 2014 en las Campanadas de La Sexta, Pedroche ha dejado una huella indeleble en la tradición de Nochevieja, desafiando las convenciones con sus atrevidos y espectaculares vestidos.
Este año, Pedroche ha elevado aún más la expectativa al presentar un vestido hecho con su propia leche materna, transformada en delicadas piedrecitas. Esta innovadora propuesta, revelada el pasado 28 de diciembre tras el anuncio de su segundo embarazo junto a su esposo, el chef Dabiz Muñoz, ha generado un torrente de reacciones en redes sociales y medios de comunicación.
El vestido, que requirió más de 2.500 horas de trabajo artesanal y pesa más de 42 kilogramos, ha sido catalogado por muchos como una auténtica joya. El comentarista Berto Molina no dudó en alabar la obra, destacando la labor y el significado detrás de la creación. “Impresionante y guapísima”, expresó Molina, elogiando no solo el vestido, sino también el emotivo discurso de Pedroche, quien abogó por la paz, la tolerancia y la responsabilidad para el 2025.
Las reacciones en línea han sido mayoritariamente positivas. Muchos usuarios han manifestado su admiración por el vestido, con comentarios como: “El vestido de Cristina Pedroche de este año es precioso”, reflejando la apreciación por su audacia y creatividad.
Sin embargo, no todo ha sido elogios. El tocado que acompaña al vestido, adornado con grandes plumas, ha suscitado comparaciones y críticas en las redes sociales. Algunos usuarios han hecho notar el extravagante diseño de la cabeza de la presentadora, lo que ha desatado un debate sobre el buen gusto y la originalidad en el ámbito de la moda.
A medida que Cristina Pedroche y Alberto Chicote continúan su reinado en las Campanadas de Antena 3, queda claro que su presencia en la Nochevieja española es más que un simple evento televisivo; es una tradición que año tras año desafía las normas y sorprende al público, manteniendo viva la magia de la bienvenida al nuevo año.