Hoy comienza el concurso rey del Carnaval, donde se estrena –en la segunda fase– Tomy Carvajal al frente de Diablos Locos, murga que fundó y dirigió su abuelo, luego su padre y ahora él. Aunque nació dos años después del fallecimiento de su abuelo, es el principal valedor de la tercera generación trónica.

¿Cuál es su primer recuerdo de Diablos Locos?

En el Carnaval 1997 o 1998 –nací en 1996–, estaba de la mano de Aurelio, componente de la murga, caminando de un lado al otro del escenario; así todo el concurso.

¿Cómo recuerda a su abuelo, Tom Carby?

La pena fue que no lo conocí personalmente porque falleció dos años antes de haber nacido yo, pero con todo lo que me han contando tanto mi padre como gente de la murga… parece que viví con él toda la vida.

En este proyecto educativo que ha puesto en marcha Diablos, EduCarnaval, ¿cómo presenta a Tom Carby?

Tom Carby fue el fundador de Diablos y director hasta su fallecimiento, además de abuelo mío, lo que le llama mucho a los niños.

Y su nexo con Tom Carby habrá sido su abuela Bolodia.

Exacto. Esa señora se tiene el cielo ganado y es la madre de todos los componentes de Diablos. Se le extraña muchísimo no verla ahí en la cocina en cada ensayo con sus arepas; era una mujer diez.

¿Ya no se hacen arepas en Diablos Locos?

No, no… Eso ya sí que no (se ríe). La única que las intenta imitar es mi madre pero le falta tiempo también por el trabajo.

¿A qué se dedica Tomy profesionalmente?

Soy peluquero, y combino la murga con el fútbol.

¿Qué ha aprendido de su padre?

De mi padre he aprendido ser buena persona, ser trónico. Es un espejo que tengo que tengo en casa y lo mejor para mí sería fijarme en él, y así está demostrado.

Víctor Asensio y Maxi Carvajal han formado un matrimonio murguero hace 27 años ya.

Esa relación es… (se ríe) de locos. Tiene sus más y sus menos, como en todos lados. Son un matrimonio total, de arriba a abajo.

¿Qué destaca del maestro, Víctor Asensio?

La cabeza que tiene; es exagerado. Le das una idea y en cinco minutos te saca no una letra sino dos. Lo que pasa es que es un vago, tienes que ir pidiéndole que haga las cosas poco a poco (se ríe).

¿Es verdad que hace las letras en el cuarto de baño?

¡Es verdad, es verdad!. Se ponen y en cinco minutos y te hace una Fasnia. Es un don que se nace con eso, como le pasó a él.

¿Cómo llega Acaymo a Diablos: lo trae usted?

No, llega por mi padre. La murga quería dar un cambio en el 50 aniversario y le ofrece montar él dos temas y otros tantos el maestros; lo hablan y aceptan, y los tres se ponen de acuerdo. Acaymo el 2019, de cara al 2020, vino a montar dos temas y al final se metió tanto en el grupo y esperemos que siga. Surgió el flechazo.

¿Cuándo surgió la generación Okaidi en Diablos?

Fue en 2018, en una novatada, coincidiendo con cuatro o cinco componente nuevos… Y saltó Damián: ‘parecen los okaidi’, y de ahí surgió el nombre.

¿Cuántos se mantienen de los antiguos componentes?

Hay un grupo bueno, incluso hay por lo menos ocho o nueve que han estado con mi abuelo, mi padre y ahora conmigo: el Salopa, Lucas, Oché, Cabeza… hay unos cuantos buenos, se dice pronto.

Tom Carby estuvo 25 años al frente de Diablos, otros tanto su madre… ¿Le esperan 25 años a Tomy al frente de la murga?

Jaja. Esperemos, esperemos, o más… vamos a ver. (Se ríe).

¿Y su hermano Dani?

Tú dale play y dale fútbol a mi hermano… (se ríe), aunque más atrás me prometió que él entraba aunque viene a ensayar los viernes como mucho (se ríe).

¿Cómo define a Diablos?

Es capaz de lo mejor y de lo peor. Si hay una locura que se puede hacer, la única murga que lo puede hacer es Diablos. Me encanta de Diablos que no tiene un estilo definido: le puedes dar crítica, humor, ironía… cabe de todo en Diablos, hasta desnudarse (se ríe).

¿Qué espera la gente de Diablos Locos este año?

La gente espera este año de Diablos la locura, el pasarlo bien, el divertirse sobretodo. Con todo lo que hemos pasado como para volver a estar hablando de penas y tragedias otra vez, olvídate. Diablos Locos ha optado este año por divertir, gustar, pasarlo bien y que la gente se olvide de todas las tragedias. Espero que guste.

¿A qué está virado el concurso: crítica o humor?

Sinceramente no lo sé.

¿Es concursero o murguero?

Quien sube al escenario intenta ir a ganar, porque para eso ensayas, si no solo saldrías en Carnaval, pero tú vas a ganar. ¿Que lo logras? Después hay un jurado que es el que decide y lo que decida, bien está. Tu vas a ganar pero también a pasártelo genial y a gustar.

¿Cuándo fue el momento más difícil en el regreso a la nueva normalidad?

Lo chungo fue comenzar en septiembre y te mentalizas que el concurso es en enero y febrero, pero llega diciembre y se suspende todo y luego te dices que debes arrancar después de Semana Santa para verano, justo cuando muchos tenían planificadas las vacaciones. Es volver a empezar; gracias a Dios la murga se ha mantenido toda, pero a algunas le ha costado mucho este parón.

¿Le gustan dos canciones, una en fase y otra en final?

Para el año que es lo veo bien, que sea una y una. Pero ya que se puede volver a la normalidad, recuperaría el formato de siempre, a cuatro temas, algo que siempre ha gustado y ha salido bien.

¿Es partidario del espectáculo en el concurso de murgas?

Aquí cada una tiene su estilo y juega con sus armas; a quien le vaya bien con lo que hace, que lo siga haciendo y si no, que se busque su estilo, y quien lo tenga marcado, que lo defienda hasta el final.

¿Le gusta el escenario?

Para el año que es, me gusta el escenario, parece más acogedor; impone mucho más.

¿Partidario de ocho finalistas, mantendría la puntuación del 1 al 10 y que no se arrastre de fase a final?

No tocaría el número de finalistas. Volvería al sistema anterior de puntuar crítica, humor, voces…

¿Dónde saldrá su padre en la murga?

Sale en primera fila, en los tenores… y que no desafine (se ríe).

¿Le impresiona el cambio de puestos?

Claro que impresiona verte delante de noventa tíos y saber que eres el responsable de que todo salga bien; que eres la cara visible de la murga, aunque no es la primera vez que he estado delante.

¿Cómo le gustaría ser como director?

Como es Tomy, un chico divertido, tímido –aunque no lo parezca sobre el escenario–, tranquilo y muy seguro. Ver, oír y callar, como siempre me ha dicho mi padre.

¿Amigos o compañeros en la murga?

En la murga, compañeros; de ahí para afuera somos amigos los que quieran.

Humberto Gonar eldia.es

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