De enero a diciembre. Cada mes, una murga. No es una propuesta carnavalera, sino solidaria. Doce imágenes de fantasía y generosidad para colgar en la pared, a través del calendario a beneficio de la Fundación Canaria Alejandro Da Silva contra la Leucemia. Un almanaque de ‘Carnaval, corazón y vida’
Una sonrisa a la cámara. Inocente y nerviosa. A su lado, la magia del Carnaval de la que se han contagiado al menos durante un rato. Colorido y brillo. Pero sobre todo solidaridad. Así serán las doce imágenes que este año formarán parte del calendario que edita la Fundación Canaria Alejandro Da Silva y en la que son protagonistas los pequeños a los que atiende.
En esta ocasión, la organización ha optado por el colectivo murguero para posar con los niños y niñas. El objetivo es recaudar fondos para el funcionamiento de la Fundación, por lo que no es de extrañar que a las doce murgas les haya faltado tiempo para sacar un disfraz del trastero y plantarse el maquillaje de payaso para arropar a los pequeños pacientes.
La trabajadora social de la organización, Mapi Parrado, explica que este calendario se ha venido realizando cada año, salvo el pasado 2020 para este 2021 debido a la pandemia de Covid-19. Para el proyecto a editar este año y correspondiente a 2022, se eligió el Carnaval. «Tenemos una colaboración estrecha con la Sociedad Mamel’s y se lo planteamos a ellos», explica la profesional.
La idea original era realizar la sesión de fotografías con doce disfraces de Mamelucos, pero el presidente de colectivo carnavalero, Manolo Peña, apostó por que se hiciera una murga por mes. Así, se contactó con doce grupos críticos que han formado parte de alguna manera de la historia o las acciones de la Fundación. Tras con Tras, Tiralenguas, Triqui Traques, Bambones, Ni Fú-Ni Fá, Diablos Locos, Marchilongas, Triquikonas, Chaladas, Ni Pico Ni Corto y Zeta Zetas se sumaron a Mamelucos.
Junto a ellos, pequeños pacientes atendidos por la Fundación, que se quedaron en muchos casos hipnotizados con las fantasías y con los maquillajes de sus compañeros de sesión. Son precisamente estos niños y niñas los verdaderos protagonistas de este calendario, no solo porque pudieron disfrutar de una tarde diferente sino porque todo lo recaudado irá a parar a las diferentes acciones que lleva a cabo la Fundación Canaria Alejandro Da Silva.
Su relevancia se desprende de las palabras de Mapi Parrado, que explica que su actividad funciona fundamentalmente gracias a subvenciones pero la normativa obliga a que «el 25% de los fondos los aporte la entidad». Para cubrir este porcentaje realizan diferentes acciones de recaudación entre las que se enmarca este calendario que además este año adquiere incluso mayor relevancia.
El colectivo atiende a unos 500 pacientes de leucemia, de los que alrededor de 300 son menores
«Debido a las restricciones y a la pandemia sanitaria no hemos podido realizar prácticamente nada, por lo que necesitamos los fondos más que nunca», añade la trabajadora social. Para entender el volumen de acción de esta entidad basta con recurrir a las cifras: desde 2011 han abierto más de 500 expedientes de pacientes, de los que alrededor de 300 son niños y niñas.
Para ellos y sus familiares, la Fundación tiene una completa cartera de servicios, con el objetivo de mejorar la calidad de vida del enfermo oncohematológico y de sus familiares. En ese sentido, la entidad desarrolla un servicio de psicología que se orienta a la aceptación de la nueva situación, encaminada a que tanto el paciente como su familia aprenda mecanismos que le ayuden a manejar el estrés emocional ocasionado tras el diagnóstico de la patología.
El impacto emocional se atiende, además, a través de actividades de animación sociocultural, tanto dentro de los centros hospitalarias (centradas en las plantas de Pediatría), como fuera del servicio sanitario, con las que se pretende favorecer las relaciones sociales de los pacientes a través del abandono de su rol de enfermo.
Esta acción se completa través del departamento de trabajo social, que ofrece información, asesoramiento y apoyo en la gestión de las necesidades derivadas de la enfermedad desde áreas como sanidad, educación, empleo o vivienda. En el caso específico de pacientes desplazados, que se trasladan desde otra isla para recibir tratamiento, la Fundación dispone de casas hogar en las que alojarles.
«La mayoría de los fondos se va para ayudas económicas ya que el diagnóstico supone una pérdida de capacidad adquisitiva tanto para los padres que han de dejar su trabajo para cuidar al menor durante un período muy largo de tiempo, como para los pacientes adultos que no pueden trabajar durante el proceso», puntualiza Mapi Parrado, quien insiste en que los bolsillos de las familias atendidas se han visto especialmente perjudicados durante la pandemia.
Los detalles del almanaque
El desarrollo del calendario solidario de la Fundación Canaria Alejandro Da Silva lleva detrás una cascada de colaboraciones tan necesarias como desinteresadas. De ellos, Mapi Parrado destaca a un «auténtico crack» como Pedro Mengibar, socio de la entidad y que ha sido de todo en el Carnaval tinerfeño. La trabajadora social de la organización añade que también han recibido patrocinio de once empresas para cada página del calendario, además de la serigrafía de las camisetas que llevan los pequeños. Tras el objetivo, otro nombre propio solidario: Enrique Rodda se ha encargado de la fotografía y edición. Y la Sociedad Mamel’s, que prestó su Casa del Miedo como «centro neurálgico».
M. Plasencia