A Serafín Guedes le vino bien su fantasía ‘La niña del paraguas’. Aunque el traje que lucía no era precisamente un bañador, al menos la excusa del paraguas le vino bien para usarlo como sombrilla y le ayudó a soportar las primeras horas, bajo un sol de justicia, de la gran cabalgata del Carnaval Internacional de Maspalomas.

Los termómetros, a pie de calle, marcaban 32 grados y eso puede que influyera para que, al menos al principio, se notara una menor afluencia al coso. La gente huyó del sol y del calor y decidió bajar más tarde, para sumarse así a los estertores de la fiesta. La organización estima que acudieron 100.000 personas, la mitad que las que vinieron a la de 2019.

Una batucada marcaba el ritmo de la cabalgata
Con puntualidad casi británica, algo después de las cinco, la comitiva se abrió paso por las calles de Playa del Inglés a ritmo de una vibrante batucada, la de Percumaná. Tras ella, en fila casi protocolaria, los remolques con las reinas y drags de esta edición del carnaval dedicado a La Magia.

La alcaldesa , Conchi Narváez, acudió a presenciar la salida junto a parte de su gobierno. Medio en broma, medio en serio, en pleno solajero, confesó que se está replanteando su apuesta de llevar el carnaval para siempre a los veranos.

Con la primera carroza para personas con movilidad reducida
A la cabeza de la caravana de 100 carrozas que participaron en el coso iba la primera que se habilita para personas con movilidad reducida, que se estrenó precisamente en Maspalomas. Pero solo la disfrutaban dos personas con discapacidad, Rubén González y Daniel González, ambos invitados, sin coste alguno.

Dos factores jugaron en contra. Uno, que muchos posibles interesados no se enteraron, como sostiene Rubén, que está en silla de ruedas tras un accidente hace 11 años, los mismos, asegura, que no salía en una cabalgata. Hasta ahora. «Estoy genial y con ganas de llegar hasta el final, hasta que acabe. Celebra la iniciativa «porque por fin ya no dejan de lado a este colectivo».

Y el otro factor que no ha ayudado es la burocracia para tramitar los permisos PMR, según cuenta el responsable de la carroza, Armide Jiménez. En todo caso, su uso en carnaval es coyuntural. Su idea pasa por prestar este servicio en todo tipo de eventos.

La cabalgata avanzó ligera
La cabalgata avanzó ligera, al menos al principio. La mayoría de las carrozas iban llenas, pero se notaba poca gente detrás de los vehículos, cuando otros años no cabía un alma. La previsión municipal era este sábado que la última, la número 100, llegara a la meta pasadas las doce y media de la noche. Salieron de El Veril y acabaron en la de Turoperador Tui.

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