Dice el refranero español que todos los santos tienen su octava y fue lo que puso en práctica Angelín Merino, quien durante 20 años fue presidente y letrista de la laureada murga Serenquenquenes, de Agüimes, para reunir el pasado sábado a históricos compañeros tanto de Gran Canaria como de Tenerife con motivo del 60 aniversario del propio Angelín Merino.

Hasta Maspalomas se desplazó el maestro Tito Rosales con otros grandes del Carnaval, como Alejandro Arias, quien fue director de Serenquenquenes antes de que le sucediera el carismático Javier Santana, también entre los murgueros ‘pata negra’ que agasajaron al propio Angelín Merino, entre los que se encontraban los conocidos gemelos de Serenques, y también Pedro Guedes, o el que fuera presidente de Totorotas, Tana García, o Jesús García, que militó en Rockefellers, Totorotas y en los últimos años en Nietos de Sarymánchez.

Desde El Carrizal también asistieron el director, David Zurita, y su armonizador, Víctor Batista, con el plus del informador Tino Cebral, quien fue coordinador de grupos del Carnaval y referente en la comunicación de la fiesta insular.

Tenerife estuvo representada por el letrista Pedro Mengíbar, presidente del Aula de la Cultura del Carnaval; el fundador de Mamelucos y Mamelones, Toño Ramírez ‘El Chocolate’, y el historiador, Ramón Guimerá. Tras el bocadillo de rigor –de pata– de Mengíbar en Calero, rumbo a Maspalomas.

Los chicharreros le regalaron una trompeta a Angelín, y los locales, unas notas musicales, en una jornada murguera donde la única al concurso fue la broma del sombrero a Tito Rosales y el lenguaje universal: vida y hazañas murgueras, orgullo de los dos carnavales.

Humberto Gonar La Provincia - Diario de Las Palmas

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