En el día después de la finalización del Carnaval santacrucero el concejal de Fiestas, Alfonso Cabello, apenas tiene tiempo para saborear el resultado. Basta con ver la agenda que le espera de aquí a final de julio. Se pasa de un extremo a otro: de una edición que se ha hecho esperar casi dos años a una convocatoria que comenzarán dentro solo de siete meses.

«Por fin después de dos años de trabajo, un Carnaval Virtual y tres amagos de volver a los locales de ensayos y muchísimas correcciones y rectificaciones en decenas y cientos de contratos nos llevaron a poder celebrarlo», cuenta. Como paradoja, Cabello analiza: «la pandemia nos dejó la reina más larga en su reinado y también la más corta». Más allá del nuevo reto que asume –otro más, después de organizar Mayo, casi en simultáneo Carnaval, para seguir con Fiestas del Carmen y La Gesta del 25 de Julio–, Cabello se queda con la satisfacción del fin de semana: cientos felicitación por sacar el Carnaval a la calle.

Lo mejor.

«El Carnaval es identidad de Santa Cruz de Tenerife», dice. Cuando se le pregunta con qué se queda de lo vivido, se queda con el Entierro de la Sardina, que supuso el reencuentro del Carnaval con la calle. «Fue la vuelta real y efectiva; me quedo con el sentimiento que noté en la calle y que luego se extiende al resto de actos; y también con la sonrisa de los espectadores del Ritmo y Armonía, que sabía a coso», añade.

Facturación disparada.

«Empresarios de la restauración hablan de facturaciones superiores este sábado a, al menos, los últimos carnavales de día», en referencia a 2019 y 2020. «La gente parece que salió de una manera explosiva», incide el concejal.

El responsable de la organización admite que este Carnaval de junio ha supuesto un «exitazo tremendo» porque al final «tiene un marcado carácter turístico en este mes de junio». Ahora bien, ¿ha venido esta experiencia para quedarse en junio? Cabello lo tiene claro, una decisión que viene marcada por el equipo de gobierno. «El Carnaval se celebra en su fecha tradicional», o sea en febrero. La convocatoria de junio queda pendiente de estudio y ver si se vincula a la marca de Carnaval o se limita a un recordatorio en junio. «Lo vivido este fin de semana ha demostrado que hay hueco para en esta fecha organización en el futuro un gran evento en Santa Cruz».

El personal de Fiestas, clave.

«Esta edición ha sido posible gracias al grado de implicación del personal de Fiestas; muchos se han echado jornadas de 18 y 19 horas sobre sus espaldas para que se pudiera celebrar», agradece el edil.

De nuevo, la preocupación por la proximidad del Carnaval 2023. «Este año, mientras estábamos celebrando los actos, estábamos pensando en la siguiente edición. Ha sido un banco de prueba de lo que tiene que ser en el futuro. «El Carnaval 2023 tiene que estar diseñado en los próximos 30 días».

Un inicio a regañadientes.

Frente al resultado exitoso, Cabello reconoce que los preparativos para reactiva la maquinaria comenzó a regañadientes por parte de todos. «Alterar el orden natural de las galas y los concursos, y el nuevo cambio de fechas nos dejaba a todos con muchas zonas oscuras porque no sabíamos cómo iba a funcionar».

«Creía que este Carnaval iba a dejar a todo el mundo insatisfecho, porque la gente no iba a tener lo que siempre había disfrutado, me encontré con lo contrario: a todo el mundo lo ha dejado satisfecho por la percepción general». «Los grupos y la calle han estado más conectados sin tener escenarios en la calle; pero los grupos han estado más presente. Ha habido un hermanamiento y ambas cosas han estado muy entrelazadas». Aún así, para al concejal le faltó más grupos en la calle.

«Es una pena que, por ejemplo, algunos de los temas que interpretaron las murgas infantiles en su concurso luego se volviera a ver; creo que ha sido un certamen con una gran calidad», añade.

Una apuesta por los grupos.

Cuando se le pregunta al concejal de Fiestas si no ha sido mucha la inversión en la contratación de grupos –595.000 euros– para que sólo se haya visto en el concurso, en algunos casos en la gala y en la cabalgata anunciadora, Cabello pone el símil de la inversión que se realiza en un negocio para que siga vivo, después de haber estado dos años cerrados.

Margen de reacción.

De cara al Carnaval 2023, Cabello no se da tregua: «Tenemos que desmontar por completo las bases de los concursos y acabar julio con la tarea hecha. Convocaremos a los grupos a lo largo de julio, así como a los diseñadores, para establecer los criterios y trabajar sobre las bases del siguiente Carnaval».

«El consenso general será muy difícil, pero a 1 de agosto queremos tener decidido los formatos de los concursos, un esbozo del calendario y orden de actos, que se va a parecer más a 2019 y 2020 que a esta edición. Me gustaría cerrar para esa fecha el tema del Carnaval, el escenógrafo y el director artístico». ¿Y el cartel? «Cambiaría el formato de la selección, pero no es una decisión inmediata». A falta de un análisis detenido en los próximos días entre el alcalde, el director artístico y el propio Cabello, el concejal lo tiene claro: «Tras una victoria nadie se plantea la destitución del entrenador». «Aquello que se achaca a la dirección artística tiene que ver con los condicionantes propios de este Carnaval, con el orden que se alteró cuando se piden más grupos», cuenta Cabello, que ni transmite un posible cambio en las galas.

Formatos de concurso.

Cuando se le pregunta al concejal si el modelo de concursos postcovid, con menos tiempo y temas, ha permitido «abrir una puerta que llevaba mucho tiempo flotando y que nadie había abordado y que tiene que ver con disciplinas que se habían ido de duración. En el pasado hemos tenido concursos de siete y ocho horas. El propio público no se quedaba y los grupos no se ven a otros. No me parece de recibo la duración de algunos concursos y que tal vez, como organización, acabamos arrastrados por televisión. Abrir el melón de los tiempos ha sido bueno».

¿Un tema en fase y otro en final en el caso de las murgas? Cabello es partidario de formatos de concursos reducidos que hagan mejores espectáculo porque va hacer que más gente quiera verlo, ya sea en el recinto o por la tele. El formato ideal para las murgas, uno y uno arrastrando nota de fase a final. Y también un tema en las infantiles. «El festival coreográfico debería transformarse en un concurso con diferentes disciplinas y las rondallas hemos dado con un enclave que funciona muy bien en el Guimerá. El formato le viene bien también para las agrupaciones musicales; un concurso que genera espectacular y competitividad es sano y crece». Su preocupación, el relevo generación en algunos grupos, aunque sueña con el ejemplo de Tomy Carvajal en Diablos Locos que personifica que el Carnaval se transmite de generación en generación.

Los preparativos para el Carnaval 2023 comenzaron ayer.

Humberto Gonar eldia.es

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