En un abrir y cerrar de ojos, las entradas para la final de murgas del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife 2025 se agotaron a tan solo dos horas de su lanzamiento. Una jornada que prometía ser emocionante se convirtió rápidamente en un caos virtual, poniendo a prueba la paciencia y el fervor de los aficionados al carnaval. Apenas treinta minutos después, los bonos murgueros, que garantizan la entrada a todas las fases del certamen, también desaparecieron.
La organización, consciente del creciente interés por las murgas, decidió ampliar el aforo en casi 1.500 localidades más respecto al año pasado, alcanzando un total de 7.000 entradas disponibles para la final. Sin embargo, el retraso en el inicio de ventas debido a cambios técnicos no hizo más que intensificar la expectativa entre los miles de aficionados ansiosos por asegurar su lugar.
El concejal de Fiestas de Santa Cruz de Tenerife, Javier Caraballero, confirmó que una hora y media tras abrirse la taquilla virtual ya no quedaban bonos disponibles. La nueva disposición del escenario en el interior del recinto ferial permitió ofrecer unos 300 bonos más que en ediciones anteriores. A pesar de este aumento, la demanda superó con creces las expectativas.
Los problemas comenzaron incluso antes del inicio oficial de ventas. La cola virtual se formó desde horas antes, con muchos usuarios insistentes compartiendo capturas en redes sociales para demostrar su posición. A medida que avanzaba el tiempo y se acercaba la hora crítica —las 9:00 AM— muchos se encontraron atrapados en un proceso tedioso caracterizado por frustraciones técnicas y continuos reenvíos al final de largas colas digitales.
Durante los primeros momentos tras la apertura virtual… ¡el caos se apoderó del sistema! Usuarios denunciaron caer fuera del proceso justo cuando estaban a un paso de completar su compra o ver cómo su número en fila pasaba abruptamente a miles detrás; todo esto sin ninguna razón aparente.
“¿Qué está pasando con las entradas?”, cuestionaba Javier Suárez Plata desesperadamente entre mensajes por redes sociales mientras otros expresaban su indignación al verse víctimas del sistema fallido: “me salta para comprar y me tiró fuera”. La experiencia fue paralela para muchos; unidimensional al momento histórico que representa cada año para los incondicionales del carnaval tinerfeño.
A pesar del estrés palpable que generó el fenómeno viral sobreventa online, algunos lograron alcanzar su objetivo. Individuos como Nicolás Vizoso celebraron haber obtenido entradas exitosamente tras múltiples intentos frustrados por parte de amigos y familiares.
“Por fin… después de dos años volveré a ver el concurso en directo”, exclamó emocionado Vizoso sobre una experiencia marcada por nerviosismo pero culminada con éxito; sin embargo otros coincidieron –y lamentaron– compartir experiencias similares plagadas ofuscaciones hacia una venta online multidimensional.
El concejal Caraballero admitió algunos errores logísticos pero siguió confiando en que mejoras futuras permitirán optimizar la experiencia digital para todos los amantes del carnaval. Prometió identificar posibles soluciones ante situaciones tan críticas ante millones intentándola conectar simultáneamente cada año: “si te pasa eso [que te echen], refresca y te devuelve donde estabas”, recomendó como paliativo frente al futuro líos cibernéticos esperados durante temporadas venideras.
La experiencia general pintó una mezcla entre emociones intensas e insignificancias operativas incidentales revelando tanto fervor entre apasionados asistentes como presiones enfrentadas esta vez… lo que confirma —sin duda alguna—la inseparable relación entre las murgas y sus seguidores dentro —y fuera— del carnaval canario.