La emoción y la nostalgia se entrelazaron en la tradicional visita que las autoridades de Santa Cruz realizan a las puertas de cada edición del Carnaval. Este año, la presidenta del Cabildo, Rosa Dávila, y el alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez, compartieron anécdotas del pasado que evocaron la rica historia de esta emblemática festividad. La cita, que tuvo lugar a las 20:30 horas, contó también con la presencia del concejal de Fiestas, Javier Caraballero.
La afilarmónica Ni Fú-Ni Fá, la madre de todas las murgas, fue el escenario perfecto para un encuentro cargado de emociones. A medida que los componentes de la murga calentaban sus voces, Bermúdez recordó con melancolía la visita oficial del año anterior, que coincidió con el fallecimiento de Nicolás Mingorance, el letrista y creador del emblemático personaje El Cubanito. La paradoja de aquel día marcó la historia del Carnaval, que se ve afectada por la pérdida de figuras icónicas.
La Ni Fú-Ni Fá, aunque diferente en su composición actual, sigue manteniendo viva la esencia de la murga original gracias a la dedicación de sus nuevos integrantes, como Carlos Fumero e Israel Vieira. El nuevo director, Cándido Moreno, tomó las riendas de esta institución cultural, prometiendo seguir la tradición mientras incorpora su propia visión.
El repertorio de la noche incluyó clásicos que resonaron en los corazones de los presentes, desde un emotivo homenaje a Mingorance hasta un tributo a la historia carnavalera de la isla. Las palabras de agradecimiento de las autoridades subrayaron la importancia de la colaboración entre las instituciones para preservar y potenciar el Carnaval de Santa Cruz, considerado por muchos como el mejor del mundo.
La noche continuó con la visita a Triqui-Traques, la murga más antigua en concurso, donde la renovación y el orgullo por la tradición se hicieron evidentes. Las anécdotas fluyeron con naturalidad, como la divertida historia de Rosa Dávila sobre su encuentro con la banda irlandesa U2 en un carnaval de 1991, que dejó una huella imborrable en su memoria.
La comitiva siguió su camino hacia Diablos Locos, donde la presidenta del Cabildo se sumergió en recuerdos de épocas pasadas, evocando el ambiente festivo de los años 80 y 90, cuando las emisoras de radio cubrían el Carnaval. Las risas y la camaradería fueron el hilo conductor de la noche, mientras se compartían historias de antaño.
Finalmente, la visita concluyó en Mamelucos, donde el alcalde recibió un emotivo regalo: la primera trompeta para su recién nacido, un hermoso gesto que simboliza la continuidad de la tradición carnavalera en una nueva generación.
Esta noche de encuentros y recuerdos no solo revitalizó la pasión por el Carnaval, sino que también recordó a todos la importancia de la historia y la comunidad en la celebración de esta festividad, que sigue siendo un pilar de la identidad de Santa Cruz. El Carnaval, con su magia y su alegría, espera con ansias su próxima edición, mientras las autoridades y los murgueros trabajan juntos para mantener viva la llama de esta tradición única.