Naara Hernández nació en el Carnaval como componente de Triqui-Traquitos, donde creció y afrontó la fundación de Triquikonas con Yeray Lorenzo. Cerrada esa etapa, escribió el año 2023 para Zeta-Zetas, de la mano de su amigo Javier Lemus. Esta edición entró su hija en Guachi infantil y ella iba como madre, hasta que la nueva murga adulta la ‘engancharon’. Iba a montar movimientos y acabó escribiendo los dos tema de humor.

Guachinquietas resucitan a Triquikonas también en la final
¿Cuándo fue la última vez que subiste a cantar con una murga?

Con Zeta-Zetas, en 2023. Antes fue en 2018, con Triquikonas.

¿Cuál es la implicación que ha tenido con Guachinquietas?

Comencé con ellas para montar movimientos y terminé escribiendo los dos temas de humor y montando los movimientos sea que empezaste a hacer movimientos

¿Cuándo y cómo surgen las ideas de los temas de humor?

Fueron surgiendo sobre la marcha, empecé a crearlos desde pequeñitos y ahí están los resultados.

¿Se siente tan identificada con Guachinquietas como en Triquikonas?

Siento la murga como propia. ¡Hombre, en Triquikonas fui la fundadora, su presidenta… y yo aquí en Guachinquietas no soy nada de eso!, pero la verdad es que te hacen sentir como si fueras de la casa; o sea de los Guachi. Juanjo y Carol –presidentes de la sociedad Guachi, y padres de Raquel y Lara Coello– tienen unos valores muy, muy, muy buenos. Responsabilidad, respeto… Me encantan.

Salió a la final y en fase, no. ¿Por qué?

No iba a subir tampoco a la final; fue algo que decidí el mismo día. Y subí porque Juanjo me lo pidió. Fue a una apuesta. Si llegamos a final, subía a cantar.

¿Es una experiencia por un año o una colaboración para sucesivas ediciones?

La contratación, por decirlo de alguna manera, fue por un año. Mi hija está en Guachi y cada vez iba me implicaba más. Me llegó la idea de la Tamara, hablé con Toño de las Casas y me dijo que podía quedar muy guapo, y empecé a crear más cosas. Cuando me meto, me meto al 700%, no sé hacer las cosas a medias. Me sumé porque me dijeron que les gustaría tener humor para empezar a caminar sola. No me he parado a pensar en el futuro.

Mucho se ha hablado por el parecido de Guachinquietas con Triquikonas.

No veo que nadie diga: oye están copiando el estilo de Singuango porque están cantando crítica… La gente canta crítica o humor; yo escribía humor en Triquikonas y es obvio que allá donde vaya se parezca a la murga a la que escribía. Es normal que todo lo que escriba se vaya a aparecer, porque es que es la forma que me gusta escribir. No sé escribir de otra manera. No es que antes lo hiciera de otra manera y ahora esté copiando un estilo que no haya escrito yo.

¿Le molestan esas comparaciones?

No me molestan esos comentarios porque Triquikonas fue una murga grande, así que no me molesta para nada.

¿Esperaba esa reacción del público, que celebra el estilo de Guachinquietas?

No, para nada. Además, yo se lo inculqué mucho a ellas, que si la gente no se reía o no cuadras con los temas había que tirar para adelante. Son temas que no se enseñan a nadie hasta que llega el día del concurso y te la juegas todo en ese momento. El momento de la primera carcajada siempre ha sido mi momento favorito como letrista y cuando lo canto; fue maravilloso. Es estupendo.

¿Estamos ante una de las finales mejores de la historia?

No lo puedo valorar aún porque estoy viéndola. Pero sí es verdad que para haber vuelto a los cuatro temas con toda la pachorra que estábamos teniendo los murgueros de volveros a la normalidad, he visto murgas superbién preparadas. Antes te diría con un tema en la final podía ganar cualquiera, porque vas y te la juegas a uno. Con dos estamos repartidos. Luego está el jurado, cada persona es un mundo. Uno te pone un diez y otro un cinco y tú dices: ¿cómo puede ser si he cantado lo mismo? Cada persona lo recibe a su manera.

¿Echó de menos este año a Zeta-Zetas?

Es una murga que da un montón de espectáculo. Soy de esas murgas que hacen algo diferente. Me gusta ver un espectáculo, crear y proponernos hacer cosas nuevas. Con Zeta-Zetas he aprendido muchísimo, muchísimo, muchísimo de ellos, y me dio un montón de pena que no hubiesen estado en la final porque habrían dado un magnífico espectáculo.

¿Es más afín a los Zeta-Zetas de Javier Lemus o a los Zeta-Zetas de ahora, con Santi Martel?

Soy de Javier Lemus, es mi amigo y para mí es uno de los mejores directores, y he trabajado con él desde dentro. Es de los mejores directores junto a Yeray Lorenzo.

¿Lo más parecido a Zeta-Zetas de Lemus son los Trapaseros de final?

Estoy a mitad de actuación aún; no he acabado aún de verla.

¿Algo negativo que haya visto?

La verdad es que no. Ha sido todo tan positivo, tan fácil. Para mí ha sido un año súper fácil y el concurso todo ha sido relajado. D que pasaron con la final ya todavía me relajé muchísimo más, y luego el subirme con ella, superpositivo.

¿Merecía un cartón Guachinquietas?

El jurado estaba ahí para algo. Es el gusto de ellos, si no estarían otras personas y los premios hubiesen sido otros. Estoy dentro de Guachinquietas y las veo currar como jabatas, porque hacen una cosa muy complicada y que hasta que tú no lo haces, no sabes lo complicado que es. El quinto puesto en un debut es un sueño.

¿Las componentes se identifican con el repertorio?

Sí. Al principio les costaba. La mayoría de componentes son nuevas, aunque la gente se piensa no. Son nuevas, salvo diez que vienen de Triquikonas, pero hay muchísimas componentes que ni viene de murgas, que nunca han hecho humor y la mayoría no se ha puesto una peluca en la vida y terminaron entregadas formando parte de una diversión y de un espectáculo y se lo han pasado pipa. Al final la Tamara y la Mery han formado parte de nosotras y son una más.

¿Raquel Coello o Almudena Domínguez?

Son etapas diferentes, pero… Raquel Coello.

¿Por qué?

Por su humanidad, transmite un montón de cariño, los valores que inculcan el padre y la madre, es una bellísima persona.

Hace continua referencia al valor de familia de Guachinquietas.

Sí, es que lo tenemos una vez que metes ahí, te lo inculcan.

¿Cuál es el futuro de las murgas?

Son ciclos. Cada una que siga por lo que apetece hacer, que cuando ya no le funcione busque otro estilo diferente o sigan manteniendo el mismo hasta que les vuelva a funcionar. Yo sigo ese camino.

¿Bambones 2024 es superior a ‘Escuelita Murguera’?

Lo estoy viviendo de manera diferente porque soy más adulta que cuando Escuelita Murguera, que para mí eran los ídolos. Pero la final de Bambones fue brutal; el segundo tema fue una genialidad. Supongo que está la mano de Airam Bazzocchi. Ellos tienen un grupo de letrista. Me merecen todos los respetos porque son estupendos.

Humberto Gonar eldia.es

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