La familia de la Murga Diabólicas vivió el pasado domingo uno de esos días que, como ellos mismos aseguran, “quedan en la memoria y en el corazón”. Lejos de los escenarios y ensayos formales, la agrupación se reunió en una paellada comunitaria que se convirtió en mucho más que una simple comida: fue un espacio de reencuentro, complicidad y celebración de los lazos que los unen.
Entre cucharones, risas y melodías, los integrantes de Diabólicas compartieron horas cargadas de emoción y camaradería. El evento no solo sirvió para degustar una sabrosa paella, sino también para fortalecer valores como la amistad, el compañerismo y la pasión carnavalera que definen a esta agrupación.
“Seguimos fortaleciendo la amistad, el compañerismo y la pasión que nos une”, destacaron desde la murga en un mensaje dirigido a sus seguidores y miembros. Y es que, en un ambiente tan cercano como el de este encuentro, queda claro que Diabólicas no es solo un proyecto artístico: es una gran familia.
El color morado —símbolo identitario de la agrupación— tiñó cada momento del encuentro, reforzando un sentimiento de pertenencia que trasciende lo musical. A través de redes sociales, compartieron su agradecimiento con el mensaje: “Gracias a cada uno por estar, por compartir y por hacer que este grupo sea cada día más familia 💜”, acompañado de los hashtags #MurgaDiabolicas, #PorqueDiabolicaSoy y #Carnaval26.
Con miras ya puestas en el próximo Carnaval, citas como esta refuerzan el espíritu de grupo y la motivación para seguir creando espectáculos llenos de sentimiento y entrega. Sin duda, la Murga Diabólicas demuestra una vez más que, más allá de las notas y las letras, lo que realmente importa son las personas.