La murga Los Tiralenguas ha recordado hoy sus humildes y mágicos comienzos en el Carnaval de Santa Cruz de Tenerife, reviviendo su primera participación en el concurso de murgas adultas en 2006. Con un emotivo mensaje en sus redes sociales, la agrupación ha compartido anécdotas de aquella inolvidable experiencia que marcó el inicio de su trayectoria carnavalera.
El debut de un sueño
En 2006, Los Tiralenguas pisaron por primera vez el escenario del Carnaval con una fantasía inspirada en el mundo de la magia: chaquetas rojas, sombreros de copa gigantes y un conejo de peluche asomando entre cartas de gran tamaño. “Aunque había nervios, la ilusión en las caras de nuestros componentes brillaba más que las lentejuelas del disfraz”, recuerda la murga en su publicación.
Aquella primera actuación no solo fue un desafío artístico, sino también el descubrimiento de una filosofía que sigue guiando a la agrupación: “El verdadero truco es disfrutar cada segundo sobre las tablas”.
18 años de evolución y pasión
Desde aquel debut, Los Tiralenguas han crecido como una de las murgas más queridas del Carnaval tinerfeño, combinando crítica social, humor y música en sus espectáculos. Su estilo fresco y su capacidad para conectar con el público les han valido un lugar especial en la fiesta chicharrera.
El hashtag #TRLNGS26, que acompaña la publicación, sugiere que la agrupación ya está trabajando en su próxima participación para el Carnaval 2025, manteniendo vivo su espíritu de superación y unidad, tal como refleja su lema: “Juntos como no”.
Un reto que perdura
Con el mensaje “Yo acepto el reto”, Los Tiralenguas no solo invitan a sus seguidores a rememorar su historia, sino también a sumarse a la emoción de lo que está por venir. Su trayectoria es un ejemplo de cómo la dedicación y el amor por el Carnaval pueden convertir una primera vez llena de incertidumbre en una larga historia de éxitos.
Mientras preparan su próxima actuación, la murga sigue demostrando que, más allá de los disfraces y las coreografías, lo que realmente importa es la magia de compartir el escenario y hacer vibrar al público.