Mientras la ciudad se prepara para el Carnaval “Las Vegas” 2026, la rambla de Mesa y López se ha convertido en un peculiar termómetro del sentir popular. La exposición de los carteles presentados al concurso, incluido el ganador de Néstor Santana —una sardina con escamas de fichas de póker—, ha generado un debate espontáneo entre los transeúntes sobre el rumbo de la fiesta.
Lejos de ser un mero elemento decorativo, la muestra actúa como un espejo de las expectativas ciudadanas. Las conversaciones con los vecinos revelan un consenso claro: para ellos, el Carnaval ideal debe tener más calle, más crítica social y una dosis mayor de la transgresión que lo caracterizó.
La transgresión está en los detalles
Uno de los carteles que más comentarios suscita es el semifinalista de Acaymo José Calderín, que recrea la icónica imagen de Marilyn Monroe sobre la rejilla del metro, pero con un giro inesperado: la actriz luce piernas velludas. Para José Armas, miembro de la murga ‘Los Sombreritos’, este detalle no es anecdótico. “Esos pelos simbolizan lo que es el carnaval: la transgresión pura y dura. Es un acierto que captura la esencia de desafiar las normas”, afirma.
Armas aprovecha para lanzar una crítica más amplia: “El carnaval lo tiene que protagonizar la gente que se disfraza, con su originalidad y simpatía. Se ha convertido demasiado en un espectáculo de escenarios, y necesitamos recuperar la calle”.
Entre el color y la expectación
Frente a las propuestas más críticas, otros vecinos valoran simplemente el impacto visual y la capacidad de generar ilusión. Yolanda Segovia celebra el cartel ganador por su colorido y originalidad, mientras que Margarita Arbelo expresa abiertamente sus ganas de que comience el jolgorio, asociando la fiesta con la “libertad sin prejuicios”.
Para visitantes como Nicole Rodríguez, procedente de Colombia, el Carnaval capitalino es una experiencia por descubrir. Aunque su amigo Javier Hernández lo define como “bullicio”, ella prefiere formarse su propia opinión y confía en vivir la fiesta “al máximo”.
La Gala Drag: un punto de inflexión con matices
Si hay un elemento en el que existe un acuerdo generalizado es en la importancia de la Gala Drag Queen como seña de identidad única. “Es lo que lo hace diferente al resto”, sentencia Hernández. Sin embargo, surgen voces que piden una evolución.
Dani Ruiz, aficionada andaluza, opina que en los últimos años a la gala “le falta algo”. Andrea Alfonso, grancanaria, coincide y añade: “Noto que los drags buscan impresionar de forma más general. El drag es un arte que debe llevar un trasfondo de crítica”. Una idea que resume Pedro Peñate con una contundente petición: “Menos lucir trajito y más ser crítico”.
La exposición, en definitiva, demuestra que el cartel ganador es solo el punto de partida de una conversación mucho más profunda. La ciudadanía no solo espera una fiesta vistosa, sino un Carnaval que recupere la mordiente, la participación callejera y la capacidad de sorprender que lo hizo grande.